Guerra y Paz

autor

Moeh Atitar de la Fuente

Periodista, fotógrafo y blogger. Más sobre el autor.

  • October 2024
    M T W T F S S
     123456
    78910111213
    14151617181920
    21222324252627
    28293031  
  • Buscar

  • CATEGORÍAS


  • ARCHIVO





  • ADMINISTRACIÓN

  • Instagram
  • Twitter

Archive for the ‘Historia’ Categora

Historia de una fotografía: Taxi al infierno

Friday, June 6th, 2014

Amanecer del 6 de junio de 1944. Soldados estadounidenses de la Compañía E, de la 16º DE infantería, perteneciente a la Primera División de Infantería, desembarcan en la playa de Omaha, Normandía. Empezaba la ofensiva terrestre de los aliados contra las tropas nazis. El suboficial de los Guarda Costas, el jefe de fotografía Robert F. Sargent, toma con su cámara imágenes del desembarco. El cuerpo de Guarda Costas de EEUU tuvo el papel crucial de conducir los buques anfibios desde los buques donde embarcaban los soldados, fondeados a unas millas de la costa, hasta la misma playa.

La fotografía.  Se ha hablado mucho de las 8 fotografías del desembarco de Robert Capa que sobrevivieron al mal hacer de un becario que las reveló mal [en la página de la agencia Mangum se puede ver una selección de las fotos de Capa en Normandia] . Pero pocas veces se menciona a Robert F. Sargent. El mismo Capa  le menciona con cierto desdén propio de su ego en sus deliciosas memorias sobre la II GM: “[Al llegar de vuelta a Wetmouth, Inglaterra] supe que el otro fotógrafo asignado a Omaha beach había vuelto hacía dos horas y que no pisó la playa: ni siquiera llegó a dejar el buque. Y ya iba camino de Londres con su impresionante triunfo”.

Los dos Robert había compartido el buque U.S.S Chase. Era lógico que el Robert F. Sargent corriera hasta Londres para hacer llegar las fotos del desembarco: la propaganda de guerra de los aliados requería fotos de la gesta.

Taxis to Hell – and Back – Into the Jaws of Death

Taxis to Hell – and Back – Into the Jaws of Death

 

Robert F.Sargent titulo la fotografía: “Las fauces de la muerte”. En el pie original se puede leer: “Invasores americanos corren por la rampa de una barcaza de desembarco de la Guarda Costera para vadear las últimas peligrosas yardas de la playa de Normandía. El fuego enemigo derribará a algunos de ellos. Su ‘taxi’ se alejará de la arena para volver a traer más pasajeros del buque de transporte de los Guarda Costas”.

El fotógrafo. Nada, salvo estas fotos, se sabe de Robert F. Sargent. Ni de antes ni de después del Día-D. Es extraño, en una sociedad como la estadounidense que rebusca en su historia reciente, no haya (o yo al menos o he encontrado) ningún rastro de este protagonista y notario directo de un momento histórico.

 

Heridos

Un soldado desembarca en el USS Chase, tras haber sido herido en la playa de Omaha.

 

Para mí, más allá de la historia, esta fotografía tiene un valor especial por esta portada. Cosa de editores gráficos.

Babelia

A la República se va con chófer

Monday, April 14th, 2014

Fueron muchos los hombres protagonistas de aquellas primeras horas decisivas tras la victoria republicana en las elecciones municipales, el 14 de abril de 1931. Pero quizá fue Miguel Maura, hijo del político conservador y monárquico Antonio Maura, quien más se metió en el papel de protagonista de la Historia. Miguel Maura, tras la dictadura de Primo de Rivera, había comenzado a distanciarse de la Monarquía y girado claramente hacia la República, sin desde luego abandonar su posicionamiento conservador. Formó parte del Gobierno provisional. Y este es su relato de cómo, ‘un señorito chulo’, como le definió Azaña, en un coche con chófer, acompañado de Largo Caballero, hizo los traspasos de poder de la Monarquía a la República por teléfono, en tres horas y “sin incidente alguno” en toda España:

Serían las seis cuando, convencido de la inutilidad de mis esfuerzos para convencer a mis compañeros de la urgencia de tomar el poder por nuestra propia cuenta aquella misma tarde, salí de la biblioteca y, atravesando el vestíbulo, subí los primeros peldaños de la escalera. Desde allí, dirigiéndome al público que llenaba la planta baja, pregunte en medio de un silencio absoluto:

– ¿Estáis dispuestos a venir conmigo a ocupar el Ministerio de la Gobernación?

