Guerra y Paz

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Moeh Atitar de la Fuente

Periodista, fotógrafo y blogger. Más sobre el autor.

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Archive for the ‘Fotografía’ Categora

Apaga y vámonos

Wednesday, August 21st, 2013

Leo con retraso esta noticia: “Los errores del abuelo fotógrafo“. No salgo de mi asombro. Los duques de Cambridge han distribuido un par de fotos en las que posan con su vástago, futuro rey, que con la longevidad que les caracteriza ya puede esperar la pobre criatura a tener un trabajo. Las fotos son un horror: a contraluz, pésima composición, gestos cercanos a la desgana y unos perros que parecen un trofeo de caza más que otra cosa. ¿La razón? El fotógrafo es suegro y abuelo de los futuros reyes, y claro… En The Guardian las califican directamente de ‘desastre’ y se han marcado este gráfico explicativo:

Es significativo que una institución como los Windsor tiren de un aficionado para hacer y distribuir unas fotos que medio mundo está esperando (y el otro medio se mueve entre la crítica y la indiferencia). Significativo porque el poder siempre ha necesitado de la imagen para proyectarse. Por eso siempre en las cortes y palacios (reales o republicanos) han pasado los mejores artistas para inmortalizar (y proyectar) la imagen de los poderosos.

Solo un ejemplo: Cecil Beaton fue el fotógrafo de la Reina Isabel II en sus primeros años. Inmortalizó, por ejemplo, las primeras fotos del príncipe Carlos. Las diferencias son abismales con las que ha hecho el abuelete Midelton.

La reina Isabel II de Inglaterra con el príncipe Carlos (Foto: Cecil Beaton)

La reina Isabel II de Inglaterra con el príncipe Carlos (Foto: Cecil Beaton)

La reina de Inglaterra posa con el príncipe Andrés (Foto: Cecil Beaton)

La reina de Inglaterra posa con el príncipe Andrés (Foto: Cecil Beaton)

Cualquiera puede hacer una foto. O dicho de otra manera: a cualquier cosa le llamamos fotos. Seguro que los sesudos asesores de comunicación han considerado que el personal se iban a poner tiernos al ver las fotos hechas por el abuelo. Menos mal que la prensa inglesa le ha sacado los colores.

Ps: gracias a ‘Patricia M.’ por corregirme unas erratas. Es un lujo tener lectores así.

100 retratos antes de morir

Tuesday, July 30th, 2013

En 2011 el fotógrafo  Giles Duley pisó una mina en Afganistán. Solo se salvó de la explosión su mano derecha. Durante los 46 días que estuvo más allá que aquí imaginó los retratos que quería tomar antes de morir. 30 operaciones y una dura rehabilitación después, Duley se puso en marcha. En 100portraitsbeforeidie.co.uk podemos seguir la evolución de esos retratos.

En este vídeo se puede ver la sesión que le hizo al médico italiani Gino Strada, un pacifista y filántropo que lleva décadas trabajando en Afganistán y al que conocí hace unos años en Madrid.

El fotógrafo Giles Duley

El fotógrafo Giles Duley


Vía| AphotoEditor

Un anuncio en nombre de un muerto

Wednesday, July 24th, 2013

Mi amiga Cristina, publicista incansable, me pasa este anuncio de la la Leica M-Monochrom:

Leica Alma from Sentimental on Vimeo.

El anuncio es bueno. Conmueve incluso. Se llevó cinco Leones en el Festival de Cannes de publicidad.

No habla de nadie en concreto, pero retrata a la perfección a Robert Capa: una mina se llevó por delante al reportero húngaro en los inicios de la guerra de Indochina, mientras seguía a tropas francesas.

Es cierto que Capa usó una Leica durante la Guerra Civil Española. Era la 35 mm por antonomasia. Pero cuando estalló la Segunda Guerra Mundial Capa ya estaba disparando con una Contax. Aquel 25 de mayo de 1954 el fotógrafo portaba una Contax y una Nikon S, con la que tomó su última fotografía. Ni rastro de la Leica M en su mochila.

Todos asociamos a Capa a la marca Leica, y esa es la trampa de este anuncio. Podrían excusarse diciendo que no mencionan a Capa, pero ‘oro parece, plátano es’.

Con independencia de que se refiera el anuncio a Capa, es banal que usen a un muerto para vender la reencarnación de una cámara. Gracias por conmover, pero la muerte de alguien debe de ser algo que no sirviera para vender nada. Ni siquiera una Leica.

La cámara que cambió el mundo

Thursday, June 6th, 2013

Hay cámaras que ha marcado hitos porque su invención supuso un cambio en la forma de contar. La primera cámara Kodak (1888) revolucionó la fotografía porque la hizo más accesible. El lema que acompañaba a esa caja negra era revolucionario: “Usted apriete el botón, nosotros nos encargamos del resto”. El usuario enviaba a la tienda su cámara Kodak, que era descargada y revelada. Había nacido la fotografía amateur.

