Guerra y Paz

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Moeh Atitar de la Fuente

Periodista, fotógrafo y blogger. Más sobre el autor.

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Archive for the ‘Cultura’ Categora

Frase del día: “Fui yo quien abatió a Saint-Exupéry”

Saturday, March 15th, 2008

“Pueden dejar de buscar. Fui yo quien abatió a Saint-Exupéry”, frase pronunciada por el alemán Horst Rippert, de 88 años, y que el 31 de julio de 1944 abatió el Lightning 38 del escritor padre de Le Petit Prince.

La république des Livres, blog literario de Le Monde, titula: “Saint-Exupéry abatido por uno de sus lectores“.

En ese blog encontramos más detalles de ese día, en boca de quien disparó sobre el avión del literato francés:

Si lo hubiera sabido, no habría disparado. No sobre él (…) Me lancé en su dirección y disparé, no en el fuselaje, sino en las alas. Le toqué. El zinc se precipitó. Derecho al agua. Se estrelló contra el mar. Nadie saltó. El piloto, no le vi. Me enteré unos días después que era Saint-Exupéry. Esperé, y espero aún, que no fuera él. En nuestra juventud, lo habíamos leído todo de él, adorábamos sus libros. Sabía admirablemente describir el cielo, los pensamientos de los pilotos. Su obra ha suscitado la vocación de muchos de nosotros. Adoraba al personaje.”

Una de cine: En el valle de Elah

Monday, January 21st, 2008

“Solo los muertos han visto el fin de la guerra”, reza una frase atribuida a Platón. La guerra no termina en el campo de batalla, y acompaña al combatiente hasta el final de sus días.

En el valle de Elah no es una película sobre batallas en las calles de Bagdad; es una película sobre la situación en la que viven los soldados estadounidenses tras la vuelta de Irak. Y se acerca demasiado a la realidad como para convulsionar ciertas conciencias: leíamos hace unos días en el NYT como soldados veteranos de la guerra de Irak estaban implicados en más de 200 homicidios o intentos de homicidio en EE UU. Droga, alcoholismo, desintegración familiar y el infierno vivido en sus carnes son los catalizadores de estos desintegrados de la sociedad.

Le película se acerca aún más cuando ves que está basada en hechos reales: Richard Davis, un soldado de 19 años, fue asesinado en noviembre de 2003; su padre, un ex agente de policía se pone en marcha para investigar el asesinato de su vástago. Hoy, una fundación lleva su nombre.

Richard Davis, el soldado de 19 años en cuyo asesinato está basada ‘En el Valle de Elah’

A partir de esta historia, Haggis monta una especie de thriller sin mucha chicha, alegato en contra de la guerra y viaje al EE UU profundo, donde no faltan los bares de striptease con tetas al vuelo, las biblias en los cajones, armerías con recortadas en las vitrinas y las cafeterías de carretera, aunque por fin no hay ninguna camarera que se acerque al cliente para ofrecerle, cafetera en mano, un poco mas de agua con aspecto de café.

El director cuenta con tres pedazos de actores que hacen un papel soberbio: Tommy Lee Jones encarna el papel de padre, veterano del ejército – sirvió en la Policía Militar – que recorre varios estados en su pick up para ir a buscar a su hijo, desaparecido; Susan Sarandon interpreta a la madre atormentada que ve como sus hijos, siguiendo los pasos del padre se han alistado a servir en el ejército, y este papel – que la militante antiguerra de Irak borda – ya lo encarnó, si no me falla la memoria, en un corto en el que interpretaba a la madre de un soldados que esperaba noticias de él tras un atentado en la base de EE UU en Arabia Saudí donde estaba destinado; y la gran y bella Charlize Theron que vuelve a su moreno natural y su tez sin maquillaje para encarnar a una policía de la localidad donde está la base.

El viaje que realiza el padre no es solo en búsqueda de su hijo y consiguiente investigación criminal, sin que aparecezcan los chicos del CSI, otro cliché de los últimos tiempos. Es también un viaje a la debilidad del ensimismamiento estadounidense, que nada se cuestiona y todo se lo cree, que para ellos esa guerra solo existe en forma de noticias breves y análisis vistos y oídos a través de una televisión de los años 70, a través de la cual Bush y sus acólitos no paran de decir que lo que quieren es llevar la democracia a Irak y vencer al Mal con mayúsucula . El padre se cree lo que ve en esa televisión de viejos botones, y pasa de las lágrimas de su hijo que le llama desconsolado desde un lejano campamento.