El griterío fue tal que mis compañeros salieron precipitadamente de la biblioteca y… ya no pudieron volver a ella, arrastrados por la riada humana tras de mí y de los que conmigo salían a la calle, en busca de los coches.

Cogí del brazo a Largo Caballero, que era el único que había asistido a mi propuesta durante la discusión, y subimos a mi coche. Guiaba mi mecánico, Antonio Milla. A su lado se había sentado un ciudadano (para mí entonces) totalmente desconocido (que resultó ser su luego gran amigo Arturo Soria Espinosa ‘El Terremoto’, uno de los líderes estudiantiles de la época de la Dictadura). Detrás íbamos Largo Caballero y yo. No  me ocupé para nada de los que les ocurría a los demás, y como mi coche estaba en el zaguán interior del jardín, cuando salimos a la calle todavía andaban mis compañeros en busca de los vehículos necesarios. Ganamos con eso algo de tiempo, porque el peligro de quedar embotellados, si nos reconocían las muchedumbres que poblaban las calles a esa hora, era serio.

Sin dificultad, y gracias a ese detalle, llegamos cerca de la Cibeles. A partir de allí nos fue forzoso ir muy despacio, porque la calzada estaba repleta de gentes. Pronto nos reconocieron, y entonces empezó nuestro calvario. Tardamos cerca de dos horas en recorrer el trayecto de la calle Alcála que une al Plaza de la Cibeles con la Puerta del Sol, o sea poco más de un kilómetro. El gentío nos abría camino a fuerza de empujones y apreturas, pero a la vez se subían a los estribos y las aletas de mi coche, en forma tal que cerraban materialmente las ventanillas y dentro nos asfixiábamos. Hube de propinar, lamentándolo, sendos puñetazos en los estómagos de los que cubrían las ventanas, para poder respirar.

En la Puerta del Sol, la aglomeración desbordaba ya toda la medida imaginable (ver foto de Alfonso Sánchez). Las farolas, los tranvías, parados en medio de la Plaza, los balcones y los tejados eran ocupados por innumerables racimos humanos. El griterío ensordecía.
Los coches que conducían a mis compañeros tardaron aún en aparecer por la entrada de la Puerta del Sol que da a la calle Alcalá.

Según luego supe, Azaña, que venía con Casares Quiroga en uno de los últimos, iba refunfuñando malhumarado, diciendo que seríamos ametrallados por la Guardia Civil, que aquello era una locura y llamándome ‘señorito chulo‘.
Por fin, llegó mi coche ante la puerta principal del Ministerio. La puerta estaba cerrada.

En el balcón principal, con gran asombro mío, ondeó de pronto la bandera republicana. Eran Rafael Sánchez Guerra y el que iba a ser mi subsecretario Manuel Ossorio Florit, que habían entrado poco antes por una puerta de la calle Pontejos y, al ver que llegábamos, se apresuraron a izar la bandera. Ante la puerta cerrada sólo estábamos Largo Caballero y yo, rodeados, claro es, de una masa vociferante que pedía que abriesen las puertas.

De pronto, se abrieron estas de par en par, y apareció en el zaguán un piquete de la Guardia Civil cerrando el paso. Me cuadré delante de ellos, me descubrí y les dije:

– ¡Señores: Paso al Gobierno de la República! Los soldados, como si lo hubiesen ensayado previamente, abrieron el paso y, en dos filas, una a cada lado, prestaron armas.