Unos años más tarde (1913) se creó la primera cámara Leica, desarrollada por Oskar Barnack, mientras trabajaba en la industria de las lentes de Ernst Leitz. Barnack quería una cámara ligera para sus excursiones, y así creó la primera que usaba película de 35 mm en rollo para cine. Sin esa invención Robert Capa o Cartier Bresson habrían hecho otro tipo de fotografía.

“The Camera that Changed the World” es un documental de la BBC (2011) dedicado a otra cámara que revolucionó la forma de contar las cosas: una cámara al hombro (no muy pesada) que permitía grabar imágenes y sonido de forma sincronizada, al tiempo que daba inmensa capacidad de movimiento, sin necesidad de raíles ni tripodes. Solo fue posible gracias a la pericia de un equipo estadounidense — financiado por Time-Life — y de un ingeniero francés.

La primera grabación que hicieron en EE UU fue ‘Primary’, donde seguían a un entonces desconocido John F. Kennedy en las primarias de Wisconsin. Gracias al equipo ligero pudieron filmar de manera espontánea al candidato JFK, unas imágenes y planos inauditos hasta entonces, y que constituye el primer documental moderno.

Y aquí el documental de la BBC completo: “The Camara That Changed The World“. Una delicia.

Vía: Momentum Blog

El vídeo mató a la fotografía

Friday, May 31st, 2013

El Chicago Sun-Times ha despedido a todo su departamento de fotografía. 28 personas que de un día para otro les han dicho que ya no sirven, que ya no valen, que gracias por venir, pero que ya no vuelvan más.

El periódico ha dado esta explicación:

“The Sun-Times business is changing rapidly and our audiences are consistently seeking more video content with their news. We have made great progress in meeting this demand and are focused on bolstering our reporting capabilities with video and other multimedia elements. The Chicago Sun-Times continues to evolve with our digitally savvy customers, and as a result, we have had to restructure the way we manage multimedia, including photography, across the network.”

El axioma es muy sencillo: la fotografía no da dinero fácil y el vídeo sí. Cada vez que nos ponemos a ver un vídeo, le precede un anuncio: caja. Si vemos una fotografía el anuncio no está ‘pegado’: no hay caja. La foto exige un mínimo de calidad, pero en vídeos es más laxa ¿Para qué vamos a pensar en dar algo de calidad si el anuncio, el ingreso, viene antes de la visualización y aquí el público parece que se lo traga todo? Intenten acordarse del último vídeo de calidad que han visto en una web.

Con el objetivo de querer hacer más caja, el Chicago Sun-Times ha hecho lo más coherente: ¿para qué quiero a 28 trabajadores en plantilla si lo que me da dinero me lo hace cualquiera, barato, de cualquier manera y encima tengo un ingreso inmediato?

Los departamentos de fotografía de los periódicos van a sufrir una suerte parecida a la del Chicago Sun Times, salvo aquellos que tengan una buena dirección y buen criterio.  Tener fotógrafos de plantilla supone poder apostar por un tema que las agencias no te brindan y poder hacer enfoques más atrevidos. Los jefes tienen que pensar y dirigir.

Pero también hace falta una plantilla de fotógrafos nada acomodaticia y que sepa que su trabajo hoy más que nunca debe de tener un valor por si mismo y no ser una simple foto bonita que acompaña a un texto. Deberían sacudirse ese complejo de no ser redactores y al tiempo asumir que tienen que hacer cosas de redactores, tan básicas como documentarse en profundidad sobre un tema más allá de las necesidades de un pie de foto.

La calidad tampoco va unida a la relación contractual que mantiene el fotógrafo con una publicación: conozco a fotógrafos de plantilla que son un desastre y fotógrafos freelances que son unos fuera de serie, precisamente porque sus ingresos dependen de la calidad de su trabajo.

El vídeo mata a la foto, pero solo es por la ineptitud de quien hace dejación en la dirección de los departamentos de fotografía y la vida acomodaticia de muchos. Esto está en continuo cambio, pero parece que algunos no se han enterado.

Annie Leibovitz, premio Príncipe de Asturias

Thursday, May 23rd, 2013

Una fotógrafa se alza con el premio príncipe de Asturias de la Comunicación y Humanidades. En la terna se la jugaba con la agencia Magnum y la periodista Amanpour. Quizá hayan hecho mucho más por la (buena) comunicación y la humanidad(es) la agencia y la periodista que esta artista, pero los premios jurados son, y así justifican el galardón:

La estadounidense Annie Leibovitz ha sido una de las dinamizadoras del fotoperiodismo mundial y es una de las fotógrafas más respetadas en Europa y América. Tras una etapa como reportera que finalizó en la Guerra del Líbano, ha firmado decenas de portadas de las revistas más prestigiosas y se ha consagrado con instantáneas y retratos que reflejan una época de la política, la literatura, el cine, la música y el deporte a través de sus protagonistas.

