El presidente venezolano, Hugo Chávez lo tenía todo calculado. No confirmó su participación en la cumbre iberoamericana hasta el último momento. Nada más aterrizar, provocaba con una canción a preguntas de la prensa: “No soy monedita de oro ‘pa’ caerle bien a todos”.
Chávez buscaba desviar el tema de lo que realmente está pasando en su país, donde se está viviendo una gran conflictividad social, por las reformas a medidas de sastre que está haciendo de la constitución, en un camino ya casi recorrido hacia la dictadura, en el sentido clásico de la palabra, y quizá pronto en el sentido más moderno.
El presidente venezolano llegaba a Santiago de Chile asegurando que se había entrevistado con un miembro de las FARC, lo que ya despertó, como es lógico, cierto recelo de Álvaro Uribe, solventado en una reunión entre los dos mandatarios.
No era ni mucho menos suficiente. Por eso puso en su objetivo a Aznar, ex presidente del Gobierno español, al que llamó “fascista”. Sabía el presidente Chávez que estas palabras tenían que tener una respuesta de la delegación española, porque se estaba refiriendo no al Aznar conferenciante, sino al Aznar presidente del Gobierno, al que acusó de apoyar la intentona golpista de 2002. El presidente venezolano demostraba su falta de modales, confundiendo un foro como una Cumbre Iberoamericana con su programa de televisión. Y no ha sido la primera vez: en Nueva York, en la sede de la ONU, olvidándose de la mínima etiqueta y del formalismo que exigen estos foros, llamó diablo al presidente Bush.
Pero Chávez no solo atacó al ex presidente del Gobierno, sino que fue contra los empresarios españoles – en especial al presidente de la CEOCE – al que también acusó de apoyar el golpe. Poco antes, los empresarios habían pedido seguridad jurídica. En este ataque contra la patronal española halló en el presidente argentino, Néstor Kichner: “Los empresarios españoles me corrían por todos lados y yo no tuve más remedio que pelear”, aseguró el presidente argentino en su discurso de despedida a sus homólogos.
Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, también se unía a los ataques, personificados contra la eléctrica Unión Fenosa: “Esa empresa española llega a Nicaragua a ayudar, decía, a que la energía llegue a todo el país, se va a controlar el precio y todo lo demás. Llegó con los Gobiernos peleles, nosotros no le hubiéramos dejado entrar a Unión Fenosa, no le hubiéramos entregado la distribución”.
Entre bambalinas, el Gobierno español, a través del ministro Moratinos, expresó el “malestar” por estas declaraciones. Chávez sabía que iba en buen camino en su provocación, cuando el propio Monarca Don Juan Carlos le trasmitió que le parecía poco ético estas descalificaciones.
Faltaba la traca final, porque lo que buscaba Chávez es que se hablara de otras cosas, de emborronarlo todo, y ser el protagonismo, aunque sea con el uso de la malas formas. En la clausura Chávez insistía aún más, con el rifirrafe final:
-Zapatero: “Estamos en una mesa donde hay gobiernos democráticos, que representan a sus ciudadanos en una comunidad iberoamericana que tienen como principios esenciales el respeto. Se puede estar en las antípodas de una posición ideológica, no seré yo el que esté cerca del ex presidente Aznar, pero el ex presidente Aznar fue elegido por los españoles, y exijo, exijo…
-Chávez: Dígale a él que respete.
[El Rey se asoma y señala a Chávez con el dedo: “¡Tú!”]
-Zapatero: Exijo que tú…, un momentín…
-Chávez: Dígale lo mismo a él.
-Zapatero: Exijo ese respeto, por una razón, además…
-Chávez: Dígale lo mismo a él, presidente.
-Zapatero: Por supuesto, por supuesto…
-Chávez: Dígale lo mismo a él…
-Rey: ¿Por qué no te callas?
-Bachelet: Por favor, no hagamos diálogo, han tenido tiempo para plantear su posición, presidente, termine.
-Chávez: Podrá ser español el presidente Aznar, pero es un fascista y es un …
-Zapatero: Presidente Hugo Chávez, creo que hay una esencia y es que para respetar y para ser respetado, debemos procurar no caer en la descalificación. Se puede discrepar radicalmente de las ideas, denunciar los comportamientos, sin caer en la descalificación. Lo que quiero expresar es que es una buena forma de poder trabajar entendernos en favor de nuestros pueblos, que nos respetemos, a los representantes democráticos, y pido, presidenta Bachelet, que ésa sea una norma de conducta en un foro que representa a los ciudadanos, que respetemos a todos nuestros dirigentes, a todos los gobernantes y ex gobernantes de los países que formamos esta comunidad.Creo que es un buen principio y deseo fervientemente que ése sea un código de conducta, porque las formas dan el ser a las cosas, y se puede discrepar radicalmente de todo respetando a las personas, ése es el principio para que uno luego pueda ser respetado. Estoy seguro que toda esta mesa y todos los latinoamericanos quieren que todos los gobernantes democráticos (…) seamos respetados, hoy [alza la voz] y mañana, aunque discrepemos profundamente de las ideas que tengamos.
[aplausos]
-Chávez: El gobierno de Venezuela se reserva el derecho a responder cualquier agresión en cualquier lugar, en cualquier espacio y en cualquier tono.
Faltaba el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega que en su clausura acusa de nuevo a Aznar y a su Gobierno de apoyar reuniones de la oposición en la embajada española para derrocarle. En ese momento – al parecer en un gesto pactado con el Gobierno – el Rey se ha ausentado de la sala en muestra de su malestar.
El presidente del Gobierno, poco antes de partir hacia Argentina, ha realizado una declaración a la prensa en la que se ha mostrado aún más contundente: “Espero que sea la última vez”.
Mientras, en el frente nacional, el PP no ha desaprovachado la ocasión: “Una vez más, ha tenido que ser el Jefe del Estado el que, con su actitud de firmeza, buen juicio y servicio al Estado, ha sabido dar una respuesta adecuada a los gravísimos insultos que estaban recibiendo todos los españoles a través de la boca de Hugo Chávez”, ha asegurado Eloriaga, el responsable de comunicación del Partido Popular. Y Llamazares, coordinador general de IU, ha calificado la actitud del Rey como “excesiva” y “no muy afortunada”, al tiempo que ha asegurado que “lo que hace Chávez es decir la verdad”, en cuanto a la implicación del gobierno presidido por Aznar en el golpe de Estado contra Chávez.
Aznar, por su parte, ha llamado por teléfono tanto al Rey como al Presidente del Gobierno para agradecerles el apoyo.
Chávez ha conseguido su objetivo. Mañana poco se hablará de los acuerdos de esta Cumbre, donde España ha tenido un especial protagonismo. Unos hablarán de la tibieza del Gobierno, otros de la buena reacción . Pero una cosa tiene que quedar clara (actualización lo que viene tiene un tono jocoso, y con el señor Aznar se puede mete quien quiera) : como ha dicho Sardá en el programa La Noria, “con Aznar sólo nos metemos los españoles”.
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