Guerra y Paz

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Moeh Atitar de la Fuente

Periodista, fotógrafo y blogger. Más sobre el autor.

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Un típico caso de propaganda

Moeh Atitar de la Fuente - Sunday 15 de September de 2013

Llego a este información: “Arabia Saudí envió a 1.200 condenados a muerte a la guerra de Siria“. Me sobresalto. Arabia Saudí es uno de los países que más aplica la pena de muerte y de manera más cruel si cabe. Busco datos de cuántos presos hay ahora en el corredor de la muerte, porque la cifra es más que disparatada. Hay en estos momentos unos 147 según esta ONG. La información ya es falsa.

Sigo leyendo la información:

“Según un memorándum secreto, Arabia Saudí ha enviado unos 1.200 condenados a muerte de varias naciones a luchar contra el régimen de Al-Assad en Siria a cambio de conmutar sus condenas, según informa la Agencia Internacional de Noticias Siria”

Primera fuente de esta falsa noticia: “un memorándum secreto”. ¿Y quién lo dice? “La Agencia Internacional de Noticias Siria”. Rastreamos un poco, y nos encontramos esta otra información. No es la Agencia Internacional Siria, sino la Agencia Internacional ASIRIA. Y vamos ya por curiosidad de ver el origen de la noticia, a la agencia en si. Lo mejor de todo es que este teletipo, estrambótico, sin fuente alguna, todo secreto y anónimo, es de enero pasado. Uno se pregunta: ¿y por qué no salen por patas una vez llegan a Siria? El teletipo tiene la respuesta: los saudíes tienen secuestradas a todos los miembros de su familia, así que no les queda otra que ponerse a dar tiros en una guerra ajena. Se olvidan que Arabia Saudí tiene una dura política migratoria, que hace imposible que esos 1.200 extranjeros tuvieran todos a sus familias en el país.

Hay una base fundamental para la propaganda: hinchar las cifras. Mucho. Si hubieran dicho 120, aún podía colar, pero no es tan llamativo como 1.200.  La noticia original habla de 1.239. Inconscientemente, al ver ese 39, tendemos a creer que es precisa. Y si encima hay un documento redactado con membrete como prueba fehaciente, pues mejor que mejor.

Dicen que la primera víctima de la guerra es la verdad. Los periodistas, muchas veces de manera inconsciente, nos convertimos en colaboradores necesarios de ese homicidio.