A Leibovitz le podían haber dado el Príncipe de Asturias de las Artes perfectamente (Sebastián Salgado, otro fotógrafo mediático y estrella, se lo llevó en 1998), por la segunda parte de su trayectoria. La fotógrafa cambió de estilo con el nuevo siglo, quizá al abrazar y bien abrazado las posibilidades de la fotografía digital: sus fotos de los últimos 15 años son una feria, un artificio, un cuadro, una ñoñería y todo un arte puesto al servicio del star system Vanity Fair mediante. Es una artista al modo de Rembrandt, con un gran taller detrás con el que trabaja para ella dejar su sello.

 

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Annie Leibovitz, retratada por Marisa Florez.

Fotográficamente – y alejado del arte, porque la fotografía no puede ser arte, pero ese es otro cantar – me interesa la Annie de carrete, de fotografía analógica que se resume en la pura sencillez, donde se la puede calificar de fotoperiodista. Annie arranca su verdadera carrera como fotógrafa en “una pequeña revista publicada en San Francisco”. La fotógrafa era igual de pequeña que esa revista, Rolling Stone. Contando esos inicios es cómo arranca Annie Leibovitz at work, una delicia donde cuenta en primera persona cómo trabaja, y que recomienda a cualquiera que quiera reconciliarse con esta fotógrafa si en algún momento se ha llegado a cabrear con sus fotos. Allí cuenta que sus héroes iniciales fueron Henri Cartier-Bresson, Avedon, Irving Penn y Robert Frank. Y los trazos de Frank más que de los otros se ve en esas imágenes iniciales, para saltar luego a Avedon y Penn en sus retratos. Afortunadamente no hay imitación de Cartier-Bresson, porque toda imitación del francés es pura horterada.

En esos tiempos Annie Leibovitz ya era una gran retratista. De allí surge una de sus primeras fotos icono, elevada a categoria, y que todo el mundo asocia a los protagonistas: John Lennon, desnudo y en posición fetal, abrazando y besando a una erguida Yoko Ono. “Has capturado nuestra relación exactamente”, le respondió Lennon cuando durante la sesión vio una polaroid de prueba. Era el 8 de diciembre de 1980 y Lennon iba a ser asesinado la noche de ese mismo día, sin llegar a ver el verdadero trabajo final de Leibovitz.

 

 

John Lennon y Yoko Ono, retratados el 8 de diciembre de 1980 por A.Leivobitz

John Lennon y Yoko Ono, retratados el 8 de diciembre de 1980 por A.Leivobitz

 

Si algo es Leibovitz es una gran retratista. Y lo era más en sus inicios que su época actual de luces e imágenes superpuestas con ordenador. Sospecho que cuando eres la que más cobras tienes que justificarlo de alguna manera con todo el despliegue que haces. Pocos son los que cobran un pastizal con tan solo tres luces en el set y algún panel.

 

 

Portada de Vanity Fair con Demi Moore embarazada

Portada de Vanity Fair con Demi Moore embarazada.

Y si el retrato es su especialidad, la foto a una Demi Moore embarazada que hizo para Vanity Fair es una de sus imágenes más reconocidas y que más dio que hablar: en 1991 fue un atrevimiento sacar a una desnuda pero tapada Demi embarazada. Sobre esa foto, la propia Leibovitz niega que sea una de sus mejores fotos y escribe en citado libro:

Unos meses después de que la foto de Demi Moore fuera publicada, una exposición de mi trabajo entre 1970 y 1990 fue inaugurada en el International Center Photography de Nueva York. El director del centro, Cornell Capa [hermano de] quería explotar la foto y colgarla en las escaleras. Yo no le iba a dejar. Era una imagen popular, rompedora, pero no pienso que sea una fotografía buena per se. Era una foto de portada de una revista. Si fuera un gran retrato, no estaría cubriéndose los pechos. No estaría necesariamente viendo a la cámara. Hay diferentes criterios para las portadas de revistas. Son simples. Ponerle tipografía no las destruye. A veces no necesitan ni tipografía. Mis mejores fotografías están dentro de la revista.

Llegado al estrellato máximo Leibovitz tomó el camino de la sofisticación y de las grandes producciones. Sus sets no le envidian en artilugios a una buena producción cinematográfica. El dinero le ha entrado a raudales, pero ser buenísimo en tu trabajo no supone ser buen gestor. Siendo de las mejores pagadas, con contrato en exclusividad para Vanity Fair y Louis Vouitton tuvo que ceder los derechos de explotación de sus fotos a un fondo de inversión buitre para hacer frente a sus deudas. Deudas que venían de excentricidades cómo mandar a sus asistentes a comprar cuadernos de notas para sus hijos. La tienda estaba en París y sus ayudantes viajaban siempre en primera desde Nueva York.

