Historia de una fotografía: Fenton se va a la guerra
Moeh Atitar de la Fuente - Monday 27 de October de 2008
La guerra de Crimea , con William Howard Russell y sus trabajos para The Times, es sinónimo del nacimiento del corresponsal de guerra. Esa labor es posible gracias a la extensión del telégrafo, que hace que la crónica del periodista pueda llegar en horas a la redacción. Hasta ese momento, los periódicos tenían la versión del soldados que les llegaba por una correspondencia siempre tardía. El trabajo de Rusell es más fresco, y es una visión de un periodista, de un reportero, que nada tiene que ver con la batalla, más allá de la convivencia con los soldados y con el hecho de ser simplemente un narrador de lo que ve.
Poco se destaca sin embargo en los libros de historia del periodismo que la Guerra de Crimea es también donde nace la fotografía de guerra, de la mano de Roger Fenton, y precisamente para contrarrestar el trabajo crítico de Russell.
La guerra ya no se pierde solo en el combate. La Rusia de los Romanov se enfrenta a Francia, Reino Unido,el imperio Otomano y el Piamonte. El motivo: Rusia pretende arrancar partes del imperio otomano, que considera lugares claves para defender a los cristianos ortodoxos. La guerra se desarrolla en varios centros — por ejemplo en el Báltico, o incluso escaramuzas en el Pacífico. Pero Crimea es el lugar que da nombre a la guerra, porque a esa península se dirigen soldados de la alianza contra Rusia, en pleno Mar Negro para taponar un espacio clave para los zares.
La opinión pública británica tiene hasta ahora un concepto en muchos casos romántico de la guerra, y espera una gloria más del Ejército de su Majestad. Russell va a ser el encargado de romper esa visión. En su epitafio en la catedral de St Paul, se dice fue el primer corresponsal de guerra. Como recuerda P. Knightley en The First Casualty Russell no fue el primer corresponsal de guerra, pero sí el que estableció por primera vez un trabajo sistemático para informar a los civiles por parte de un reportero también civil.
Su trabajo es demoledor para los intereses del Reino Unido: describe la cruda realidad de la guerra, y sobre todo la situación paupérrima de un Ejército que va a la guerra mal pertrechado para un territorio de clima hostil, y una oficialidad llena de pijos que van al combate con sirvientes, cocineros y que están más preocupados por la salud de sus corceles que la de sus propios soldados. La crónica que pasa a la historia es La carga de la Brigada Ligera, donde Russell describe la desastrosa carga realizada por Lord Cardigan. La lectura de esta crónica motivó, por ejemplo, que Tennyson escribiera el poema con el mismo título. Un ex ministro de guerra llegó a decir que los soldados tenían que linchar al reportero Russell, mientras el Gobierno de Aberdeen se va al garate, en parte por las críticas que llegan por la mala conducción de la batalla.
La fotografía para acallar a la palabra. El trabajo sistemático y crítico de Russell, intentará ser respondido de varias maneras por el Reino Unido; una de las medidas será restringir los pasos del corresponsal: dirán que Russell y el resto de incipientes reporteros hacían una descripción tan detallada de las batallas que podía ayudar al enemigo. Esta restricción será una herencia para la mayoría de conflictos donde la prensa ya es un actor a tener en cuenta.
Si la censura es un camino directo para entorpecer la palabra, la propaganda es siempre otro método con artes más sutiles que nunca se desdeña. Cansado de las noticias poco favorables, al esposo de la Reina, el príncipe Alberto, se le ocurre que la mejor manera de acallar las críticas es mandar a un fotógrafo para que haga un trabajo tan sistemático como el de Russell, pero con una visión positiva de la tropa: nada de muertos, nada de soldados sucios y mal equipados.
El elegido es Roger Fenton, uno de los fundadores de la Sociedad Británica de Fotografía, fotógrafo habitual en Buckingham y el oficial del Museo Británico. Fenton, como la mayoría de los fotógrafos del siglo XIX, empezó con el pincel. En París llegó a ser uno de los copistas oficiales del Louvre. Y allí fue donde descubrió la fotografía. Pasará a la historia precisamente por su trabajo en Crimea.
Un cuarto oscuro en la guerra. Subido a un carromato — donde lleva su cuarto oscuro — y acompañado por un ayudante, Fenton tomará más de 350 fotografías — que se puede ver en este enlace — para gloria del Ejército de su Majestad en los cuatro meses que pasará con la tropa. No sacará muertos, pero tampoco es que Fenton ceda de todo a una visión edulcorada de la guerra. Una de las fotografías más conocidas es ésta:
El fotógrafo se desplaza al mismo lugar escenario la desastrosa carga de la Brigada Ligera, y la retrata sin ningún muerto, pero con todo lleno de balas de cañón. Sin sacar a ningún muerto, Fenton estremece con ésta fotografía a todo aquel que tiene en el imaginario tanto la crónica de Russell como el poema de Tennyson, al que hace un guiño al titular la imagen “El valle de la sombra de la muerte”. El propio Fenton escribiría más tarde sobre ésta fotografía: “Llegando al barranco llamado valle de la muerte, la vista se vuelve a la imaginación: balas redondas y obuses dispuestos como una corriente en la parte inferior de la depresión hasta el final, sin que puedas caminar sin pisar sobre ellos”.Pero Fenton tomó dos fotografías del mismo escenario: una primera, con el camino casi sin balas, y donde desde luego era difícil tropezar con un resto de la batalla; segunda, con el camino repleto de proyectiles, una clara manipulación del escenario de la batalla para hacer más sugerente el resultado: la batalla, que ya tenía una cruda crónica y un heroico poema, quedaba retratada meses después sin muertos.
Fenton cumple con su misión de sacar “bonita” a la guerra. En las instantáneas que toma el fotógrafo a sueldo de Buckingham Palace no hay acción: el frágil material fotosensible de la época solo permite retratos de soldados que tienen que permanecer muchos segundos parados por la alta exposición que necesita. Curiosamente uno de los que posa para Fenton es el propio Russell:
Las altas temperaturas — trabajando con materiales muy inflamables — , el clima hostil, las enfermedades — Fenton tuvo un ataque de cólera y se volvió con un par de costillas rotas– y sobre todo estar en la guerra, hace que su trabajo sea más meritorio. La gloria acompañó a Roger Fenton a su regreso a Londres: 321 fotografías fueron expuestas en una galería, y parte de ellas difundidas en las páginas de The Illustrated London News y en las de un libro que recoge su obra edulcorada de la guerra de Crimea.
Otros post de Historia de una fotografía:
— Detrás de la estación de St Lazare.
— Bismarck muerto.
— Dewey defeats Truman.
— Gloria Swanson por Steichen.