Golpe de estado en Tailandia
Moeh Atitar de la Fuente - Tuesday 19 de September de 2006
Tailandia está lejos, muy lejos. El ejército ha tomado edificios oficiales, con insignias amarillas, lo que no es solo el color con el que se identifica a la monarquía, sino también el color de los manifestantes que llevan meses pidiendo la salida del primer ministro. El monarca tailandés, no suele participar en la vida política, pero cuando interviene, su voz es oída y obedecida.
Los golpistas han calculado la jugada, con un primer ministro al otro lado del planeta, en la 61 Asamblea General de la ONU – en esa que se dice discursos bonitos sobre que hay que cambiar el mundo injusto en el que vivimos, donde el Secretario General ha avisado de que la ONU puede quedar hecha añicos y no servir para nada.
A Thaksin Shinawatra no es que le quieran mucho por su país – fue culpable del stress políticos – con huelgas y una sociedad bastante movilizada – sms incluídos – en contra del primer ministro desde hace bastantes meses. Thaksin, con un control de los medios de comunicación, ha sido apodado, para hacernos una idea, el Berlusconi asiático.
Los golpistas han calculado la jugada, con un primer ministro al otro lado del planeta, en la 61 Asamblea General de la ONU – en esa que se dice discursos bonitos sobre que hay que cambiar el mundo injusto en el que vivimos, donde el Secretario General ha avisado de que la ONU puede quedar hecha añicos y no servir para nada.
A Thaksin Shinawatra no es que le quieran mucho por su país – fue culpable del stress políticos – con huelgas y una sociedad bastante movilizada – sms incluídos – en contra del primer ministro desde hace bastantes meses. Thaksin, con un control de los medios de comunicación, ha sido apodado, para hacernos una idea, el Berlusconi asiático.