Aires de guerra en Oriente Próximo
Friday, November 4th, 2011
El periódico israelí Haaretz publica hoy una encuesta sobre el plausible bombardeo de Israel a las instalaciones nucleares iraníes, un plan que querrían llevar a cabo el primer minstro Netanyahu y el ministro de Defensa Ehud Barak, pero que no contaría con el apoyo de la jefatura del Ejército ni de los servicios secretos hebreos (¿están detrás del filtrado de la noticia sobre la inminencia del ataque?). El 80% de los consultados por el diario considera que esta acción militar derivaría en una guerra en la región.
La primera respuesta a este ataque (unilateral o con en el apoyo de EE UU y Reino Unido) vendría del propio Irán. Una respuesta convencional, sería dificil de imaginar y de llevar a cabo por parte de Teherán, porque se le presupone a Israel un superioridad defensiva que la hace prácticamente invulnerable. Más probable es que Irán usase sus ramificaciones en la región, a saber, Hezbollah (Libano), Hamás (Gaza) y un debilitado Al Assad en Siria.
Así se infiere que la respuesta de Irán sería, paradójicamente, mucho más barata que cualquier ojiva nuclear, en forma de atentados terroristas, en cualquier sitio, en cualquier momento, contra intereses de Israel, EE UU y resto de países implicados.
A partir de allí la encuesta de Haaretz ya no es tan unánime. El 52% se fía del dueto Netanyahu y Barak; el 41% apoya un eventual ataque, con un 39% en contra y un 20% que se muestran indecisos. No parece que cuente, por tanto, con una apoyo unánime una acción que si que se proyecta como desastrosa para ese 80%.
Los otros afectados, claro está, sería la sociedad iraní. Ahmadineyad puede sacar hasta partido de un bombardeo contra su país, ya que podría congregar entorno a él a gran parte de la sociedad con el argumento del enemigo externo. Paradojas, pero el bombardeo a esas instalaciones nucleares sería un balón de oxígeno interior para el presidente iraní.
Nos toca lidiar, de nuevo, con este virus post imperial, como lo define el columnista de The Guardian Simon Jenkins.
No tan al margen
— Pasmoso es el silencio del The New York Times sobre el asunto, con tan solo una pieza sobre el ensayo militar llevado a cabo por Israel.
— Hacía mucho tiempo que no oíamos al clérigo chíi iraquí Moqtada al-Sad. Hoy, en una entrevista en Al Arabiya, rechaza la presencia de cualquier presencia militar o civil estadounidense en su país tras el anunciado retiro para diciembre de los 33.000 soldados desplegados en Irak. “Cualquier presencia la consideraríamos una invasión”, dice. Por aceptar, no acepta ni una embajada o consulado.