Guerra y Paz

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Moeh Atitar de la Fuente

Periodista, fotógrafo y blogger. Más sobre el autor.

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Una mala foto es una mala imagen

Thursday, July 2nd, 2015

Hubo un tiempo no muy remoto en el que la Corte española contaba en nómina con los mejores hacedores de imágenes. Nombres como Tiziano, Juan Pantoja, Rubens, Velázquez, Alonso Cano, Goya… andaban los pasillos de los palacios reales para inmortalizar a los reyes de las distintas dinastías. Formaban parte de la herramienta inicial, básica, y fundamental de la comunicación política que ha sido siempre la imagen. Sin imagen y sin palabra no hay comunicación política que valga.

Pero vivimos tiempos aciagos en cuanto a la generación de imágenes políticas desde la Política española. Se hace cansino repetir que hoy en las redes sociales, por el ritmo de la información, es necesario quizá más que nunca (al menos en cantidad) la producción de imágenes, de fotografías, de vídeos… de conceptos visuales potentes, en definitiva. Pero parece que hemos entendido lo de la cantidad pero nos hemos olvidado, del todo, de la calidad.

Esta semana hemos tenido dos ejemplos claros, con sendos restaurantes como escenario de la foto política del día, realizadas y distribuidas desde La Moncloa.

La primera inmortalizaba la comida entre Rajoy y Sarkozy en una tasca madrileña.

La foto está hecha con un angular, que deformar excesivamente la perspectiva de la imagen, con un Rajoy en primer término que lo hace más grande de lo habitual, con un Sarkozy arrinconado, más pequeño de lo habitual (que ya es difícil). Por las sombras y el brillo en el marco, inferimos que el fotógrafo ha tirado de flash. La sombra que proyecta Rajoy genera cierta inquietud en el espectador, que se convierte en pavor al ver la tremenda y desproporcionada mano. La mesa vacía, sin ni siquiera agua, con esos palillos de dientes y ese salero, casa a la perfección con la decoración cargante de los cuadros.

La segunda fotografía, tomada ayer, inmortaliza un momento aún más histórico: los presidentes vivos de la Democracia compartiendo cena con el rey Juan Carlos I en el Restaurante Lucio. Han trascendido dos imágenes.

Las fotos no están, cuanto menos, a la altura del momento. En la página web de La Moncloa no figura ni tan siquiera el autor.

Foto distribuida por La Moncloa de la cena del rey Juan Carlos I con los presidentes.

Foto distribuida por La Moncloa de la cena del rey Juan Carlos I con los presidentes.

La segunda foto distribuida por La Moncloa consigue algo casi imposible: mejora la anterior:

Ni que decir tiene que todas las fotos de estos momentos culinarios han desfilado por las páginas de medios digitales e impresos. Lejos estamos aquí de la decisión que tomaron los principales medios y agencias americanas de no publicar ni distribuir las fotos del afamado y admirado Pete Souza, al considerarlo cuanto menos comunicación política, propaganda y no periodismo. Aquí a callar y a publicar, sin ni siquiera reclamar calidad.

Rajoy se puede permitir tener fotos malas (reto es encontrar alguna buena de estos años), porque se descuentan de sus intereses. Para mí distribuir determinadas fotos es como publicar un comunicado lleno de faltas de ortografía (¿qué diríamos?).

Lo que se hace más flagrante es que la Casa Real siga distribuyendo fotos de los reyes que parecen hechas, si me permiten la osadía, por un convencido republicano infiltrado en La Zarzuela.

Solo hay que echar un vistazo a las fotos que distribuyeron con motivo del primer aniversario en el trono. Lo difícil, de nuevo, es encontrar una foto que pase el filtro de cualquier editor gráfico con algo de exigencia. “Inéditas fotos” era el titular más común para esta ristra de fotos en la mayoría de los medios. Mejor que hubieran seguido siendo inéditas muchas de ellas, con los protagonistas (los reyes y las infantas) con el peor gesto posible, con encuadres torcidos y con ese flash mal usado, que con unas cámaras que a 1200 ISO no se nota apenas el ruido uno sigue sin saber que necesidad tienen estos fotógrafos de reventar el barniz de las paredes de palacio foganozo mediante.

Foto distribuida por la Casa Real con motivo del primer aniversario del reinado de Felipe VI

Foto distribuida por la Casa Real con motivo del primer aniversario del reinado de Felipe VI

Sigue así, un año después, la estela del reinado de Juan Carlos I, con unas fotos malas hasta para el día histórico de su abdicación. Tal vez no son conscientes de que una mala foto es una mala imagen. Y la constancia en la falta de calidad no tiene excusa posible. Eso sí, al menos para las fotos de posado eligen a los mejores.

 

Político: cuando tú no eres el protagonista

Tuesday, January 13th, 2015

El pasado sábado se reunieron en las calles de París más de un millón de personas (hay que eleva la cifra a cerca de los dos millones) y no más de 50 mandatarios de diferentes estados en la repulsa contra los atentados terroristas sufridos en París.