La Leibovitz actual se resumen en este vídeo de la sesión de fotos con la reina Isabel de Inglaterra. No se escandalicen cuando vena a la reina posando en un croma antes de que su real estampa sea pegada en un paisaje. A ver si ahora la llaman manipuladora de la verdad, que esta si lo es, porque está en otro campo de la creación.

Por último, si se acercan a la obra de Annie Liebovitz no dejen de lado las fotos que hace a su familia, donde se ve a la fotografa relajada, a la fotógrafa intima, que retrata a sus padres, su hermano, sus hijos o a Susan Sontag, la gran teórica de la fotografía, que fue su pareja hasta que se la llevó un cáncer.

PS: Sebatian Salgado y Annie Leibovitz son hasta ahora los únicos fotógrafos que han ganado un Príncipe de Asturias. Creo que no hay fotógrafos más mediáticos. Sospecho que ese criterio tiene mucho que ver a la hora de dar este galardón a un fotógrafo. Y también sospecho que pasarán muchos años hasta que otro fotógrafo sea el tercero. Y serán los fotógrafos de Magnum. Espero. 

World Press Photo o la polémica que no debió de existir

Wednesday, May 15th, 2013

Alimento. Más que de fotografía deberíamos de hablar primero de periodismo. Últimamente, cuando nos juntamos más de dos periodistas, hablamos de lo mal que está la cosa; hace unos años hablábamos del modelo de negocio que teníamos que seguir para evitar llegar a donde hemos llegado, sin ser conscientes de que esas decisiones, en el fondo, no las tomamos nosotros y no tenemos ni idea de negocio. Lo nuestro debería ser contar historias y discutir de cómo las hemos contado. Vayamos a lo segundo.

Ayer nos despertábamos con un post publicado el lunes (tardamos en llegar a él) en el que se aseguraba que la foto ganadora del World Press Photo, Entierro en Gazaera en realidad una composición de varias imágenes, y por lo tanto, una manipulación inaceptable de la realidad. El blogger aseguraba que Hansen no había proporcionado el archivo raw, esencial para hacer un análisis digno de llamarse así. Y sin embargo él mismo, sin archivo raw (el archivo crudo, bruto, de la fotografía), se lanzaba a hacer un análisis forense (la foto está más muerta que nunca, aquí una constatación) para dictaminar que Hansen había manipulado todo y que la foto premiada procedía de haber mezclado varias imágenes. El premio debería de ser retirado y Hansen condenado al ostracismo fotográfico por mentiroso.

Unos días antes el otrora prestigioso Spiegel escribía un artículo diciendo que Hansen no había proporcionado el archivo raw. No había ninguna coletilla de ‘según ha confirmado la propia organización’ y lo daban por sentado. Además añadían:

Pro-Israeli bloggers and journalists, in particular, had accused him of manipulation and embellishment. Other photographers have also been critical of the photo’s selection for the World Press Award. Some fear that the boundaries are becoming blurred between journalistic photography, on the one hand, and artistic and commercial image design, on the other. Industry publications like Freelens Magazin have also voiced criticism of the trend.

Sospecho que si la foto ganadora hubiera retratado una procesión de la Semana Santa Sevillana, esta polémica solo hubiera sido alimentada por los ‘expertos en fotografía’, y no hubiera sido ni de lejos tan amplia. Se reduce, entonces, no solo a la técnica, no solo a la postproducción, sino al tema que se retrata: el dolor palestino no puede ser premiado, no puede ser reconocido. Así que lancemos, con el perdón, más mierda sobre la foto. Porque todos sabemos que los palestinos son unos actores excelentes, que cuando entierran a unos niños porque una bomba israelí lo has asesinado, son lágrimas de photoshop (aviso, es ironía, que últimamente la gente no la capta muy bien).

Así que con todo esto, un supuesto análisis y la acusación (sin confirmación de la propia organización) de que Hansen no había entregado el raw, los medios se lanzaron a hacerse eco del escándalo, de la mentira y de la manipulación.  Ningún medio citaba a un experto serio en la materia, que hubiera ponderado ese supuesto análisis. Acudieron, como mucho, a fotógrafos o editores que dieron su opinión ‘estética’ sobre la foto. Algunos, osados, daban por verdadero ese análisis. Es difícil que un fotógrafo sepa hacer un análisis sobre la manipulación del raw. Necesita una formación específica, que roza casi con la informática, para poder hacer un análisis conveniente. Y no era el caso. Un experto hubiera dicho que sin raw, no hay análisis y que lo hecho por el blogger era más bien conjeturas sin fundamento.