Pero el infierno que vivió el hijo en la guerra queda recogido por los trozos de vídeos y fotografías recuperados de un teléfono “abrasado por el calor iraquí”, y que como en casos reales, se convierten en un transmisor de la realidad que ha visto el soldado, y que el padre ve con horror y arrepentimiento de no haberse dado cuenta antes de que su hijo no iba a ser un héroe y que lo que había vivido lo deshumanizó.

Todo ello concluye en un primer final esperado, con un patriotismo de rebeldía, en forma de bandera invertida, pero patriotismo al fin y al cabo: “esta nación necesita ayuda”. Y es un primer final, porque hay un segundo después de los créditos, que curiosamente es el único momento de alegato serio contra la guerra desde la perspectiva de las víctimas iraquíes, y no del trauma psicológico que viven estos chicos tras volver del infierno, que justifica en parte sus salvajadas por lo dura que es la guerra, las drogas y la tensión acumulada . Tendría el cine estadounidense también que ahondar más en sacudir las conciencias desde ese aspecto: el de las víctimas de esta guerra que han visto su país invadido y destrozado en pro de la democracia, y como se han cometido auténticas salvajadas por parte de la tropa estadounidense . Pero seamos realistas: les importa sus chicos y no a los que han torturado y asesinado. Esos han visto otro final de la guerra, adelantado, y sin posibilidad de narcotizarse y alcoholizarse para olvidar.

Un par de críticas: el guión falla en algunos aspectos, como los interrogatorios en los que el padre está presente. Hay un par de diálogos absurdos- “le dije que no comprara esos calcetines”-. A la película le sobran unos 15 minutos, porque una vez que se resuelve el caso en cinco minutos podía haber montado el show final. Y el título de la película – En el Valle de Elah, donde se enfrentaron David y Goliat -, tendría que haberse traducido como En el valle del Terebinto, para que sonora un poco más.

PS: no os perdáis la crítica de Tormento en Chiquiworld. Me la he leído una vez escrita ésta, para que no “contamine” mis opiniones. Y no puedo estar más de acuerdo.

El Trailer de la película

Ángel González

Saturday, January 12th, 2008

Muerte en el olvido

Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.

Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.

Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita…

Ángel González (Oviedo 3 de septiembre 1925 – Madrid, 12 de enero 2008)

‘Vida y destino’, el libro del año

Saturday, December 29th, 2007

Babelia publica hoy la lista de los diez libros del año, que “pretende ser una buena fotografía de una buena cosecha de libros“realizada por treinta críticos consultados por la publicación. Los diez primeros han sido seleccionados de una amplia lista (en pdf) de los libros editados en España durante este año.

En primer lugar está una exquisitez literaria: Vida y Destino, de Vasili Grossman, un escritor ruso, que está en la estela de los dos grandes novelistas rusos, Tolstoi y Dostoyevski, aunque muchos lo comparan más bien al primero, y compara Vida y destino con Guerra y Paz.

Esta comparación es a todas luces subjetiva, si bien es cierto que las dos obras comparten estructuras narrativas muy similares, como el mapa de personajes que circulan por sus páginas, y la concentración en un determinado personaje en cada momento. Pero Guerra y Paz pertenece a lo moderno del siglo XIX – innova pero no renuncia al folletín – y Vida y destino es plenamente del siglo XX, con una realismo encarnizado dentro de las tragedias que sacudieron al mundo entorno a la Segunda Guerra Mundial, desde el Holocaustro y los campos de concentración – es aterradora la descripción que hace de una gueto judío en Ucrania – , el totalitarismo nazi y soviético – la descripción del modo de vida burocratizado dentro de la URSS es gris, dramática y muchas veces angustiosa – y sobre todo la ruindad humana desencadenante de todas las tragedias.

Vasili Grossman 1945

Vida y Destino refleja sobre todo las vivencias del propio autor como corresponsal de guerra para los medios soviéticos ( Un escritor en guerra, recoge sus vivencias editadas por Antony Beevor) del que sin duda sacó vivencias para este novelón, donde refleja lo que el mismo llamó “la verdad despiadada de la guerra”.

