Guerra y Paz

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Moeh Atitar de la Fuente

Periodista, fotógrafo y blogger. Más sobre el autor.

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Archive for March 15th, 2009

Trajes

Sunday, March 15th, 2009

Camps fue contundente el martes pasado: “Yo me pago mis trajes“. Trajes hechos a medida. Hoy El País pública una entrevista con José Tomás, el sastre de Camps. Las declaraciones no tienen desperdicio:

“Siempre que venía a Madrid, Camps se alojaba en el Ritz”, rememora el sastre. “Él me llamaba por teléfono cuando salía de Valencia o desde el coche y me decía a la hora que llegaba al Ritz. A su llegada yo ya le estaba esperando en el hotel y subía a su habitación. La primera vez le tomé las medidas y las dos siguientes le mostré algunas telas o una americana que le había hecho”.

Francisco Camps era un cliente exigente. “Me hizo repetir bastantes trajes. Quería los pantalones con un ceñidor detrás y hubo que buscar una trabilla que tuvieron que traer de Italia. Pero era una persona amable, buena gente. Los trajes que le hice eran de unos 800 o 900 euros los primeros. Los últimos, de 1.000 o 1.200. En total le hice unos ochos trajes, tres americanas, pantalones… Tuvimos relación durante un año y pico”.

Y un chaleco negro para ir al Vaticano, unos zapatos de 500 euros, rebajados a 200…Camps, todo un figurín al que no se le vio soltar el parné. Luego venían otros y pagaban todos los trajes que pasaban por la aguja y el hilo de José Tomás, quien por cierto ha sido despedido de la empresa por hacer facturas falsas: que no parezca que es una cabeza de turco.

Hoy otros trajes también me han llamado la atención. Son los que hace el colombiano Miguel Cabellero. Cuestan entre 4.000 y 8.000 dólares. Cabellero no dice de qué están hechos, porque además de garantizar a sus clientes que van a la moda, les salva la vida: confecciona vestimenta que aguanta las balas de cualquier calibre desde un revolver a una Uzi.

Cabellero tiene otro mérito: ha sido capaz de vestir a Hugo Chávez y a Álvaro Uribe. Dicen que también visitió a Obama el día de su discurso inaugural, aunque en este caso él apela a la discreción. Ahora llega a la India, donde tendrá que adaptarse a la vestimenta local.

Ahora que Camps se ha quedado sin costurero puede que acuda a Miguel Caballero. Pero hay que avisarle que sus trajes solo paran las balas; la Justicia se para de otras maneras.