Guerra y Paz

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Moeh Atitar de la Fuente

Periodista, fotógrafo y blogger. Más sobre el autor.

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Biggs, un ladrón enfermo

Moeh Atitar de la Fuente - Thursday 2 de October de 2008

Ronald Biggs ha pasado a la historia como el cerebro del robo del tren de Glasgow, conocido como el robo del siglo. Biggs y su banda se agenciaron en el robo del año 63 más de dos millones de libras, jamás recuperados. Consiguieron huir, pero poco después fueron capturados.

Fotografía de la ficha policial de Ronald Biggs

Biggs se llevó una condena de 30 años de prisión, pero como en las películas malas — en las buenas los presos se escapan con un túnel hecho con una cucharilla — se escapó saltando el muro con una cuerda hecha con su propia ropa. Primero París, con cirugía estética incluida, luego Australia, de nuevo capturado y poco después fugado otra vez, y de allí a Brazil, donde logró embarazar a Raimunda Rothen, brasileña, bailarina de profesión. Su paternidad es importante porque cuando lo cazó el detective Slipper — su madero antagonista, que le soltó nada más atraparle la frase “hace tiempo que no te veía, Ronnie. Supongo que sabes quien soy…” — en 1974 no pudo ser estipulado porque los que tienen un hijo brasileño no pueden ser extraditados, cosa que no hizo nuestro Dioni, pero mejor no comparemos. A Biggs también lo atrapó un grupo de mercenarios que se lo llevaron a Barbados para venderlo al mejor postor, pero las autoridades de barbacudas, lo liberaron y se negaron a extraditarlo, así que se fue de nuevo al paraíso brasileño.

Pero el cerebro del gran robo del siglo, cansado ya de caipirinha, echaba de menos una cosa: “Soy un hombre enfermo. Mi último deseo es entrar en un pub como un inglés y pedir una pinta de cerveza”. Así que escribió un correo a la Scotland Yard pidiendo un pasaporte. Biggs, el ladrón, llegó en avión privado, y fue detenido nada más poner sus pies en tierra.

Hoy leo en The Guardian que Ronald Biggs — que en 2002 aprovechó para casarse con su brasileña — está cada vez más enfermo, y que su familia cree que será liberado nada y más y nada menos que el próximo día de San Valentín, el punto casi final de un hombre que robó 2,6 millones de libras jamás recuperadas de un tren que iba a Glasgow.