La fundación World Press Photo quiso zanjar el tema, y emitió a las 14h44 un comunicado sobre el caso diciendo que pese a que  “no tenían dudas sobre las explicaciones” de Hansen, habían decidido, con la cooperación del fotógrafo, someter a la fotografía a otro análisis más detallado realizado por dos expertos. A las 19h33 el dictamen era concluyente: la manipulación no existía.

Y esto solo fue el alimento de muchos medios durante todo el día de ayer. Muchas visitas. Nadie espera. Nadie pondera que detrás de esa acusación no hay sustento alguno, no hay periodismo, no hay fuentes. ¿Llamar a un experto? ¡No! No vaya a ser que nos estropee la polémica y las visitas del día. No hacemos periodismo, porque nuestro alimento, en forma de visitas, es llevar exactamente lo que lleva el otro. Los ingleses lo llaman ‘me too’. Y claro, una vez resuelto que no había polémica, no vamos a desmontar todo el tinglado que llevábamos todo el día montando. Dejemos que la duda fluya.

Estética no es ética. Esta fotografía ha sido objeto de una absurda polémica desde el primer momento. Se le acusaba a Hansen de haber hecho mucho photoshop  y de que esa foto no existía, no tenía validez, porque no era como la había tomado su cámara y que era fruto de la postproducción. Recréense en la palabra: postproducción.

Todo se reduce a que en el mundo de la fotografía actual (y adyacente) convivimos gente que nuestro cuarto oscuro es el photoshop, mientras otros no han salido físicamente del cuarto oscuro, donde siguen intentando descifrar cuál es el fijador y cuál es revelador. No controlan las herramientas actuales, y siguen creyendo que las fotos que se positivaban en el laboratorio son pura verdad. Y no se enteran de que en el laboratorio se hace exactamente lo mismo que en photoshop, con la salvedad de que no hay líquidos de por medio.

La discusión aceptable puede moverse en el campo de la estética. Discutamos si la imagen funciona o no, si está contrastada, si hay demasiado detalle en las sombras…En definitiva, si nos gusta o no. Y quedaría reducido a una discusión muy parecida a si un trabajo tiene más gancho en blanco y negro o en color.

Pero es absurdo decir que esa foto no es verdad. Hablemos mejor de honestidad. El fotógrafo retrata una parte de lo que es testigo, con un aparatito que ya distorsiona por si solo todo eso: desde la lente que utiliza, el ISO al que tira, diafragma, velocidad… Manipula con su cámara lo que tiene delante para tener ese trozo. El resultado es honesto o no si ha querido poner más invención de la necesaria.

Insisten los detractores del ‘retoque’ que esa imagen no debería de procesarse más allá de lo aceptable.  Parecen no entender que la misma cámara tiene distorsiones de color, de luz, etc… Que esas distorsiones tienen que ser corregidas, mejoradas y arregladas, porque la fotografía, al igual que un texto periodístico, es lo más subjetivo que hay. Entendemos la diferencia que hay entre un teletipo y una crónica de autor, pero parece mentira, en la fotografía, no sabemos distinguir nada. Aceptamos que un periodista, jugando a literato, plague su crónica de adjetivos. Pero pobre del fotógrafo que saque detalles de las sombras…

Les dejo, finalmente, con una foto honesta, retocada como le dio la gana al autor, y que ha ganado el World Press Photo 2013:

Gaza burial. World Press Photo of the Year, Spot News, 1st prize singles, Paul Hansen

Gaza burial. World Press Photo of the Year, Spot News, 1st prize singles, Paul Hansen

PS: Recomiendo la lectura de este post: “Cuando la cámara señala los niños muertos, los necios miramos el RAW

PS2: Para que vean que detrás de la imagen no hay actores, aquí un post escrito por Miguel Ángel Medina que visitó a la familia.

El alma del mundo

Thursday, May 9th, 2013

Confieso que pocas exposiciones de fotografía me entusiasman cómo para volver, remirar. Pocas me generan esa envidia sana que te hace declamar para dentro un ‘¡Qué cabrón!’. Esa envidia, ese ‘cabrón’, es el reconocimiento al trabajo fotográfico, que eleva una imagen para abandonar la simple anécdota.

Conocía el trabajo ‘El alma del mundo’ porque conozco a Nuria Tesón, coautora del proyecto junto al fotógrafo Miguel Ángel Sánchez. Los tres hablamos en un encuentro casual en la plaza del 2 de mayo, la víspera de que Tesón y Sánchez cogieran los bártulos hacia El Cairo. Me parecieron valientes y grandes apostadores.

