Si el calendario que anunció ayer Barak Obama se cumple, EE UU habrá dejado de tener tropas en Irak a finales de 2011, ocho años después de que el presidente anterior decidiera invadir el país árabe. La retirada, como ya se había filtrado, reducirá los 145.000 efectivos desplegados hasta 50.000 soldados para el verano de 2010. Ésta “fuerza residual” se encargará de operaciones especiales y de entrenamiento de tropas iraquíes. Cuando irrumpa el 2012 — quién sabe si con la reelección de Obama en el bolsillo — EE UU habrá dejado de tener una tropa de invasión en Irak. La noticia ha sido bien recibida por los republicanos — McCain dice que es razonable –, por el Gobierno iraquí, y sobre todo por la administración anterior, que asegura que esto solo ha podido ser posible gracias al aumento de tropas a principios de 2007 — the surge — y al establecimiento de un principio de acuerdo de retirada que Bush firmó el día del zapatazo. Como deferencia hacia el ex presidente, Obama le llamó antes de dar el discurso para comunicarle las cifras y fechas definitivas.Las críticas al plan de retirada llegaron — antes del discurso — de las filas demócratas: consideran que esa fuerza residual es demasiado numerosa, y que Obama se ha plegado a las peticiones de los militares, a la largar unos meses su promesa electoral de retirada. Mucho habrá tenido que ver la opinión de Robert Gates, único secretario que ha heredado Obama de la administración Bush, y alto mando. Durante el discurso Obama mencionó en siete ocasiones Afganistán. Hay un párrafo significativo:
Hemos tenido también en cuenta la simple realidad de que América no puede permitirse ver Irak aislado de otras prioridades: nos enfrentamos al desafío de volver a centrarnos en Afganistán y Pakistán; [nos enfrentamos] a aliviar la carga en nuestros militares; y a reconstruir nuestra economía en apuros — y estos son los desafíos que tenemos que enfrentar.
Y es significativo por dos razones: Obama reconoce el coste que supone tener a 145.000 efectivos en Irak; que si los tiene en Irak, no puede atender a Afganistán, donde el terreno se está perdiendo; y finalmente pone el foco militar ya no solo en Afganistán, sino también en Pakistán.El discurso de retirada fue acompañado de una entrevista en la PBS (televisión pública) en la que quiso enfatizar:
“Una de las cosas que tenemos que comunicar en Afganistán es que no tenemos interés o aspiraciones para estar allí en un largo término (…) Hay una larga historia, como usted sabe, en Afganistán de rechazar lo que es visto como una fuerza de ocupación y tenemos que ser conscientes de esta historia cuando pensamos en nuestra estrategia”.