Guerra y Paz

Si tuviera mucho dinero – al nivel de no acordarse a cuánto está el litro de gasolina, cuánto vale una barra de pan y cuántos euros necesitas para comprar un bono de diez viajes en el metro – mañana sábado estaría en la sede Christie’s en París pujando por alguna — o todas — de las obras de Richard Avedon que salen a subasta.

Un hombre mira el cartel indicativo de la obra 'Stephanie Seymour, Model, New York City, 1992' (Reuters)

Me costaría mucho elegir por cual decantarme. Avedon junto a Helmut Newton y Erving Penn forman mi triunvirato particular de fotógrafos intachables, de esos de los que te gusta todo y siempre quieres ver algo más. Posiblemente, si estuvieran en alguno de los lotes — que creo que no está — me quedaría con alguno de sus retratos de In the American West, una serie de retratos que realizó recorriendo EE UU a bordo de un coche, con dos ayudantes, rollos de papel de fondo, cinta adhesiva, cámara de gran formato y muchas placas por hacer. De hecho Avedon murió en la carretera, cuando a sus 81 años estaba realizando Democracy, un trabajo para The Newyorker. Tampoco me importaría tener la esencia de la belleza de cualquiera de sus fotografías de mora.

La Fundación Avedon espera sacar con esta subasta unos cinco millones de euros para sufragar sus proyectos, desde la preservación de la obra del fotógrafo hasta becas para nuevos talentos. En paralelo, la fundación ha donado al centro Pompidou de París 12 retratos de artistas realizados por este genio del retrato.

Si yo fuera rico, el domingo tendría colgado en el salón de mi casa un Avedon. Me conformo, de momento, con un póster.

Con motivo de la segunda edición del Foro Latinoamericano de Fotografía de Sao Paulo, la Agencia Nacional del Cine de Brasil, Itaucultural y el colectivo Garapa han producido veinte entrevistas a fotógrafos de primera línea. El interrogatorio de  cada uno de los profesionales dura no más de 15 minutos. En la lista de reproducciones de Itaucultural en Youtube se pueden ver todas. Dejo aquí la entrevista de Fontcuberta.

Vía| Juan Zurita (en la red social Nuestra Mirada)

La muerte del ex presidente argentino Néstor Kirchner ha sido el acontecimiento informativo de esta semana (y uno de los del año).

Un hecho informativo de este calado atrae, sin duda, el interés informativo de todo el mundo. Y sin embargo, el control establecido a la prensa, al menos a los reporteros gráficos, ha sido férreo. Si las manifestaciones en las calles de cariño, respeto y tributo al líder fallecido ha sido cubiertas con una profusión de fotos de las principales agencias, en el interior de la capilla ardiente los reporteros gráficos y cámaras de televisión no tenían acceso: todas las fotografías que hemos visto estos días publicadas en la prensa, eran realizadas por fotógrafos de la Presidencia Argentina o de los fotógrafos de otros presidentes, como el de Brasil. La señal de vídeo era también la institucional.

La presidenta Cristina Fernández, ante el féretro de Néstor Kirchner (Foto: Presidencia Argentina)

Las fotos son excelentes. De una calidad extraordinaria. Como editor, era complicado hasta el descarte. Pero hay trampa: son fotos buenas hacia quien las hace. No hay nada que salga del tiesto. Todas tiene la solemnidad, la tristeza adecuada, el encuadre perfecto. No hay ninguna posibilidad de salirse de ese guión establecido. Las fotografías las proporcionaba la Casa Rosada en su página web. Por eso, en muchos diarios digitales, la noticia estaba ilustrada con nefastos pantallazos de vídeo, porque se prefería, con acierto, dar la foto de un Maradona visitando la capilla, que una fotografía de cinco horas antes. En otras, como en El País, se contó con la complicidad de un actor y de su móvil.

