Guerra y Paz

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Moeh Atitar de la Fuente

Periodista, fotógrafo y blogger. Más sobre el autor.

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El arte de titular: una reunión secreta

Moeh Atitar de la Fuente - Friday 29 de May de 2009

Los lectores de periódicos por Internet tienen que ir preparando sus tarjetas de crédito. El rock del pago ya suena demasiado fuerte como para ser un globo sonda. En EE UU llevan la guerra al terreno de los buscadores y agragadores de noticias (Google, básicamente) para salvar la propia industria periodística en estos tiempo de crisis económica y de modelo de negocio. De negocio, no de otra cosa, porque el periodismo, en esencia, sigue siendo lo mismo: contar cosas que tu crees que la gente tiene que saber, y que a veces hay gente que trata de ocultar. Otra cosa es que se practique: la prensa en EE UU quedó tocada cuando se tragó la armas de destrucción masiva en Irak; los lectores leen ahora perplejos las noticias de una crisis que ningún medio olió, y solo se atrevieron a describir a toro pasado. Así que si en EE UU (y sospecho que el modelo se copiará por doquier) si quieren cobrar, deben de ofrecer algo mucho mejor de lo que ofrecen ahora for free.

The Atlantic destapó ayer que varios responsables de conglomerados de prensa se reunieron en secreto para debatir el futuro de la prensa, y el cada vez más cercano cobro por la información. Así titulaba James Warren:

 

“Shhhh. Los editores de periódicos mantienen silenciosamente hoy un muy, muy importante cónclave.¿ Pagarás pronto por los contenidos Online?”

No me digan que el titular no es bueno: reúne el secretismo, el aire de conspiración, y la estocada en forma de duda final: el pago.

Lo curioso es como los medios estadounidenses están obrando ante la posibilidad de cobrar por sus contenidos en Internet: antes de que uno se tire a la piscina, quiere estar seguro de que el resto también se mojará obligando a sus lectores a pagar. Entre tanto quieren resolver qué hacer con los que ellos consideran “parásitos”: agregadores de noticias y medios digitales que seleccionan o fusilan la información original, enlace mediante como mucho.

Ayer un compañero de trabajo me pasaba un artículo de Xavier Ternisien en Le Monde, titulado Les forcats de l’info (Los galeotes de la información [galeote: Hombre que remaba forzado en las galeras]). Describe a los “periodistas low cost”, a “los paquistaníes de la web” (porque hacen el trabajo mas barato), “están alineados delante de sus pantallas como pollos en batería”. Hace, así, una descripción de los periodistas digitales y de su situación laboral: “Edad media: 30 años. Teñidos de geeks, estos apasionados del ordenador pasan su tiempo delante de la pantalla. Han seguido el camino obligado: master, contrato profesionalización, contratato temporal, antes de esperar un hipotético contrato indefinido. Encadenan jornadas de 12 horas, las guardias de fin de semana o de noche. ‘A nivel social, Internet es una zona de no derecho’, asesta Sylvain Lapoix, periodista de Marianne2.fr, que quiere crear una asociación para defender los derechos de sus colegas”.

El autor sigue con una descripción real y deprimente: convenios separados para los mismos miembros de una redacción de un mismo periódico, un trabajo de poca calidad por las prisas, poca gente y nada especializada que tan pronto fusila un teletipo sobre Israel, que pasa a una información sobre el festival de Cannes, y declaraciones de los responsables de los medios: “Hace falta un espíritu de comando para atender a las audiencias actuales”, dice el director del Nouvel Observateur sin despeinarse. Otra declaración, esta de un periodista de 20minutes.fr: “En el trabajo o en mi casa, tengo las mismas pestallas abiertas en mi pantalla. Estoy todo el día en Gmail, Facebook y Twitter. Es mi método de trabajo. Gestiono mi vida privada y mi vida profesional al mismo tiempo.”.Y una constatación: los periodistas que salen de las facultades quieren publicar, gratis, en un medio digital como Rue89.fr, para ver por lo menos su nombre en la pantalla.

El marco general para seguir manteniendo esta precariedad laboral, pero lo más importante, esta precariedad en la información que se realizado (y es lo que debe de importarle a la empresa y a los lectores), es la coletilla: “Internet no da dinero”. Pues nada, a lo mejor es hora de empezar a cobrar y tal vez, solo tal vez, esto empiece a funcionar.

PS: el artículo de New Atlantic, vía Soitu / Mathieu habla de la polémica generada por el artículo de Le Monde.

Enlaces relacionados:

Senadores, peridositas y la prensa escrita.

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