El líbano: una mecha de un gran polvorín
Moeh Atitar de la Fuente - Monday 25 de June de 2007
Todo parece señalar que una furgoneta cargada de explosivos fue la que terminó con la vida de los seis soldados del ejército español, en Jiam, el Líbano, a poco más de nueve kilómetros de la frontera con Israel.
El verano pasado, Israel decidió lanzar una guerra contra el Líbano para terminar con la milicia chíi de Hizbulah, tras el secuestro de dos soldados israelíes en territorio libanés; Israel no solo no rescató a los dos soldados sino que perdió la guerra, y la milicia chíi salió reforzada. Un refuerzo de las fuerzas internacionales bajo mandato de la ONU buscaba garantizar que Israel no volviera a atacar el Líbano, y que Hizbulah bajara su perfil contra Israel.
Como recuerda Maruja Torres en su columna de hoy, “antes de que Abu Ghraib se hiciera con la corona de la infamia en materia de torturas a prisioneros, la cárcel de Jiam se llevaba la palma”. En la guerra del verano pasado, Israel terminó con ese museo de los horrores, tal y como recordaba Algarabía.
España tiene desplegados a 1.100 soldados en esa zona, donde Hizbulah es predominante. Cuando hace poco más de un mes comenzaron los enfrentamientos entre el ejército libanés y el grupo palestino de Al Fatah al Islam (situado en la órbita de Al Qaeda), los responsables de inteligencia de Francia, Italia y España se reunieron en Sidón con altos responsables de Hizbulah para garantizar la seguridad de las tropas internacionales. Como asegura Robert Fisk en su columna de hoy, Hizbulah se mostró entonces preocupada por la posible extensión de grupos satélites de Al Qaeda extendieran su actividad también al sur del país; por tanto, si se confirma esta autoría, también es un golpe para Hizbulah.
Las operaciones del ejército libanés contra estos grupos no se limita al campo de refugiados de Nahar el Bared: en el de Tiro (bastante cerca del lugar donde están desplegadas las tropas españolas) también tuvieron lugar algunas escaramuzas, sofocadas por el resto de grupos palestinos que garantizan, en teoría, la seguridad en el interior de los campos de refugiados.
Pero tampoco se limita solo a los campos de refugiados: ayer domingo fuerzas de seguridad libanesas mataron a cuatro o cinco militantes en un apartamento de Tripoli, en un enfrentamiento que se prolongó durante horas y que también terminó con la vida de un soldados, un policía y dos civiles. Además, siete atentados (uno que acabó con la vida de un diputado antisirio) se han producido en el Líbano desde que comenzó el asedio sobre Nahar el Bared.
“No habrá problemas en tres o cuatro meses, porque al menos Hezbolá está un poco debilitada. Pero en tres, cuatro o cinco meses puede ser peligroso. Estoy un poco inquieto por el futuro”, le aseguraba Chirac a Zapatero al inicio de la misión, en septiembre pasado. Chirac tenía razón, pero se equivocó en el tiempo y tal vez en la autoría del ataque.
En Oriente Medio no se puede ver lo que sucede en un país sin echar la mirada en lo que pasa en los vecinos.
Palestina está atravesando una de las peores crisis, con Hamás y Al Fatah batallando por el poder. La última se reúne con Israel en Egipto para “relanzar el proceso de paz” y contrarrestar a la primera. Hamás, por su parte, ya ha rechazado cualquier contacto con Israel: “Los americanos no nos van a dar nada. Israel no nos va a dar nada. Nuestra tierra, nuestra nación, no se conseguirá salvo con firmeza y resistencia”, según declaraciones del líder de Hamás, Ismail Haniya.
Irak vive en su continua guerra civil (en lo que llevamos de lunes han muerto al menos 30 iraquíes en distintos atentados), con el ejército estadounidense e iraquí lanzando una operación de gran alcance contra la insurgencia suní en Baquba, y que Estados Unidos relaciona con Al Qaeda. Esta operación está demostrando, de nuevo, la falta de preparación y de equipamiento del ejército iraquí, en boca del general de brigada estadounidense Mick Bednarek, y la dificultad de imponerse a la insurgencia.
Y sin olvidar otras ramificaciones de un conflicto en la región, con infinidad de frentes y una multitud de actores, como puede ser Irán y Siria, que son acusadas de tener un protagonismo en todos los frentes (Palestina, Irak y Líbano), sin olvidar el contencioso nuclear iraní y las incursiones de Turquía en el norte de Irak para atacar a supuestas guerrillas kurdas.
Oriente Próximo sigue siendo un polvorín con muchas mechas.
Un saludo y buen análisis.
Nos estamos olvidando de algo importante, los derechos humanos.En las últimas cinco décadas millones de refugiados, miles de vidas humanas rotas y una inestabilidad constante. Buscar un único culpable resultaría simplista, pero Israel es el máximo violador de derechos de la zona. No creo necesario decir el por qué.
A día de hoy y salvo ionesperados acontecimientos el futuro es bélico y el alcance del escenario dificil de saber.
Tenemos que estar preprados para una auténtica carnicería que por otro lado no es nada nueva… Miremos a Irak y sabremos de que somos capaces.
[…] desfavorable”, y fue expedido el 11 de septiembre de 1967. En el también se avisaba de la extensión del problema por el sudeste asiático, solo evitado, paradójicamente, por la salida de EE UU de […]