Líbano, ¿reflejo de Oriente medio?
Moeh Atitar de la Fuente - Friday 26 de January de 2007
Las universidades suelen ser la vanguardia de lo que en una sociedad va a pasar. Las libertades comienzan a reclamarse en el mundo académico, que por definición ha de ser libre. No es de extrañar, entonces, que cuando una dictadura esté en el camino del triunfo ponga sus ojos en la libertad académica, la diezme y la convierta en una extensión de su propia perversidad. Las universidades también son un microclima social de lo que pasa en el resto de la sociedad: si los universitarios se dividen en bandos, se pegan, se matan, el resto de la sociedad o está ya igual, o va camino de hacerlo.
Dos adolescentes se refugian detrás de unos escombros, que forman parte de una improvisada barricada. Demasiadp jóvenes para estar en la universidad. Foto NYT
En Líbano las universidades han sido escenario de escaramuzas y batallas de una sociedad dividida. La universidad es solo un reflejo de la sociedad libanesa, fragmentada en dos partes a todas partes irreconciliables: por un lado los partidarios del gobierno, suníes y critianos. Por otro lado la llamada oposición, que lleva un tiempo movilizando a los suyos para pedir la salida del gobierno y unas nuevas elecciones. Si el gobierno es suni y cristiano, la oposición es Hezbollah, chii, junto a partidarios de Aoun, principalmente cristianos.
En la parte izquierda de la imagen, los soldados del ejercito; en la parte derecha, estudiantes huyendo de la batalla campal. Foto NYT
Las calles, tras una huelga general convocada por la oposición, se ha convertido en escenario de batalla entre partidarios y detractores del gobierno, con un ejército de por medio, desplegado pero con órdenes de no disparar. Las imágenes que llegan de Beirut recuerdan a las de principios de los ochenta: barricadas hechas con neumáticos quemados, y milicianos guardando el humo detrás. Ayer el balance de la batalla se cerraba con cuatro muertos.
Los líderes libaneses llaman ahora a la retirada de sus partidarios. Quizá ya sea demasiado tarde para controlar a los suyos.
Francia se ha querido volcar en la ayuda internacional a el Líbano, apoyando de forma incondicional a su primer ministro Siniora. Francia lidera la fuerza de la FPNL con 2.000 soldados desplegados en Líbano. España tiene un máximo de 1.100 efectivos desplegados en Líbano.
Lejos, en Paris, parte de la Comunidad Internacional, comprometía una millonaria ayuda para hacer frente a la reconstrucción de Líbano, después de la guerra de los bombardeos, y posterior ocupación terrestre por la parte sur del país, de Israel. Como señala Robert Fisk, todos estos millones no puede cerrar las fisuras entre esta sociedad. Millones por un lado, balas por el otro. ¿Casualidad? Nones.
¿Ayuda o préstamos? Desde luego, préstamos, vendidos a la opinión pública como una ayuda hacia el Líbano. Si el país ya tiene una deuda externa inmensa, esta “ayuda” es solo una dependencia exterior más: suma y sigue para las generaciones venideras, esas que ayer se pegaban en la universidad.
El principal donante ha sido Arabia Saudi, que era ya de hecho el principal acreedor del Líbano, dando 1.100 millones de dólares, de los 5.580 millones comprometidos. El ministro de Asuntos Exteriores saudí, el príncipe Faisal, ha reconocido que recibió una misiva del líder supremo de la revolución iraní, Ali Jamanei, en la que pedía “colaboración entre musulmanes” para poner fin a la calamitosa situación que vive Oriente Medio. “La respuesta fue que si ésta era su intención, sus acciones debían hablar más fuerte que sus palabras y que Irán debía hacer algo para tranquilizar a sus partidarios en la región, y que éste sería el mejor servicio que podía hacerse a la solidaridad entre musulmanes. Esto fue todo”, sentenció el ministro de Asuntos Exteriores.
Líbano hoy es un reflejo más de lo que es Oriente Medio. Suníes y Chiíes matándose en un Irak invadido. En Líbano más de los mismo. Arabia Saudi de un lado, Irán del otro. La simplificación ya está sobre la mesa. Quizá lo que pasó ayer en la universidad beirutí sea solo un reflejo, ya no solo del propio Líbano, sino de toda la región.