Guerra y Paz

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Moeh Atitar de la Fuente

Periodista, fotógrafo y blogger. Más sobre el autor.

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Golpe de estado en Tailandia: fisonomía

Moeh Atitar de la Fuente - Thursday 21 de September de 2006

Al golpe de estado en Tailandia se le puede calificar como todo un éxito de los golpistas. Los militares han seguido el guión del “manual para golpistas”: han esperado a que el primer ministro se encuentre fuera, en concreto en Nueva York; con ello le garantizaban un exilio dorado, ofrecido por Inglaterra, y evitar tener al primer ministro encarcelado. Lo primero ha sido tomar los edificios gubernamentales y neutralizar las posibles fuerzas leales, que básicamente eran la policía – hay que recordar que el primer ministro fue antes de convertirse en un Berlusca, oficial de policía. En este paso los golpistas van identificados con el color amarillo y con flores del mismo color. El siguiente paso, el control de los medios tradicionales de comunicación, pasando de internet, porque manejaban una edición de los años 80 de “manual para golpistas”, al tiempo que sabían que el primer ministro no era muy apoyado por quienes manejan internet. Solo quedaba reunirse con los representantes del cuerpo diplomático acreditados en Bangkok y transmitirles el proyecto político. Los diplomáticos, de acuerdo con el manual “La Diplomacia ante un golpe de estado”, han puesto cara de sorpresa y han escuchado a quienes van a dirigir Tailandia.



Vídeo de la toma del ¿palacio gubernamental? La escenografía de los golpistas está calculada al milímetro. Todos llevan brazaletes amarillos, y flores en una mano y fusiles de asalto en la otra. Es un control tal de la comunicación que al final del vídeo un oficial coge una flor que le ofrece una niña, escena que es inmortalizada por los reporteros gráficos. Lo dicho: de manual…
Pero no olvidemos que la clave del éxito – momentáneo – del golpe ha sido, por un lado la movilización social continua en contra del primer ministro. Y por otro lado porque ha contado con el apoyo silencioso del monarca tailandés, cuya voz, aunque jamás se haya definido públicamente, es indiscutible. De alli la identificación entre el amarillo de la oposición y el amarillo que representa al monarca.
Este golpe es, sin duda, un golpe a la democracia en la región, como recuerda IHT, aunque sea dirigido en contra de un impresentable como Thaksin. En este informe de Centro Asiático de Derechos Humanos, se hace un repaso detallado del golpe, con unas exigencias finales al monarca tailandés, a la 61 Asamblea de la ONU y a EE.UU, UE y demás países democráticos.
The Washington Post, en otro sensacional análisis del golpe, recalca la paradoja que mientras Bush , ante la 61ª Asamblea General de la Onu, hacía un firme apoyo a la democracia “desde Beirut a Bagdad”, en Tailandia los tanques – o siendo militarmente más purista carros de combate – tomaban las calles de Bangkok. La contradicción de Bush, y demás neocon, es que mientras hacen un discurso de promoción de la democracia en determinados lugares, estrechan lazos con gobiernos no muy democráticos como Pakistán.