Retrato de Miguel Ángel Sánchez

Mi primer contacto con ‘El alma del mundo’ fue en forma de libro, y me fascinó la coherencia, el manejo preciso de la luz, pero sobre todo la profundidad de cada retrato. No se caía ninguno del proyecto. Para mi el retrato es el género supremo en fotografía y el más complejo. Todas las sensaciones que me trasmitió el libro se multiplicaron en la exposición del Conde Duque, con 70 retratos a gran tamaño y una calidad excelente en la impresión.

Hablé con Miguel Ángel Sánchez un rato durante la inauguración de la muestra. Me explicó su manera de trabajar, cómo montó su estudio, sus referencias pictóricas… pero sobre todo cómo había accedido a cada persona de la cual se sabía gran parte de su biografía. Y eso es lo más complicado: ganarse al retratado para que te deje ir más allá de su foto. Una vez logrado ese objetivo la mayoría de los fotógrafos desaparece de la vida del sujeto atrapado. Miguel y Nuria son de los que luego se interesan por mucho de los fotografiados, porque no solo les interesa esa foto lograda. No me sorprendería nada volver a ver estos mismos retratados pasados unos años en una segunda parte de esta serie.

La exposición ‘El alma del Mundo’ son 70 retratos de egipcios. El proyecto, iniciado en 2009, se topó con la revolución de 2011. El trabajo se podía haber llenado de revolucionarios, de manifestantes, de egipcios ansiosos de libertad, y sobre todo haber acudido al aquí ‘te pillo aquí te mato’ fotográfico (vulgar foto de prensa, dirán algunos, como si eso fuera lo fácil). Sin embargo optaron por incorporar la revolución al proyecto sin desvirtuar ni lo uno ni lo otro. Por eso sobran los pies de foto y ganan los textos de Nuria Tesón, algo para leer con calma, para digerir con cada foto, porque se alejan del dato, porque quizá el alma no entienda de edades y de historias mundanas (vulgar texto de prensa, dirán algunos, como si eso fuera lo fácil). Porque cualquier retratado podría salir de las páginas de Naguib Mahfuz o podrían ser uno de los vecinos del Edificio Yacobian de Alaa Al Aswany.

España trata mal a sus fotógrafos. Es cuanto menos curioso que hayamos tardado tanto en ver esta exposición, que hubiera pasado antes por París, y que un medio como el The New York Times se hubiera fijado en él mucho antes que cualquier otro medio español. Se nos debería de caer la cara de vergüenza que se nos descubra fuera lo que tenemos delante de nuestras narices, pero nos sobra prepotencia y falta de consideración por el trabajo de los demás para que eso no suceda.

La exposición El Alma del Mundo estará en el Conde Duque hasta el próximo 1 de septiembre. 

Boston, la edición gráfica de un atentado

Tuesday, April 16th, 2013

La edición gráfica de un atentado es siempre complicada: o no hay fotos o las que hay generan muchas dudas por su brutalidad. En el caso del atentado de ayer la ingente cantidad de imágenes estaba garantizada por la morfología de las explosiones: quien o quienes montaran semejante barbarie buscaban el mayor impacto mediático, colocando unas bombas en la meta de uno de los maratones más populares, con gran presencia de cámaras. Ayer no solo se contó con las fotos de meros testigos que pasaban por allí, sino las captadas por profesionales de la información.

Una de las primeras respuestas de los digitales ante un hecho como este es abrir una fotogalería y empezar a escupir fotos. Suele caerse enseguida en la redundancia, porque como no hay límite, mejor tener muchas fotos y ganar audiencia. Es así: la gente quiere ver y el medio quiere ganar visitas. Todo el mundo gana.

Me sorprendió que Focus, la sección de galerías de The Atlantic (copiada y realizada por el creador de The Big Picture), abriera enseguida esta fotogalería. Digo que me sorprendió porque no solían trabajar con la premura de la última hora. Y entonces, en esa selección apareció esta foto que reproduzco tal y cómo la publicaron.

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La foto la firma Charles Krupa, de la agencia AP. Me pareció raro que una agencia estadounidense emitiera a sus abonados una imagen como esta. Los medios americanos se someten como ninguno a la autocensura, sobre todo después de los atentados del 11-S. El fotógrafo hizo su trabajo de manera excepcional, pero también la propia agencia AP: emitir el trabajo de un fotógrafo tal cual y servirla a sus abonados. La pelota final tiene que estar siempre en los medios, que tienen que decidir si se publica o no una imagen.

Además de esta primera versión de la imagen, la agencia AP emitió una segunda versión de la misma, recortada, con la marca de Aptopix, una seña que sirve a los editores para distinguir las fotos de los fotones:

foto2

 

El nuevo recorte evitaba tanta carnaza. La imagen generó enseguida un amplio debate entre mis seguidores de Twitter. Obviando aquellos que me llamaran escabroso por enlazar a esta fotografía, ya que me interesa el debate más que la foto en si, todos los que comentaron les resultó evidentemente desagradable.