Y esto de que el poder sea fuente de información única es un tic que se está repitiendo, desgraciadamente, en muchos casos: las fotos que se sirvieron del rescate de los mineros chilenos, a pie de mina, eran todas proporcionadas por la presidencia chilena; lo mismo sucedió en boda de Victoria de Suecia, donde las principales agencias se plantaron ante la prohibición de trabajar en la catedral donde se celebraba el enlace; hace unos días, la Tate Gallery retiró la acreditación a los fotógrafos que no firmaban un papel en el que se comprometían a hacer una cobertura no negativa de las exposiciones; la Casa Blanca, proporciona una importante cantidad de fotografías realizadas por el fotógrafo oficial, Pete Souza, que tiene un acceso casi ilimitado al presidente, con una visión casi siempre favorable, y en algunos momentos espinosos — como la visita del Dalai Lama — solo se sirve las fotografías realizadas por ellos.

Casi siempre se justifica esta medida de no permitir el acceso a las cámaras porque los espacios son limitados y los fotógrafos son muchos. La mala solución es proponer un pool de medios en el que solo acceden unos pocos fotógrafos de unas determinadas agencias que luego distribuyen al resto.

Pero la ya habitual medida de que el sujeto de la noticia sea el que proporcione las fotos es un hecho que limita, reduce y controla el papel de los informadores, reduciéndola a una visión limitada, uniforme, sesgada y partidista.

?Tyler Shields, 28 años, fotógrafo. Se mueve en el terreno de la fotografía transgresora, para muchos gamberra, no tanto como Terry Richardson, pero cerca. Se mueve en el mundo de estrellas del tipo Lindsay Lohan. Es también editor de Printed Blog.

Shields, durante sus días sin dormir (www.tylershields.com)

Shields asegura que duerme sólo un par de días a la semana, y que con unas pocas horas le basta. Así que decidió ampliar la experiencia de no dormir nada hasta los 40 días. ¿Por qué? “La gente vive en el mundo de ‘porqué. Yo vivo en ‘el mundo de porqué no'”, explicaba en una entrevista en AOL. El récord de esta salvajada de no dormir durante días no está reconocido por los Guinness, ya que pone en peligro la vida del que lo intenta. [Shields no ha certificado de ninguna manera que se haya pasado 40 días sin dormir, cuando, como señala Borja en los comentarios, el récord estaba en 11 días sin dormir…así que más de una cabezadita se habrá pegado…]

Mientras se pasaba los días y las noches en vela, Shields siguió trabajando, y realizando fotos y vídeos que no se salen de su línea habitual.

Ali Corbin, retratada por Shields (www.tylershields.com)

Y un vídeo:

Visto el resultado, a Shields le da igual no dormir para hacer seguir haciendo fotos. Veremos hasta cuándo sigue haciéndolas con el ritmo de dormir tan poco.

El fotógrafo francés JR ha ganado el prestigioso premio TED. JR — así se llama, y poco más se sabe de él — realiza retratos que luego cuelga o pinta en distintos puntos de ciudades como París o Río. El soporte no es solo el muro al uso, como pueden hacer artistas como Banksy, sino que inunda con sus creaciones, espacios inaccesibles, móviles, distintos. “JR posee la mayor galería del mundo”, dice. Y está espacializado en hacer exposiciones ilegales, en la calle, sin permiso de nadie. Para entender lo que hace, mejor visitar su página web.

Unframed Project, Vevey, Switzerland. Photo by Nicolas Bouvier, North of Tokyo, 1945 in situ on a dock.

Aquí os dejo un vídeo de una intervención que realizó en París. Yo, personalmente, cada vez me gusta más.

JR expo Paris de Women are Heroes from La Boite Concept on Vimeo.

PS: El artista actual, cuanto más diluido y anónimo sea, casi hasta mejor….

Todo o Nada es la exposición que el Thyssen ha brindado al fotógrafo peruano Mario Testino. Es una colección de fotografías de moda a las que le falta añadir la mancha de Vogue, o el nombre de un perfume para entender de dónde viene Testino, de un mundo donde impera la perfección técnica y la belleza. Nada más.

Detrás de las fotografías de Mario Testino no trasciende una mirada exclusiva, como lo podían tener otros grandes de la moda como Helmut Newton o Irving Penn, que abrieron con justicia las puertas de muchos museos. Tal vez eran otros tiempos, y ahora la fotografía del mundo de la moda no aspiran a más que a retratar belleza, sin preocuparse ni siquiera de códigos que vayan más allá de las curvas (¡y qué curvas!) de Kate Moss o de Claudia Schiffer. Y eso lo cumple con creces la exposición de Mario Testino, pero nada más.

