Blackwater hace las maletas en Irak
Moeh Atitar de la Fuente - Saturday 31 de January de 2009
El pasado jueves llegaba una noticia cantada: el Gobierno iraquí decidía no renovar el contrato que heredó de EE UU con Blackwater, la empresa de seguridad que ha simbolizado la cara visible de la privatización de las guerras actuales. La firma proporcionaba parte de la seguridad de la Zona Verde, que volvió a ser territorio soberano iraquí en 2009. La decisión estaba cantada porque la imagen de los mercenarios había quedado ya del todo hundida cuando protagonizaron un tiroteo en el que murieron 19 personas en septiembre de 2007. Entonces, el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, había calificado el hecho de “masacre”, y había pedido la salida de los chicos de Blackwater de su territorio. Cinco de los mercenarios implicados en el tiroteo serán juzgados en enero de 2010 por un tribunal en EE UU. Uno de ellos ya ha reconocido su culpabilidad.
El anuncio de Al Maliki llegó a tres días de unas elecciones provinciales (que se celebran hoy) donde se va a ver qué formación cuenta con más apoyo, más que del reparto de poder local. El Gobierno iraquí no podía mantener esa herencia con una empresa que simboliza parte de la invasión de su propio país, y la percepción de expolio, con los contratos millonarios que se había suscrito, no solo con Blackwater, sino con una rista de otra empresas.
En éste panorama faltaba por ver cual iba a ser la decisión del Gobierno de EE UU con relación a Blackwater en Irak. La firma de seguridad privada se encargaba de la custodia de funcionarios del Departamento de Estado en sus traslados por Irak. Se vanagloriaba de su saber hacer al repetir hasta la insistencia que ninguno de sus custodiados había sido asesinado bajo su paraguas. Blackwater ya no tendrá ningún contrato de seguridad con EE UU en Irak. Queda por ver aún cuándo será efectiva la decisión, aunque se estipula que habrá un periodo de transición.
Pero la administración Obama no rompe con los contratistas en general, ni tampoco con Blackwater en particular. Estas firmas — Blackwater incluida — seguirán trabajando para EE UU en otras partes del mundo, especialmente en Afganistán, donde la nueva administración parece haber puesto el foco. Queda por ver quién se encargará de la seguridad de los diplomáticos estadounidenses en Irak una vez Blackwater se haya marchado.
Las compañías de seguridad privada existían antes de la administración Bush, pero con ella se han hecho más visibles y sobre todo se ha instalado la percepción de que son imprescindibles en los conflictos actuales. La privatización de la guerra ya no se disimula.
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