Hasta 700.000 polacos están obligados a conseguir, desde hoy, su certificado de limpieza política. Periodistas, funcionarios, directores de escuela y profesores universitarios, nacidos antes de 1972, tienen dos meses para confesar si colaboraron con los servicios secretos del régimen comunista que gobernó el país hasta 1989. El Instituto de la Memoria Nacional -utilizado por el Gobierno para su campaña de depuración ideológica anticomunista- cotejará los datos con los archivos de la antigua policía política. Los ciudadanos que no envíen su currículo o mientan sobre su pasado habrán cometido un delito, y se les puede prohibir que ejerzan su profesión 10 años. Los críticos esperan que el Tribunal Constitucional paralice la ley.
Inicio del artículo altamente recomendable de Crisitina Galindo en El País de hoy.
Los gemelos Jaroslaw y Lech Kaczynski, primer ministro y presidente de Polonia. En el año 89 por lo menos uno de ellos tenía la deferencia de dejarse bigote para distinguirse del hermano.
El tiempo de la caza de brujas comunistas ha vuelto. Y ha vuelto a Polonia, un país que esta gobernado por dos hermanos gemelos – Lech y Jaroslaw Kaczynski, supongo que intercambiándose continuamente el papel de presindente y primer ministro – que han dicho por sus boquitas que la pena de muerte no está nada mal, el aborto ni mencionarlo y se apuntan al creacionismo, tachando a Darwin de mentiroso y esas cosa. Más o menos esa es la Polonia que tenemos de socia en la Unión Europea, que si pudiera, vetaría hasta la temperatura del aire acondicionado de las instituciones europeas -por cierto, esto de vetar que pronto lo han aprendido los nuevos socios-.
Estoy convencido de que hay polacos estupendamente democráticos, en nuestros estándares europeos, porque esto de la democracia cada día se parece más a un elástico donde cabe todo.
PS: una curiosidad: no confundir a los gemelos Kaczynski con el psicópata estadounidense que enviaba cartas bomba, conocido como Unabomber, también de origen polaco