Pasamos, saludando Largo Caballero y yo. Al llegar a la escalera principal, subí las escaleras de tres en tres, y fui directamente al despacho del ministro, que conocía bien de antaño. Allí me encontré con Mariano Marfil, amigo de siempre, y, repito, persona más que excelente. No había abandonado su puesto en los tres días transcurridos desde las elecciones, y noche y día había estado al pie del cañón, cumpliendo sus deberes. Me dirigí a él y le dije:

– Amigo Marfil: Aquí está usted de más desde este momento.
Me hago cargo perfectamente de ello y ahora mismo me marcho – y, en efecto, desapareció-.

Hubo de salir por la puerta trasera del edificio, porque las demás estaban abarrotadas de público.

Me arrepentí luego, y me he arrepentido varias veces más tarde, de la descortesía un tanto brutal con que traté en aquella ocasión a quien tanto respeto merecía por su conducta, y a quien tanto estimaba. Meses después, en extensa y cordial conversación con él en mi casa, solicité y obtuve su perdón, y reanudamos nuestra añeja amistad brevemente interrumpida.

Este fue, querido lector, el ceremonial del famoso ‘traspaso de poderes’ que nos habían anunciado los de la acera de enfrente, y que había provocado casi una batallas en el seno nuestro Gobierno Provisional. Diez palabras de cada lado bastaron, y en realidad sobraron, para tomar las riendas de un poder que yacía en el arroyo.

Tomé en el acto el teléfono, y ordené a la central del Ministerio que me fuera dando las provincias según fueran ellas saliendo. Los demás ministros, que iban llegando con infinitos apuros al Ministerio, se reunieron en el despacho del subsecretario.
En el acto empezó a sonar el teléfono. Uno a uno los gobernadores se ponían al aparato y el diálogo se repetía.

– ¿Quién está al aparato? – preguntaba yo imperiosamente-.
– Aquí el gobernador – contestaba una voz más o menos serena, según el grado de información del interfecto -.
– ¿El gobernador de la Monarquía? ¿No es eso?
– ¡Claro que sí! – decían unos, muy seguros de su prepotencia: otros, en cambio, vacilantes y como atontados –
– Aquí el ministro de la Gobernación de la República. Ahora mismo entrega usted el mando al presidente del Comité Republicano, y, en su defecto, al presidente de la Audiencia. Le advierto que le hago responsable personalmente de la menor resistencia y de cualquier demora en cumplir esta orden. ¿Estamos?

A veces, el diálogo seguía con preguntas atolondradas, o con vacilaciones más que explicables en quienes se veían, de pronto, no sólo destituidos, sino entregados inermes a las masas enemiga. Sólo uno, el de Huelva, pareció resistirse. La rociada que recibió de mí, que no fue menguada, bastó para calmarle. El cambio de autoridades de todas las provincias se hizo en menos de tres horas, por teléfono y sin el menor incidente en parte alguna de España. No hubo un solo herido, ni los gobernadores sufrieron el menor vejamen por parte de los republicanos.

La desmemoria del trabajo esclavo

Friday, January 24th, 2014

Brunete, 1939. Acabada la Guerra Civil, la dictadura franquista crea un sistema de redención de penas para presos políticos. El sistema es muy sencillo: mano de obra esclava a cambio de redimir las penas. Esa mano de obra será usada para reconstruir ciudades, pueblos, carreteras, ferrocarriles… Todos los datos que siguen los extraigo del ‘Víctimas de la Guerra Civil‘, coordinado por Santos Juliá. La idea se le ocurre al jesuita Pérez del Pulgar. No es baladí que la Iglesia se ponga al servicio del régimen en esto: había que redimir también la ideología de los presos, “la extirpación de las ideas marxistas en favor de las ideas católicas”. Se constituye así en octubre de 1938 El Patronato Central de Redención de Penas. En 1939; 12.781 presos fueron usados como mano de obra esclava; en 1943 ascendía a 44.925. A estos hay que sumar los llamados Batallones Disciplinario de Trabajadores, que ya usaron durante la fase final de la Guerra Civil a presos, y cuya cifra se sitúa en 87.589 trabajadores en 1938, sumar también los Trabajos en Regiones Devastadas (4.075 presos en todo el territorio nacional en 1943, y que no se disolvió hasta 1957) o las Colonias Penitenciarias Militarizadas.