La misma escena también fue captada por el fotógrafo Kelvin Ma y servida por la agencia Bloomberg. El País publicó esta imagen en  Eskup, que reproduzco en este pantallazo:

foto3
Desde El País enseguida rectificaron y retiraron la foto. Internet nos da la posibilidad de equivocarnos demasiado rápido, pero también nos da la posibilidad de rectificar enseguida. Y así lo hizo El País.

Pero volvamos a la foto publicada por The Atlantic. En la fotogalería se avisaba al lector de que la imagen podía herir su sensibilidad. También rectificaron al cabo del tiempo, con esta versión:

foto4
El editor decidió que lo que molestaba de la foto no eran las piernas destrozadas del tipo, sino que se le pudiera identificar. De hecho entre los comentarios a esta foto en Twitter, había alguno que señalaba que su familia era posible que se estuviera enterando de su suerte por esta fotografía.

La pelota está siempre en el editor de cada medio. Recuerdo un atentado en el metro de Moscú. A través de redes sociales circulaban imágenes de víctimas dentro de los vagones.  En El País localizamos al supuesto autor de una de ellas, y teníamos incluso el permiso para reproducirlas. Decidimos finalmente que esas imágenes no añadían nada.

¿Cuándo una imagen no añade nada? Generalmente el umbral lo coloca la línea editorial de cada medio. Si tiende al amarillismo, el limite es más bajo. Si tiende a la prudencia, el límite y el debate es complicado y arduo. Nunca hay una respuesta unívoca, al tiempo que esa duda nos hace avanzar. Siempre se repite este axioma: “Si no añade nada, la imagen no se publica”. ¿Añadía, luego, esta foto algo? Yo me inclino más hacia el no el caso de la imagen bruta, sin recortar.

La imagen — en la versión recortada — fue reproducida por casi todo los medios. El Portland Press Herald entrevista al hombre del sombrero vaquero que ayudó a esa víctima.  Se llama Carlos Arredondo, es padre de un soldado muerto en Irak y ahora un activista pacifista. Hay otra imagen de ayer protagonizada por Arredondo, sosteniendo una bandera estadounidense manchada de sangre:

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 Carlos Arredondo se convierte así en un protagonista de esta historia a partir de la tan polémica foto. Así se construyen las imagenes, por su fuerza, por su polémica, pero sobre todo por quienes las protagonizan

Quiero también destacar el trabajo de John Tlumacki, fotógrafo del Boston Globe que firmó grandes fotografías ayer y que fueron recogidas por las grandes portadas. En Time le hicieron esta breve entrevista, donde cuenta cómo sucedió todo. Tlumacki es fotógrafo de plantilla en Globe, donde están sufriendo recorte tras recorte.

La imagen que más me llamó la atención de Tlumacki es esta por la que se ha decantado, entre otros, The Washington Post:

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Tlumacki también es el autor de la foto de portada del The New York Times:

 

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Y Tlumacki también firma la imagen que ha seleccionado El País, que les llega por Getty Images:

 

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No tan al margen .Vivimos con prisas y con poco espacio. Hay que ser los primeros en contarlo todo y encima a golpe de 140 caracteres. No es en si ni bueno ni malo, solo que algunos lo hacen bien y otros lo hacen mal.

Un atentado como el de ayer en Boston es una de esas noticias que moviliza a todas las redacciones con pretensión digital. Todo ‘el músculo’ se dedica a la noticia. Pero la fuerza no significa exactamente la inteligencia: mucha información solo genera caos.

Ayer, después de mucho tiempo, viví una noticia de estas alejado de una redacción. Me enteré por La Brújula de Onda Cero de las explosiones. Tardé media hora en conectarme. Casi todo el mundo twitteaba sobre el atentado. Gente situaba a miles de kilómetros iba diciendo que hacía falta sangre (¡¡obvio!!), que la gente se alejara de la zona, repetíamos hasta la saciedad que Google había puesto en marcha una página para saber sobre la suerte de participantes en el maratón…todo el mundo tenía algo que decir, pero caíamos todos en repetir lo mismo. Mucha información termina siendo un caos.

Por eso ayer volví a admirar a The New York Times, que desde luego no es admirable en todo, pero en esto si: publicar lo esencial, lo imprescindible y lo que esté contrastado. No hace falta bombardear al lector con todo lo que te llega.

Y ayer también aplaudí el gran trabajo de Marca TV, que hizo una cobertura excepcional del atentado, con mucha prudencia y cautela, con conexiones en directo desde Boston con participantes españoles en la prueba, entrevistando al inútil consul español en Boston… Demostraron que se puede hacer televisión de calidad con poco presupuesto, que solo hace falta un smartphone y banda ancha para emitir imágenes aceptables desde un lugar remoto, pero sobre todo que hace falta cabeza y buena dirección.

