Ayer por la noche abrí el correo de mi amigo Carlos — convertido últimamente en una suerte de camello de links, a un precio cero, propio de esta temporada de crisis — en el que me enviaba un enlace a ésta fotogalería de FP — ellos lo llaman Photo Essay — en el que se ve a los iraquíes disfrutando del verano. Son imágenes de gente feliz, entretenida, todos niños y mujeres.
En una de ellas, unos adolescentes aparecen en una atracción parecida a una montaña rusa. Puede que sea la mejor imagen: con la vendida de moto de the surge (que ha reducido los atentados y ataques, justo en el último tramo de la presidencia Bush), la prensa estadounidense cansada de la información sobre Irak y esperando a que la campaña presidencial con un Obama prometiendo la retirada de la tropa y su trasferencia a Afganistán donde dice hay que plantar la verdadera batalla al terrorismo, parece que Irak está más en calma. Hasta la Organización Mundial de la Salud — ausente desde que en agosto de 2003 volaran el cuartel general de la ONU — vuelve a Irak con una base permanente. Pero solo es una apariencia: la montaña rusa — o la atracción de la fotografía que tiene sacudidas más violentas — sube para luego bajar con mayor violencia. En Baqouba, hace tres días, al menos 28 personas murieron en dos ataques suicidas. Las fotografías son crudas.