El invierno en Afganistán hace que las operaciones militares se reduzcan. La primavera traerá el cambio de estrategia anunciado por la nueva administración Obama. Pero el invierno no es tiempo de inactibvidad:
— Pakistán anuncia que permitirá la aplicación de la sharia dentro del valle de Swat, que de facto el 70% del territorio ya está controlado por los talibanes. El Estado pakistaní no llega a todo su territorio, y la población vive en gran parte con normas tribales tan ancestrales como ajenas a cualquier atisbo de derecho humano. A cambio, Pakistán quiere una tregua de 10 años. En Washington no comentan el asunto. Y el NYT recuerda que desde el valle de Swat puede llegar la amenaza hasta el Bronx.
— Operaciones en Logar y Wardak: los 3.000 efectivos que llegaron en el mes de enero, ya está realizando operaciones sobre el terreno. Las dos provincias son clave para el abastecimiento, y la presencia talibán es cada vez mayor.
— La Casa Blanca, enfrascada en la crisis económica, aún no ha anunciado cuánto efectivos enviará a Afganistán; la petición es de 30.000 adicionales, que se suman a los 60.000 ya desplegados (de los cuales 30.000 pertenecen a EE UU); será cuestión de días y no de semanas, dicen desde Washington. Este movimiento es importante: el anuncio puede provocar que otros países aumenten su presencia militar en Afganistán, entre ellos España.
— El brazo financiero de los talibanes se mueve a Kandahar: artículo del periódico canadiense The Star.