Felici: el primer fotógrafo de un papa

Wednesday, March 13th, 2013

Si El Vaticano tiene algo es tradición. Allí están, por ejemplo, los guardias suizos que guardan las espaldas de los papas desde el siglo XV. Se confirmaron en el puesto cuando protegieron al papa el 6 de mayo de 1527 durante el asedio de las tropas de Carlos V. Las tropas debían de estar más pendientes del saqueo de las joyas vaticanas y de la violación de novicias que de ir a por la cabeza del papa. Defendiendo el palacio de Sant Angelo murieron 42 de los 150 soldados.

Con la fotografía a El Vaticano casi le pasa lo mismo.

El Vaticano ha necesitado la fotografía fundamentalmente como proyección de poder. Antes usó la pintura para esa función. Fue Pio IX (el del pastel) el primer papa en ser fotografiado. Su papado (1846-1878) coincidió con el desarrollo más incipiente de la fotografía y uno de los que le pudo retratar fue Giuseppe Felici.

Pio IX, retratado por Felici

Pio IX, retratado por Felici

Felici (1839-1923) era hijo de un rico terrateniente que se trasladó a Roma para hacerse músico. Allí entró en contacto con artistas y algún incipiente fotógrafo. Fue desde París donde le llegaron las primeras lecciones y su primera cámara. Francia era el epicentro fotográfico gracias a que el Estado había realizado una política de desarrollo y de inversión, comprando y liberando las primeras patentes.

El fotógrafo Giuseppe Felici

El fotógrafo Giuseppe Felici

Los inicios de Guiseppe como fotógrafo responden a los patrones de la época: el paisaje. Es lo más fácil, porque el paisaje, salvo algún árbol, no se mueve. Las cámaras de la época necesitaban largas, larguísimas exposiciones. Y el paisaje era lo más quieto que se tenía. Además tenía una importante salida comercial: los paisajes pictóricos era carisísimos, y las fotografías, siendo un objeto de lujo, eran más accesibles. Además los fotógrafos se afanaban en copiar las proporciones y los estilos marcados por los pintores, en un claro sentimiento de inferioridad. Así que Felici montó su chiringuito de paisajes romanos y vaticanos hechos en placas de colidión.

Felici se mueve en los círculos de artistas, músicos y de algún que otro cardenal. Muchos pasan por su estudio, fundado en 1863 y aún en activo.  También trabaja como documentalista, fotografiando las distintas obras de renovación de la Ciudad Eterna. En 1888, ya con León XIII como sentado en la silla de San Pedro, organiza una suerte de exposición con motivo de su jubileo. El papa le nombró entonces “Fotógrafo papal”, teniendo acceso en exclusiva a la corte vaticana. Se dedicó a ello en cuerpo y alma, y orientó toda su actividad a El Vaticano. Curiosamente quien le nombra fotógrafo oficial y exclusivo de El Vaticano, León XIII, no se deja retratar. Consideraba a la pintura “superior y más benevolente en la presentación del ser humano”. No fue hasta 1901 cuando obtuvo la exclusividad y digamos que un contrato fijo.

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Retrato de sacerdote realizado por Felici

Hasta su muerte en 1923 Felici fue el único fotógrafo con acceso a la corte. Llegó a retratar hasta a un papa muerto, Pio X, documento inequívoco y muy propio de la época. Sus herederos mantuvieron esa exclusiva hasta 1978, cuando El Vaticano creó su propio equipo fotográfico.

Pio X en su muerte, agosto de 1914, en un retrato de Felici

Pio X en su muerte, agosto de 1914, en un retrato de Felici

Los Felici siguieron cerca de El Vaticano. Alberto, hijo del fundador, fue quien inmortalizó los tratos de Letrán que sellaban la paz entre Musolini y El Vaticano, definiendo las fronteras de la Santa Sede. El hijo de este fue quien realizó en 1931 la primera emisión de radio desde El Vaticano.

Hoy en día el estudio Felici sigue en pie. Ya no tienen ese privilegio de retratar en sesiones privadas al papa de turno. “Anteriormente, en tiempo de Juan Pablo II y antes, cuando todavía se utilizaban cámaras analógicas, hicimos retratos oficiales”, cuenta el bisnieto del fundador en una entrevista. “Entonces había que construir las condiciones de iluminación ideales para un retrato. Desde que usamos cámaras digitales, eso ha cambiado. Hoy tenemos el privilegio de tener muchas oportunidades de estar cerca del Santo Padre y es mucho más fácil conseguir un retrato improvisado. Con Benedicto XVI, no hemos hecho ningún posado, pero fotografiado en muchos retratos espontáneos”.