Los piratas de las aguas de Somalia nada tienen que ver con el ron, las calaveras, Corto Maltés y todo el misticismo de las novelas del siglo XIX. Estos son bucaneros que gracias al precio barato de las armas y de la tecnología tienen la capacidad de asaltar un pesquero, o un yate de lujo francés.
A los que siguen la información sobre Somalía — la poca que llega — no les habrá sorprendido nada el secuestro del atunero Plaia Bakio. Ya contamos aquí que las aguas somalíes junto a las de Nigria , e Indonesa son las más peligrosas. Los asaltos a buques que pasan por esa zona son cada vez más frecuentes. Muchos de ellos no llaman la atención, porque los tripulantes pertenecen a terceros países y el asalto se resuelve llevándose dinero en metálico, víveres o parte de la mercancía. Pero ahora estamos ante un caso distinto, porque los secuestrados son españoles, y los bucaneros buscan un rescate.
Imagen del atunero Plaia Bakio
No es un problema nuevo, y el PNV ya pidió en varias ocasiones que la Armada estuviera presente — con una fragata o patrullera– en la zona para dar cobertura a la flota de atuneros que pescan por la zona, y que ahora se calcula en una veintena. Caso omiso porque aún no era un problema de opinión pública. ¿Lo será ahora?
El Gobierno ha reaccionado enviando a la fragata Méndez Núñez que hasta ahora estaba en el grupo británico del portaaviones británico “Illustrious” en su despliegue por aguas del Mediterráneo, Mar Rojo y Océano Índico, dentro del programa de intercambio de unidades, en el programa ORION 08. Una célula de crisis, presidida por el JEMAD, el general de Félix Sanz Roldán, se encarga de coordinar las operaciones, mientras buques de países de la OTAN que estaban más cerca se encargan del seguimiento hasta la llegada de la Méndez Núñez.
Lo más probable es que el secuestro se resuelva negociando con los captores, que posiblemente hayan aprendido de los errores de sus colegas con el yate francés. Por ello, una operación a lo Sarkozy es pcoo probable, porque España no tiene la presencia militar que tienen nuestros vecinos, aunque todo es ponerse. Enviar a una fragata es un buen paso. Le tiene que seguir lo que dice los manuales: el control de la información — proporcionando fotografías a los medios, vídeos, etc, como hicieron los franceses — y la centralización de la crisis, en una célula al más alto nivel.
Urge que la comunidad internacional haga algo en esa zona, ampliando la presencia militar en unas aguas que no puede controlar un gobierno que ni tan siquiera gobierna sobre su territorio. Existe presencia militar en la zona, tal y cómo recuerda el Tirador Solitario, pero el aumento de los ataques en la zona es la mejor prueba de que están a otra cosa: la cobertura de las campañas militares en Irak y Afganistán. Por tanto tiene que haber un despliegue militar específico para resolver este problema, agravado además porque los ataques se producen cada vez más en aguas muy alejadas de la costa (a unos 300 km), lo que significa que estos piratas tienen una infraestructura importante, basada en barcos nodriza desde los que lanzan los ataques con naves más pequeñas.
Por cierto, ya que Somalia estará de actualidad unos días, no estará mal recordará la pésima situación que vive: sólo el fin de semana pasado murieron 81 personas en los alrededores de la capital, en combates entre rebeldes, tropas etíopes y leales al gobierno ficticio.