La intrahistoria de una novela refleja muchas veces el peso que hay que darle: Grossman murió sin saber que su obra iba a ser publicada. Los dos manuscritos que tenía se los entregó a la KGB (o se la hicieron entregar), después de que su publicación en la URSS fuera prohibida, y eso que espero hasta la muerte de Stalin para intentar publicarla. Con la negativa del Partido Comunista, Grossman se resignó a no ver su novela publicada. Una tercera copia, rescatada con la ayuda de Andrei Sakharov, logró salir microfilmada de la URSS, y se pudo editar por primera vez en Suiza.

Rusia tendría que esperar hasta la llegada de Gorbachov para poder leer esta novela, que sin duda narra uno de los momentos más duros de su historia. Y en España, se publica ahora.
Lo bueno que tiene esta novela es que nos da una visión rusa de la Segunda Guerra Mundial, una guerra que ganaron, pero que la victoria no llegó a la población.

Es difícil seleccionar un fragmento de las más de cien páginas que compone la novela – edita en España por Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores y traducida por Marta-Ingrid Rebón -, pero este fragmento merece ser resaltado. Es una de las mejores descripciones de la guerra, de la batalla que uno puede encontrarse:

La percepción del resultado global de un combate que experimenta un soldado aislado de los otros por el humo, el fuego, el aturdimiento, a menudo resulta más justa que los juicios formulados por los oficiales del Estado Mayor mientras estudian un mapa.

  En el momento decisivo de la batalla se produce un cambio asombroso cuando el soldado que toma la ofensiva y cree que está próximo a lograr el objetivo mas alrededor, confuso, sin ver a los compañeros con los que había iniciado la acción, mientras el enemigo, que todo el tiempo le había parecido singular, débil y estúpido, de repente se convierte en plural y, por ello, invencible. En ese momento decisivo de la batalla – claro para aquellos que lo viven; misterioso y inexplicable para los que tratan de adivinado y comprenderlo desde fuera – se produce un cambio de percepción: el intrépido e inteligente «nosotros» se transforma en un tímido y frágil «yo», mientras el desventurado adversario, que se percibía como una única presa de caza, se convierte en compacto, temible y amenazador «ellos».

  Mientras rompe la resistencia del enemigo, el soldado, que avanza, percibe todo por separado: la explosión de una granada; las ráfagas de ametralladora; el soldado enemigo allí, tirando a resguardo, que ahora se echa a correr, no puedo hacer otra cosa que correr porque está solo, aislado de su cañón, a su vez aislado… de su ametralladora, igualmente aislada, del tirador vecino, igualmente aislado…mientras que yo, yo soy «nosotros» , yo soy toda la enorme infantería que marcha al ataque, soy yo esta artillería que me cubre, yo soy estos tanques que me apoyan, que soy esta bengala que ilumina nuestro combate común. Pero he aquí que, de repente, yo me quedo solo, y todo aquello que me parecía débil y aislado se funde en un todo terrible de disparos enemigos de fusiles, de ametralladoras, de artillería, y la fuerza que me había ayudado a vencer aquella unidad se desvanece. Mi salvación está en la huida, consiste en esconder la cabeza, poner a cubierto el pecho, la frente, la mandíbula.

  Y en la oscuridad de aquellos que se han enfrentado a un ataque repentino y que, al rpincipio, se sentían débiles y aislados comienzan a desmantelar la unidad del enemigo que se ha abatido contra ellos, comienzan a sentir su propia unidad, donde se encierra la fuerza de la victoria.

  En la comprensión de esta transición es donde reside lo que a menudo permite hablar de la guerra como un arte.

  En esa sensación de unidad y pluralidad, en la alternancia que va de la conciencia de la noción de unidad a la de pluralidad se encuentra no solo en la relación entre los acontecimientos durante los ataques nocturnos de las compañías y de los batallones, sino también el signo de la batalla que libran los ejércitos y pueblos enteros.

  Hay una sensación que los participantes en un combate pierden casi por completo: la sensación del tiempo. La chica que baila hasta la madrugada en una fiesta de fin de año no puede decir cual ha sido su sensación del tiempo, si ha larga o, por el contrario, corta.

