Una de cine, una mala adaptación
Sunday, May 31st, 2009
Un productor tiene medio camino recorrido cuando decide adaptar un libro de éxito (comúnmente llamados bestseller) a las pantallas; los lectores irán a ver al cine, y arrastrarán a algún que otro perezoso de pasar las páginas. El otro medio camino es hacer una buena película.
Los hombres que no amaban a las mujeres (adaptación del exitoso libro de Larsson), se queda en el medio camino: cosechará el éxito de los lectores que tienen curiosidad de ver cómo se adaptado la novela, porque la película es sencillamente mala.
Confieso que me sedujo la imagen previa de la protagonista Lisbeth Salander: los pircings, tatuajes, aspecto rebelde…la actriz Noomi Rapace parecía haber clavado el personaje de la novela. Pero uno llega al cine, en versión doblada (ante la imposibilidad de entender sueco) y ve que a la actriz le han plantado una voz repelente que te dan ganas de decirle: “chata, mejor comunícate por gestos”.
Del resto de actores decir que están mal maquillados, con granos y cicatrices en la piel, y que su interpretación no es poco creíble. Quizá porque sean demasiado suecos, con gestos nórdicos incomprensibles para una mente mediterránea. La película dura demasiado, y eso que acelera la trama dejando en el camino detalles interesantes del libro.
La mejor crítica queda resumida en un diálogo oído al final de la proyección: “El libro es mucho mejor”, le dice una espectadora a otra. “¡Dónde va ir a parar!”, asiente la otra. Mi recomendación para los ya iniciados en el universo Millenium es que, si pueden esperar, esperen al DVD para saciar la curiosidad de ver por ojos propios si está bien adaptada; para los vírgenes en este menester, tienen tiempo para leer el libro antes de que puedan hacerse con una copia. En todo caso, tal y cómo esta la economía, gastarse la entrada en esta adaptación es irresponsable.
No tan al margen:Alguien que parecía amar a las mujeres fue el fotógrafo Helmut Newton. Es uno de los mejores retratistas de mujeres, con un erotismo exquisito que emana de sus fotografías. La editorial Taschen ha decidido sacar una versión económica (100 euros, nada más, nada menos) de Sumo, un libro cuyo original pesa 35 kilogramos.