Nosotros no torturamos
Wednesday, April 22nd, 2009
“Se coloca al prisionero en una tabla inclinada, de manera que la cabeza esté más baja que los pies. Se le recubre la cabeza con una tela (eso era antes, ahora se hace con un plástico) y se le arroja agua encima de la tela. La respiración se vuelve, así, muy dificil y la víctima entre en la angustia de que va a morir proximamente por asfixia”: waterboarding.
La decisión del presidente Obama primero de prohibir determinadas técnicas de interrogatorio (torturas) y luego de publicar cómo torturaba la CIA en tiempos de la administración Bush, está llenando las páginas de los periódicos de negacionistas de la tortura. En EE UU hay quien hasta las justifica en una tribuna de Washigton Post, y califica de irresponsable al presidente Obama por revelar estas técnicas y enseñar al enemigo como obtienen la verdad. Humano: quien lo hace es Marc A. Thiessen, que trabajó en el Pentágono y la Casa Blanca en los ocho años de Bush, últimamente redactándole esos memorables discursos. Lo humano también puede ser mísero.
Si la postura de señor Thiessen es dificil de entender, menos lo es que estos negacionistas de la tortura estén instalados también en nuestra prensa. Ejemplo número uno; y más concreto éste artículo de un tal Pérez-Maura que publica hoy ABC: “La lectura detallada de lo que era la «tortura» del «waterboarding» nos enseña que consistía en cubrir la nariz y la boca con un paño y verter agua sobre la tela, creando sensación de ahogamiento. Cada acción podía durar un máximo de 40 segundos -en los que había una sensación, no una realidad- aunque se reconoce que no duraban habitualmente más de 20 segundos”.
Sensación, nunca tortura. No nos pongamos quisquillosos: tener a gente metida en una base como Guantánamo sin ser sometidos a un juicio justo, aislados físicamente, y sometidos a largos periodos de luz artificial para volverlos predispuestos a contar toda la verdad, no es tortura. Más: poner a detenidos a disposición de terceros países con legislación y gobiernos laxos en materia de Derechos Humanos para que hagan el trabajo sucio es comprensible y les libra de culpa. Nada de nada. Les da igual que hasta un comite del Congreso de EE UU reconociera que Rumsfeld alentó desde el Pentágono el uso de la tortura.
“Nosotros no torturamos”, repiten los esbirros de Bush; y aquí cacarean sus palmeros, esos mismos que apoyaron la guerra de Irak y miraron para otro lado mientras los aviones con presos con destino a Guantánamo pasaban por nuestros cielos. Cierre de filas. “Seguimos creyendo en tí, Bush”, parecen querer decir. “Somos fieles a tu verdad, la única válida”. Pena dan.
Así lo ve Jon Stewart, en Daily Show. El negacionismo de la tortura tan evidente que hace reír.
The Daily Show With Jon Stewart | M – Th 11p / 10c | |||
We Don’t Torture | ||||
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