Guerra y Paz

autor

Moeh Atitar de la Fuente

Periodista, fotógrafo y blogger. Más sobre el autor.

  • July 2008
    M T W T F S S
     123456
    78910111213
    14151617181920
    21222324252627
    28293031  
  • Buscar

  • CATEGORÍAS


  • ARCHIVO





  • ADMINISTRACIÓN

  • Instagram
  • Twitter

Archive for July 11th, 2008

Cara portada de The Economist para un iraní

Friday, July 11th, 2008

Mes de julio de 1999. El día 8, los estudiantes en Irán protestan en las calles de Teheran contra una nueva ley de prensa más restrictiva y la clausura del periódico reformista Salam, publicación que apoya al reformista primer ministro Mohamed Jatamí. Entre ellos se encuentra Ahmad Batebi, de 21 años, que pasará a convertirse en un icono de la protesta.

El régimen de los Ayatolás – opuestos a cualquier mínimo aperturismo promulgado por Jatami– no puede permitir esos excesos en el campus universitario de Amirabad, Teherán, donde los estudiantes se atrincheran. La primera noche muere un estudiante a manos de los Guardianes de la Revolución. Durante los choques de los siguientes días, mueren al menos otros tres estudiantes.

En una de esas protestas el joven Ahmad Batebi aparece mostrando una camiseta ensagrentada. Más tarde, organizaciones de derechos humanos asegurarán que se trataba del camis blanco de Ebrahim-Nejad, también estudiante universitario, poeta y activista, asesinado a manos de los represores. Un fotógrafo de Reuters capta la instantánea. Al cabo de los días, el semanario The Economist la elige para su portada: ¿Segunda Revolución Iraní?, se preguntaba en el titular la publicación británica.

El calvario de Batebi acaba de empezar. El régimen de los Ayatolás le arrestan, y le acusan de ser uno de los líderes e instigadores de la revuelta. La condena es implacable: pena de muerte.  El ayatolá Jameneí cede a la presión internacional, y la pena se rebaja primero a 15 años de cárcel, para luego quedarse en 10.

Durante el tiempo en prisión, Batebi es torturado, encerrado en celdas aisladas sin el contacto con nadie, con mínimos contactos con su familia, según denuncian organizaciones de defensa de los derechos humanos. Las torturas llegan a ser tan duras que Batebi tiene que recibir asistencia médica en varias ocasiones:  el símbolo nacido de una de The Economist no se puede morir en una cárcel porque será más mala prensa.

En marzo de 2005 el estudiante llega a ser puesto en libertad para poder casarse. Él — tal vez en un pacto no escrito — evitará a las autoridades  para no volver a la prisión. Pero, con la llegada del conservador Ahmadineyad al Gobierno, Batebi se convierte en uno de los objetivos, y es de nuevo encerrado junto con otros cuatro opositores en otro mes de julio, este del año 2006.

La historia también se repite en el trato, y Batebi es de nuevo torturado. Su estado de salud es tan débil que necesita de nuevo asistencia médica fuera de la prisión. Esta vez Batebi decide poner tierra de por medio y llega hasta Irak, de donde saltará a Australia, y de allí a EE UU en búsqueda de asilo el pasado mes de junio.

El estudiante que fue portada de The Economist no guarda rencor  por el uso de esa fotografía, según recoge un artículo de la propia publicación. Asegura que de no haber sido The Economist, otra publicación habría usado esa fotografía.