Vaticino que Todo o Nada será una de las exposiciones más visitas del año. A rebosar andaba el pasado sábado las tres salas dedicadas en el sótano del Thyssen. El público adora la belleza, sin tribulaciones. Quiere ver el Vogue, el Vanity Fair, y el anuncio de perfume sin marquesinas, a Demi Moore desnuda en un exclusividad relativa, y acude a comprar el modesto catálogo por 30 euros y a elegir las tapas en varios colores, porque se lo quiere llevar a casa, porque se ha sentido impotente al leer un gran cartel donde avisaba, a la entrada de la muestra, que estaba terminantemente prohibido sacar fotografías a las fotografías, por eso de no profanar unas obras que están más que profanadas en la Red.

“Hay fotógrafos que trabajan para los demás y otros que trabajan para sí mismos. Yo soy de los primeros. Le entrego la foto al otro, para que salga lindo”, dijo él. Y lindas salieron. Pero nada más.

PS: El Thyssen, institución pública donde las haya, cuelga un vídeo en Vimeo para promocionar la exposición, pero no permite embeberlo en otras web. Curiosa menara de entender la comunicación. Eso sí, en él solo verán a un fotógrafo convertido en estrella codeándose con otras estrellas y que es reconocido por los flashes de otros fotógrafos.

En esta fotogalería se puede ver algunos de las imagenes exhibidas en la exposición.

1977. Berlusconi es un hombre de negocios, a punto de entrar en el negocio de los medios de comunicación. Recibe al fotógrafo Alberto Roveri, quien le hace un reportaje gráfico.

2010. El fotógrafo Roveri decide digitalizar su archivo. En una imagen que en su día descartó, inédita, el ahora primer ministro italiano aparece sentado en un despacho. Sobre la mesa, una revolver. “Para “defenderse de los secuestros”, arguye ahora.

Vía| El eskup de F.Manetto.

La fotógrafa británica Corinne Day, descubridora de la supermodelo Kate Moss, falleció el pasado 27 de agosto a los 48 años debido a un tumor cerebral.

La moda y la fotografía le deben a Corinne Day algo más que ser la descubridora de Kate Moss. Desde la revista británica The Face, a la que llegó en 1989 como directora de arte, creó y catapultó la estética fotográfica grunge, ese estilo descuidado cansado de la moda imperante. Un estilo que, a cambio de la perfección de las revistas del momento, mostraba a modelos delgadas, sin o con maquillaje mal puesto, de aspecto demacrado y en poses que no buscaban favorecer ni a los retratados ni a la ropa que llevaban. La musa no era otra que Kate Moss, a la que Day sacó semidesnuda en la revista cuando la top model tenía solo 15 años.

Portada de The Face protagonizada por Kate Moss

Esa estética cruda, conocida como chic heroin, saltó de la mano de Day a la edición inglesa de Vogue. Moss protagonizó esa portada de 1993, casi sin maquillaje, de manera frontal, con una belleza abrumadora por la sencillez del retrato. El reportaje la mostraba en el interior de su casa desamueblada, vestida en ropa íntima, sentada en un radiador o tirada en la muy británica moqueta. Esas fotos son sobre todo el reflejo de lo que captar imágenes suponía para Corinne: “La fotografía es ponerse lo más cerca que puedas de la vida real, mostrándonos cosas que normalmente no ves. Son los momentos más íntimos de la gente, y a veces la intimidad es muy triste”.

Portada de Vogue de 1993

La mecha que encendió Day y la revista The Face lograría una legión de seguidores, como el diseñador Calvin Klein, pero también acérrimos críticos. “La glorificación de la heroína no es creativa, es destructiva” diría el presidente Bill Clinton sobre la chic heroin.

Lo cierto es que a Corinne Day le aburría la fotografía de moda al uso. “No me tomo la moda muy en serio”, diría. “Pienso que las revistas de moda son horribles”, declaró en una entrevista al periódico The Observer en 1995. “Son rancias y dicen lo mismo año tras año”.