Brunete fue en el verano de 1937 escenario de una de las batallas más cruentas de la Guerra Civil. Se calcula que más de 30.000 soldados de los dos bando perdieron la vida.  Acabada la Guerra Civil, fue reconstruido por el Servicio Nacional de Regiones Devastadas y Reparaciones. 367 presos fueron usados en esas obras, según datos del Ministerio de Justicia citados en este trabajo.

Brunete 2014. El alcalde de Brunete quiere que ese conjunto reconstruido en parte gracias a mano de obra esclava sea hoy declarado por la Comunidad de Madrid Bien de Interés Cultural. En la plaza, varias placas colocadas durante el franquismo recuerdan que fue el escenario de una gran victoria militar. No parece que se quiera recordar y reconocer el trabajo de presos esclavizados. Desconozco si hay en algún rincón de esa localidad algún reconocimiento a ellos. Los hay en pocas ciudades y localidades reconstruidas con sangre y sudor de estos hombres que fueron simplemente esclavizados.

La cámara que cambió el mundo

Thursday, June 6th, 2013

Hay cámaras que ha marcado hitos porque su invención supuso un cambio en la forma de contar. La primera cámara Kodak (1888) revolucionó la fotografía porque la hizo más accesible. El lema que acompañaba a esa caja negra era revolucionario: “Usted apriete el botón, nosotros nos encargamos del resto”. El usuario enviaba a la tienda su cámara Kodak, que era descargada y revelada. Había nacido la fotografía amateur.

Unos años más tarde (1913) se creó la primera cámara Leica, desarrollada por Oskar Barnack, mientras trabajaba en la industria de las lentes de Ernst Leitz. Barnack quería una cámara ligera para sus excursiones, y así creó la primera que usaba película de 35 mm en rollo para cine. Sin esa invención Robert Capa o Cartier Bresson habrían hecho otro tipo de fotografía.

“The Camera that Changed the World” es un documental de la BBC (2011) dedicado a otra cámara que revolucionó la forma de contar las cosas: una cámara al hombro (no muy pesada) que permitía grabar imágenes y sonido de forma sincronizada, al tiempo que daba inmensa capacidad de movimiento, sin necesidad de raíles ni tripodes. Solo fue posible gracias a la pericia de un equipo estadounidense — financiado por Time-Life — y de un ingeniero francés.

La primera grabación que hicieron en EE UU fue ‘Primary’, donde seguían a un entonces desconocido John F. Kennedy en las primarias de Wisconsin. Gracias al equipo ligero pudieron filmar de manera espontánea al candidato JFK, unas imágenes y planos inauditos hasta entonces, y que constituye el primer documental moderno.

Y aquí el documental de la BBC completo: “The Camara That Changed The World“. Una delicia.

Vía: Momentum Blog

Historia de una fotografía: Irving Penn, retratos en Marruecos

Friday, October 9th, 2009

Fotografiar un tarta puede ser arte“.”Muchos fotógrafos sienten que sus clientes son el sujeto. Mi cliente es la mujer en Kansas que lee Vogue. Trato de intrigarla, estimularla, alimentarla…El retrato riguroso no es la mayor alegría en el mundo para el sujeto pero puede ser enormemente interesante para el lector “

“A lo largo de los años he gastado miles de horas silenciosamente trabajando en los líquidos, preparando cada hoja como anticipación para conseguir la impresión perfecta”

“Me abalancé sobre él y le abracé. Para mi era el heroíco Chirico; para él yo era un extraño total, probablemente demente. Aún así, se mostró decidio y dijo, ‘Ven a casa y come con nosotros’. Durante dos días me enseñó Roma” ( sobre su encuentro con el artista Giogio de Chirico en Italia, donde fue conductor de ambulancia durante la Segunda Guerra Mundial)

Yo siempre me he situado ante el temor de la cámara. La he reconocido como el instrumento que es, parte Stradivarius, parte escapelo”

“Un buen fotógrafo es uno que comunica un hecho, toca el corazón, deja en el visor a una persona cambiada por haberlo visto. Es, en una palabra, efectivo”.

