Guerra y Paz

Y no ha sido por voluntad propia, sino para acallar los rumores difundidos por Internet sobre las tretas que la candidata del Partido Socialista Francés y de su compañero, François Holland, también secretario de la formación, supuestamente hacían para eludir el pago de un impuesto que grava a las fortunas que sobrepasan los 760.000 euros.
Finalmente la candidata y su pareja pagan dicho impuesto y de tratas nada de nada; el patrimonio de la candidata engloba su parte de la vivienda familiar, valorada en unos 197.000 euros y una casa en los Alpes marítimos con un valor actual de 108.000 euros.
Este alarde de sinceridad patrimonial ha hecho que todos los demás candidatos a la Presidencia hagan lo mismo. Su rival, Sarkozy, portavoz mediante, ha declarado que el también paga Impuesto Sobre la Fortuna, y que en breve haría publica su declaración patrimonial pública. De momento, gracias a que es el último candidato presentado, recorta distancias a Ségolène Royal: hace dos meses un 68 % de los encuestados estaba dispuesto a votar a Royal. En el último sondeo, hecho público hoy, esa predisposición baja hasta el 58%.Veremos el impacto que tendrá en los sondeos la batalla del patrimonio.
Paremos a pensar en dos aspectos de estas informaciones: por un lado el papel que Internet ya está jugando en las campañas políticas, donde la difamación, amparada en el anonimato, se produce con mayor rapidez. Ello hace que los asesores de comunicación tengan que reconfigurar sus tácticas con mayor rapidez y de paso devolver el golpe al rival: los royalistas calcularon que si hacían público el patrimonio de su candidata, el problema lo iba a tener Sarkozy, que cuanto más tarde en hacer público su patrimonio mejor para Royal.
Y el segundo aspecto: ¿por que los políticos, a todos los niveles, no se les obliga por ley a hacer una declaración pública y detallada de su patrimonio? Aqui, hace un año, el diputado Rafael Estrella fue todo un ejemplo que, lamentablemente, pocos o nadie lo secundó.