De la misma manera, un recluso que haya pasado veinticinco años en cautividad en la prisión de Schlisselburg dirá: «Tengo la impresión de haber pasado una eternidad en esta fortaleza, pero al mismo tiempo me parece que sólo llevo en ella unas pocas semanas».

  La noche del baile estará llena de acontecimientos efímeros: miradas, fragmentos de música, sonrisas, roces, y cada uno de ellos pasará tan rápido que no dejará en la mente de la chica la sensación de duración en el tiempo. Sin embargo, la suma de estos breves acontecimientos engendra la sensación de un largo intervalo de tiempo que parece abarcar toda la felicidad de la vida humana.

   Al prisionero de Schlisselburg le ocurre al contrario: sus veinticinco años de cautiverio están formados de intervalos de tiempo separados, penosos y largos, desde el toque de diana hasta la retreta, desde el desayuno a la cena. Pero la suma de esos hechos pobres logran generar una nueva sensación: en aquella lúgubre uniformidad del paso de los meses y los años el tiempo se encoge, se contrae… Así nace una proximidad de percepción entre los concurrentes años. En ambos casos, la suma de acontecimientos engendra el sentimiento simultáneo de duración y brevedad.

  Más complejo es el proceso de deformación del tiempo referente a la percepción de la brevedad del mismo y su duración que se da en el hombre que vive un combate. Allí las cosas van más lejos, allí son incluso las primeras sensaciones individuales las que se ven deformadas, alteradas. Durante el combate los segundos se dilatan, pero las horas se aplastan. La sensación de larga duración se relaciona con acontecimientos fulminantes: el silbido de los proyectiles y las bombas aéreas, las llamaradas de los disparos y las explosiones.

  La sensación de brevedad se correlaciona con acontecimientos prolongados: cruzar un campo arado bajo el fuego arado bajo el fuego, arrastrarse de una guarida a otra. En cuanto al combate cuerpo a cuerpo, éste tiene lugar fuera del tiempo. Aquí la indeterminación se manifiesta tanto en los diferentes como en el resultado, la deformación afecta tanto a la suma como a los sumandos.

  Y de sumandos hay una cantidad infinita.

  La sensación de duración de la batalla está en conjunto tan profundamente deformada que se manifiesta con una total indeterminación, desconectada tanto de la duración como de la brevedad.

  En el caos donde se confunde la luz cegadora y la oscuridad ciega, el estruendo de las explosiones, el crepitar de las metralletas; en el caos que hace añicos la percepción del tiempo Krimov tuvo una intuición de una nitidez asombrosa: los alemanes habían sido arrollados, los alemanes estaban vencidos. Lo comprendió él, lo comprendieron los secretarios y los agentes de enlace que disparaban junto a él, por una sutil percepción interna.

 

Quien no la haya leído tendrá la suerte de descubrir por primera vez esta delicia de novela. Por si este post no os ha convencido, os recomiendo esta introducción publicada por New York Review Books (en pdf).

¿Y quién es este que canta?

Sunday, December 9th, 2007

Es un venerable hombre que es “enormemente popular y querido” en su país.

La respuesta, en Hablando dormido

Viajes con el cine a la guerra

Saturday, December 1st, 2007

Grandes viajes al corazón de la guerra es un reportaje de Guillermo Altares sobre ” las 16 mejores batallas” contadas en 16 películas. Algún cinéfilo echará de menos alguna.

Las flores de Harrison – incluida en la selección – me parece una de las mejores películas sobre reporteros de guerra, y algo tendrá que ver que esté basada en una novela (Le diable a l’avantage) de la reportera y fotógrafa de guerra Isabel Ellsen. El desembarco de Salvar al Soldad Ryan me parece buenísimo – aunque luego tengan la incorrección de lanzar morteros a golpes y sin saltar por los aire -. En Apocalypse Now, se pronuncia una de las frases míticas de la historia del cine bélico: “Hueles eso muchacho, lo hueles. Nada en el mundo huele así. No hay nada como el olor del napalm por la mañana”. Black Hawk derribado es quizá la mejor película de cine bélico hecha en los últimos diez años:

Así hasta 16 viajes al corazón de la guerra.