Estas son algunas frases que dijo Irving Penn a lo largo de su vida, y que se recogen hoy en los distintos obituarios. Se ha destacado su trabajo como fotógrafo de moda. Yo me quedo con su labor documental: en la década de los 50 recorrió varios países de África y América Latina haciendo impresionantes retratos. Gran parte — sino todas — las tomó usando al sol como única fuente de luz. Para ello construyó un estudio portátil, a base de lonas, que colocaba al aire libre y orientado siempre de tal manera que el sol le quedara a su espalda, iluminando de lleno al modelo. Hizo grandes retratos como estos, tomados en Marruecos:

Gripe

Monday, April 27th, 2009

Fotografía de una enfermera durante la gripe de 1918 (conocida como gripe española porque como España era un país neutral en la Primera Guerra Mundial, aquí la prensa fue la primera en informar sobre la enfermedad, cosa que no pasó en el resto de países en guerra, al estar sometida a censura). LIFE publica una serie de fotografías de aquella gripe, con motivo de los casos registrados de H1N1, “una situación muy grave pero con elementos tranquilizantes”.

Tampoco hemos cambiado tanto:

Policía de Seatle (1918) frente a policía de México (2009)

 

PS: Ya hay teorías conspiranoícas que señalan que el virus lo lanzó Al Qaeda sobre territorio mexicano para hacerlo llegar a EE UU; más: Obama saludó en su visita a México el pasado 13 a un arqueólo que unos días más tarde murió con síntomas parecidos a la gripe. Conclusión: hay gente muy, muy aburrida que se entretiene con guiones cde Hollywood.

Historia de una fotografía: Bismarck muerto

Thursday, August 28th, 2008

El personaje. 30 de julio de 1898: Otto Eduard Leopold von Bismarck ha muerto. Alemania pierde a su padre: a partir del reino de Prusia, Bismarck consiguió derivar la unión aduanera en la creación de un estado rompiendo la influencia de Austria en la Guerra austro – prusiana de 1866, y luego, con la guerra franco – prusiana de 1870, hacer demostrar de facto que era una potencia: el 18 de enero de 1871 Prusia unida a varios otros estados y excluyendo a Austria, se convierte en el imperio alemán, con Guillermo I como emperador. Nace Alemania.
En el plano interior, el conservador y nacionalista Bismarck aplasta a todo el movimiento de izquierdas, no solo prohibiendo las organizaciones políticas europeas, sino retándoles argumentos: Bismarck es también el padre de un sistema de seguridad social señalado como uno de los gérmenes del estado del bienestar.
Pero el mito también nace fuera: Bismarck establece un potente Ejército, al tiempo que establece varios pactos secretos con distintas potencias para evitar que la nueva Alemania tenga que vérselas en una guerra mundial en dos frentes: contra Francia y Rusia.

La fotografía y sus autores. Bismarck consiguió sobrevivir políticamente a varios emperadores. Pero la llegada al trono de Guillermo II — defensor de una política más expasionista — le aparta de la vida política en 1890 a los 75 años. En su retiro, dedica sus últimos años a escribir sus memorias; la muerte de su mujer, en 1894 es duro mazazo para el político. Los rumores sobre el estado de salud del canciller corren por Alemania. Su muerte iba a ser una noticia de primera plana . Es el fallecimiento  de un mito, y como tal, no puede haber imágenes de un mortal cualquiera. Así, solo los familiares y sirvientes más próximos tienen acceso al cadáver. La imagen de Bismarck es idealizada hasta en la muerte:

Pero la realidad es bien distinta y una fotografía lo atestigua. Max Priester y Willy Wilcke son dos fotógrafos de Hamburgo que han estado varios días esperando su muerte. Cuentan con la ayuda de Louis Sporcke, un guardia de la finca de los Bismarck, que avisa a los dos fotógrafos el 30 de julio de 1898 de que el ex canciller ha muerto. Los dos fotógrafos consiguen colarse con todo el aparatoso material por la ventana de la habitación del piso bajo donde descansan los restos mortales de Bismarck y toman esta fotografía:

Con la plancha de la fotografía en la mano, los dos fotógrafos no se les ocurre otra idea que poner un anuncio en el Tagliche Rundschau en busca de un medio para vender la exclusiva a precio de oro. Muchos ven en Priester y Wilcke el germen de los paparazzi, un término acuñado ya en el siglo XX, por Fellini en la Dolce Vita. Como era de esperar, los Bismarck interponen una demanda. Un tribunal de Hamburgo dicta sentencia el 18 de marzo de 1899: cinco meses de prisión para el trabajador de los Bismarck y nueve meses para cada uno de los fotógrafos, que durante el juicio intentan jugar la baza del interés  informativo de las fotografáis; la sentencia ordena la entrega y destrucción de todo el material.

Pero aveces los ayudantes hacen cosas con sentido: Otto Reich, realizó una copia para entergársela a Lovis H. Lorenz, quien la guardaría en su colección de fotografías. Hasta después de la Segunda Guerra Mundial ninguna publicación alemana se atreve a publicar su fotografía. Es en el número 50 de la revista Frankfurter Illustnerte, aparecido en 1952, cuando la macabra fotografía es vista por primera vez. La imagen logró más de cincuenta años más tarde mostrar a Bismarck como un mortal cualquiera.

La historia de esta fotografía aparece publicada en Photo Icons, de la editorial Tatchen. En éste link está el capítulo completo con más detalles de la historia de esta fotografía. La historia de como se intentó fraguar la exclusiva, en este otro artículo.

Magister dixit: live to fly, fly to live, do or die

Thursday, June 5th, 2008

2 de junio de 1940. Inglaterra protagoniza en Dunkerque la mayor evacuación militar de la historia, con más de 300.000 soldados franceses y británicos que cruzan el Canal de la Mancha para no caer en el aplastante avance que realizan las tropas alemanas procedentes de los Países Bajos y de las Ardanas. Es la derrota, la humillación, del Imperio Británico. Dos días más tarde, Churchill pronuncia su famoso discurso ante el Parlamento (We shall fight on the beaches).

Con un fragmento de este discurso empieza el tema Aces High de Iron Maden, que narra la historia de un piloto de la RAF en los cielos de Inglaterra donde se batalla por primera y única vez contra un enemigo: la Luftwaffe. “Vive para volar, vuela para vivir, hazlo o muere”, dice la letra.

El País, 3 de mayo de 1808

Friday, May 2nd, 2008

Me he entretenido mucho con el número especial de EL PAÍS, en el que simula cómo habría sido de haber existido aquel 2 de mayo de 1808.

En el número no falta ni siquiera el editorial: “Contra la invasión francesa todos estamos llamados a actuar como españoles. Pero, como españoles, no debemos perder de vista que el sentimiento indestructible que nos une es el rechazo de la invasión, o el acuerdo sobre el régimen político que queremos para nuestra patria na vez libre del invasor. La condena de quienes desean la reforma de España, aumentando su libertad y su progreso, parte de un equívoco monstruoso que teníamos que haber desterrado hace demasiado tiempo, pero mucho más en circunstancias tan dramáticas como las actuales. No nos hace españoles el hecho de profesar una religión ni tampoco la defensa de la monarquía absoluta; nos hace españoles el haber nacido en España y también el amor que le profesamos, cada cual desde nuestras creencias religiosas, cada cual desde nuestras ideas políticas.”  Tampoco falta la viñeta de Forges.

Por cierto, ¿celebraremos dentro de cinco años la vuelta de Fernando VII  y el tratado de Valençay? ¿Gritarán el calle nuestros políticos “¡viva las cadenas!”?

PS: Una recomendación para éste día patriítco: Un día de colera, de Arturo Pérez Reverte.

Luther King visto por Magnum

Saturday, April 5th, 2008

Ayer se cumplieron cuarenta años del asesinato de Martin Luther King Jr. Algunos ven en Obama el renacer del espíritu de este mítico defensor de los derechos civiles en EE UU.

La agencia Magnum publica en su web una selección de fotografías hechas entorno al Luther King.