El protocolo de El Elíseo se debió de partir la cabeza para un encaje de bolillos como este. El primer ministro Netanyahu anunció su presencia, pero el propio Hollande le pidió que no asistiera para no despertar ningún tipo de polémica, según cuentan varios medios franceses. Tras ver que sus rivales en la campaña electoral israelí iban a asistir a París, Netanyahu hizo ineludible su presencia. Para compensar, El Elíseo invitó entonces al presidente de la Autoridad Nacional Palestina a la marcha. Lo dicho: encaje de bolillos.

Hoy el periódico ‘Haaretz’ publica un mordaz análisis de Asher Schechter sobre los fallos de comunicación de Netanyahu durante la marcha: “La presencia de Netanyahu en París fue un desastre de Relaciones Públicas“, titula el periodista. Desengrana todos los fallos del primer ministro israelí, desde la cara de impaciencia para subirse al autobús hasta sus movimientos para ponerse en la cabecera de la manifestación.

Pero no solo Netanyahu jugo al protagonismo. Sarkozy, que ambiciona presentarse a las siguientes presidenciales, elevó la apuesta en estos días: se presentó en El Elíseo con su esposa Carla Bruni. Era el único que llevó a su cónyuge (a excepción de los reyes de Jordania), algo que no estaba previsto por el protocolo de El Elíseo. Además, para colmo, saludó a Hollande en las escaleras del palacio presidencial y esperó junto a él a la llegada de los ex primeros ministros de la UMP, que suponía un cierre de filas entorno al líder, además de un cortejo plenamente presidencial.

Sarkozy ha jugado en todo momento a dar un aspecto más presidencial que el propio presidente Hollande. En esta foto del encuentro en el palacio presidencial del 7 de enero y distribuida por El Elíseo, uno no alcanza a adivinar quién es el presidente.

presidentes

Unas horas más tarde, Sarkozy daba su propio discurso, adelantándose unas horas al presidente Hollande. La iconografía elegida, un fondo azul, bandera de Francia, y ninguna alusión a su partido, lo introducía en el marco presidencial.



En el discurso no hace ninguna referencia al presidente Hollande y marca todo lo que hay que hacer, con un tono de autoridad que busca transmitir solvencia y seguridad. La única referencia al rival político [Hollande y el Gobierno socialista] es esta: “El Gobierno debe tomar medidas fuertes contra el terrorismo, debemos elevar nuestro nivel de vigilancia y nuestra formación política apoyará sin reserva todas las iniciativas del Gobierno que vayan en este sentido, simplemente porque en estas horas trágicas es un imperativo de unidad nacional que nadie puede ni debe sustraerse”. Él marca lo que el Gobierno debe hacer.

En su perfil de Instagram, que se actualiza más bien poco, solo se ha subido esta foto de estos días:

Rencontre aujourd'hui avec Benyamin Netanyahou cc @Israelipm

Una foto publicada por Nicolas (@nicolassarkozy) el



La hiperactividad política de Sarkozy – ha estado presente en casi todo momento y casi en todos los escenarios – ha traído la consabida crítica, en forma de mofa en redes sociales. Bajo la etiqueta #jesuisnico , los internautas han compartido memes de Sarkozy en distintos lugares históricos, como la Conferencia de Yalta. En este tumblr se recopilan algunos de ellos.

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Acostumbrado al perfil bajo, el presidente del Gobierno Mariano Rajoy no ha metido la pata en estos gestos. Fue el primero en anunciar su presencia el domingo en París y una vez allí pareció responder a la consigna a mi donde me digan, a mi donde me pongan, y no pienso salirme de allí, no vaya a ser que meta la pata. Tampoco llenó su perfil en Twitter de referencias a la manifestación.
< En París también desfilaron políticos que en sus países lideran la oposición. Es el caso de Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, y Ed Melliband, líder del Partido Laborista británico. La estrategia de comunicación de ambos en Twitter ha sido la opuesta: mientras el británico ha difundido 4 tuits y dos fotos (con la alcaldesa de París y en la marcha con el propio Sánchez), el secretario general del PSOE difundió 14 tuits, con seis fotos más un combo de cinco. Además el PSOE contó con un fotógrafo en París que fue alimentado de más fotos el Flickr del partido.

Marcha Republicana: Una foto redonda

Monday, January 12th, 2015

Hoy he estado todo el día viendo la Marcha Republicana con la que Francia ha respondido, en las calles, a los brutales atentados terroristas que ha sufrido estos días. Confieso que llevo desde el miércoles oyendo, leyendo y viendo medios franceses. Poca atención – mal hecho – he prestado a los medios españoles o internacionales. Pero la prima lingua tira.  En unas horas, con más tiempo y el lunes ya puesto en orden, escribiré algunas reflexiones sobre estos días aciagos.