Day había nacido en Ealing, un municipio al este de Londres. Su madre regentaba un burdel y su padre robaba bancos. Tras su divorcio, Connie se crió con una de sus abuelas. A los 16 dejó el colegio, se hizo azafata y terminó de modelo en firmas como Guess. Fue el cineasta Mark Szaszy (con el que luego se casaría) quien le enseñó los entresijos de la fotografía.

caption id=”” align=”alignnone” width=”468″ caption=”La obra de Corinne Day que se expone en National Portrait Gallery de Londres”][/caption]

La obra de Corinne Day se ha expuesto en museos de la talla del Tate Modern, y está presente en la National Portrait Gallery, con una serie compuesta por nueve retratos de Kate Moss, la misma modelo y amiga que consiguió reunir 120.000 euros para costearle el tratamiento contra la enfermedad que se la llevó por delante.

Artículo publicado en EL PAÍS, el 3 de septiembre de 2010. 

El fotógrafo perfecto puede que no exista: sus fotografías serían perfectas, y con eso perdería toda la esencia de la Fotografía. Con el título El Fotógrafo Perfecto, Carlos Spottorno lanza esta iniciativa, que presenta así en su blog:

Este Fotógrafo Perfecto es absolutamente imperfecto como fotógrafo, pero totalmente perfecto como guía estilística formal para los que quieren un camino bien allanadito por el que transitar sin riesgo, sin esfuerzo y casi casi pareciendo un artista. El Fotógrafo Perfecto es la respuesta definitiva para los que buscan un autor al que imitar. Un compendio de ejemplos con el que hacer fotos que cuelen.

Las fotos son sencillamente perfectas, impolutas…

Hace ya casi tres años, el presidente del jurado de los World Press Photo 2007, Gary Knight, decía que era “muy decepcionante que la mayoría del material enviado [al concurso] fuera tan familiar”.  Señalaba Knight, no sin falta de razón, que “algunos reporteros gráficos dedican tanto tiempo y esfuerzo a mostrarnos algo que que ya conocemos y en un estilo que han emulado otro fotógrafo”.

Hoy he tenido la misma sensación al ver la mayoría de las fotografías que han ganado en alguna categoría o han quedado finalistas. La fotografía ganadora, de Pietro Masturzo, personalmente, no me parece la mejor, y me convence, por ejemplo, cualquiera de las fotografías de Olivier Laban-Mattei, realizadas también en las protestas post-electorales de Irán (o cualquier otra de cualquiera de las categorías) . La fotografías de Masturzo tiene mérito en cuanto el enfoque — se va a fotografiar una terraza — pero la técnica fotográfica no me convence, más allá del photoshop usado, con el que tampoco debemos rasgarnos las vestiduras.

En un análisis en EL PAÍS, el fotógrafo José Manuel Navia, escribe:

Imagino que esta imagen levantará ampollas entre el ejército de fotógrafos que, taxidermistas del dolor, entienden que el camino para mostrar el sufrimiento humano es la “dramatización” de la propia imagen, cargándola de unas formas aparentemente atrevidas y de un contenido lo suficientemente obvio como para mover el sentimentalismo más simple del espectador (aquí preferiría decir del lector de la imagen). Pero otros creemos que hay más caminos, y que tal vez hace falta menos denuncia y más reflexión; en definitiva: más verdadera fotografía y menos propaganda.

Y es allí donde está el mérito, en el otro camino, pero no en la ejecución.

En el resto de categorías, los retratos deD. Rouvr, el reportaje de Eugene Richards,  o el de David Chancellor, en el que se recoge como unas personas se comen un elefante muerto en Zimbabue. También ha tenido su reconocimiento la fotografía del soldado que disparaba en calzoncillos rosas contra los talibanes.

Enlaces relacionados en guerraypaz.com: 

–  Orginalidad en la fotografía informativa
– World Press Photo 2008, cuando la crisis ganó a la guerra
– World Press Photo 2007
– Premios Pulitzer 2009
– Pulitzer 2008
– Los premios Pulitzer 2007