Persépolis, de Marjane Satrapi

Friday, November 2nd, 2007

Persépolises un comic donde la dibujante y escritora Marjane Satrapi cuenta su vida desde su infancia en Irán. Allí vivió las revueltas contra el tirano Shaa y la victoria de la revolución Jomeini, que vino a restringir aún más las libertades.

Lo bueno de Persépolis es que está contado con la inocencia de una niña, que ve como su realidad cambia. Los padres de Marjane deciden mandarla a estudiar al extranjero para que tenga un poco de libertad y mejor educación que la proporcionada en el Irán postrevolucionario que vive enfrascado en una cruenta guerra contra Irak. En Austria, Marjane se encontrará como extraña, lejos de los suyos, al tiempo que empieza los verdaderos descubrimientos de la vida, con unas palabras de su madre siempre presentes: “No olvides de donde vienes, cuales son tus raíces”.

Tras estudiar cuatro años estudiando en el extranjero, la joven Marjane vuelve al Irán donde la rebeldía no está permitida.

Persépolis pertenece a ese género de comic – si se puede hablar de género – en el que una vivencia personal transmite un hecho histórico. Sartrapi borda esta pretensión, y su lectura es adictiva.

Este cómic novelado se fue publicando en cuatro volúmenes entre el año 2000 y el 2003. Ahora ha sido adaptada al cine con un coste de unos cinco millones de euros, en un largometraje de dibujos animados. Sin haber visto la película aún, la mejor recomendación es que empiecen por el formato papel: será difícil que la película lo supere.

Una frase de la autora: “Si en los países musulmanes tratan de cubrir a las mujeres, en Ámerica tratan que parezca un trozo de carne”, en una entrevista el pasado 21 de octubre en el NYT (traducida en Entrecomics ).

MySpace de la película (y vale la pena verlo) .

Trailer de la película (en francés)

PSPA: Gracias por olvidártelo. El libro está a buen recuado 😉

Jonathan Littell: Entrevista a un escritor que no quiere ser entrevistado

Saturday, October 27th, 2007

De entrada, la portada de Babelia de esta semana parece un anuncio de Ralph Lauren, o de una gafas Ray Ban. Pero al leer la entrevista a Jonathan Littell, uno comprende que es esa la imagen que quiere trasmitir un escritor que quiere ser maldito, un escritor más chulo que un ocho y, que, con todo el derecho del mundo, no quiere conceder entrevistas pero las concede. Alguien que es más chulo que un ocho, que gana el Goncourt – el premio literario francés por excelencia – y no lo va a recoger.

P. ¿En qué anda metido ahora?
R. Pues en nada. Apenas tengo tiempo para concentrarme en cosas serias con todo esto.

P. Pero, ¿escribe?
R. No.

P. ¿No quiere escribir otra novela?
R. Ya veremos. Me paso la vida en cosas que me vienen de este maldito libro, estoy harto.

P. ¿Maldito libro? ¿Ya lo odia?
R. No, haberlo escrito, no. Pero todo esto. Repetir esta entrevista 30 o 40 veces…

P. No da muchas.
R. Demasiadas para las que yo concedería. No le veo sentido a no ser que surjan cosas nuevas. Hay que hacerlo, es parte de su trabajo también, deben vender periódicos, es puro comercialismo, no tiene nada que ver con otra cosa. He hecho algunas entrevistas interesantes en las que han surgido algunos elementos nuevos y entonces valen.

P. ¿En ésta ha dicho algo nuevo?
R. No.

P. Pues añádalo.
R. No tengo más que añadir.

Este es el final de una entrevista a un escritor que no quiere ser entrevistado, pero pese a todo algo contesta.

La Nobel de literatura

Thursday, October 11th, 2007

No he leído a Lessing, una autora más que engrosará la enorme lista de libros que quedan por leer. Me ha gustado cómo se ha enterado (o por lo menos cómo lo ha fingido): el periodista de Reuters le da la noticia a las puertas de su casa, mientras baja de un taxi, de vuelta de hacer la compra:

Video de Reuters.

Pavarotti ha muerto

Thursday, September 6th, 2007

Primera noticia que escucha uno nada más despertarse: Luciano Pavarotti ha muerto; un cáncer se ha llevado al tenor que volvió a hacer popular a la música. Suena tópico, pero su voz, nunca dormirá:

Nessum Dorma

Y con Chapman, cantando Baby Can I Hold You