A estas horas quiero analizar una foto redonda.

Place République. Foto de S. Mahe, para Reuters.

He visto hoy muchas fotos de agencias; también muchas portadas y distintas elecciones. ¿Por qué esta es la foto más redonda? Juguemos al descarte:

– Nunca hubiera elegido la foto de los mandatarios situados en la cabecera para una portada de un periódico de papel. No eran los protagonistas, aunque han dado buenas fotos, cómo esta de Merkel y Hollande en El Elíseo. Son, aunque lo no parezca, actores secundarios, para una buena doble página interior. Si fueran Churchill, De Gaulle o Roosvelt, tal vez. Pero son quienes son. No hay talla para darles el protagonismo.  Esta es la opción por la que se ha decantado ‘ABC‘,  ‘Cinco Días‘, y menos la opción de ‘The New York Time‘ (edición europea), con dos fotos mal casadas. El protagonismo de la foto tiene que estar en aquella amalgama que llamamos ‘pueblo’.

– La siguiente elección lógica dentro de este planteamiento sería una foto donde se viera la muchedumbre que ha desbordado la protesta. Han optado por esta opción, y con foto a cinco columnas y generosa en altitud, ‘El País‘. A mi parecer, el titular (“Unidos por la libertad”)  hace perder fuerza a la foto, y esta portada no será recordada, que es a lo que tendría que haber aspirado una portada hoy. Con la misma fórmula, la de la muchedumbre, funciona mejor ‘Le Figaro‘  con un titular tan redondo como “Francia en pie” o más rematado en el caso de ‘La Croix‘, con un simplemente “En pie”.

– Fotos originales de la jornada las ha proporcionada JR, un artista francés del que os he hablado varias veces en este blog, y que ha estado presente con unas grandes gafas en forma de pancarta. Se ha especulado si eran las gafas de Charb, director de Charlie Hebdo y uno de los asesinados. Charb usaba gafas metálicas, y no estas de pasta. La interpretación es libre.

 

 

 

Las gafas de JR están presentes en las portadas de ‘La Vanguardia‘ o de ‘The Guardian‘. Siendo las fotos muy buenas, creo que en las portadas no tan funciona y distrae. “¿Unas gafas?”, podría preguntarse el lector. Entonces habría que darle la respuesta en el pie (no alcanzo a ver si lo hacen).

– Llegamos de nuevo a la foto redonda, firmada por Stephane Mahe y distribuida por Reuters. Es la Libertad, que asoma solo la mano, blandiendo la bandera, guiando al pueblo y de paso a la propia Marienne. Es un Delacroix actualizado. El fotógrafo ha encontrado la foto porque tenía la referencia del cuadro. La composición es redonda. Los protagonistas reflejan la diversidad de Francia tan repetida estos días. “Aux armes citoyennes”, parece que les dice, como les decía Marienne en el cuadro.  Pero en lugar de los mosquetes del lienzo, corona la foto un gran lápiz y pancartas de “Yo soy Charlie”. La foto rezuma ‘République’. Foto redonda.

Place République, Stephane Mohe
No tan al margen: ¿Algún periódico español ha mandado algún fotógrafo propio a París? Será que está muy lejos y es muy caro. Déjà vu. También observo cada vez menos originalidad y atrevimiento en las portadas de papel en España, que deberían ser, sobre todo en días cómo estos, más imaginativas y aspirar a permanecer.

Actualización: No había visto la portada de La Razón hasta bien entrada la mañana (gracias por el aviso, Lara). Han usado la misma foto, pero en una configuración a doble página, que le infiere un carácter muy épico si cabe.

Es vespertino Le Monde también ha elegido esta foto para su portada

Lemonde

Txetxo Yoldi tiene memoria

Tuesday, September 23rd, 2014

Conocí primero a Txetxo Yoldi por su firma. Era una de esas firmas que se repetían en la páginas de ‘El País’, el periódico del que he sido lector siempre lector.

Solo he hecho una vez en mi vida una cobertura de un juicio: el de los atentados del 11-M, para 20 Minutos. Yo no tenía prácticamente ni idea de qué iba un juicio, y la idea general que tenía se remitía a las películas americanas. Me sirvió de ayuda la letrada (y además amiga) Paloma Llaneza, que me proporcionó el teléfono de Txetxo. “Para lo que quieras y necesites”, me dijo Txetxo en una breve llamada. “Ya nos veremos en la sala”, añadió. Hubo un silencio incómodo cuando le dije que lo iba a cubrir desde la redacción. Años después Txetxo no se acordaba de esa llamada.

Esta breve anécdota resume quién es Yoldi: un tipo que siempre está dispuesta a ayudar y nunca con la boca pequeña.

Hoy escribo de él porque estrena memorias periodísticas: Peor habría sido tener que trabajar, editado por libros.com . Las memorias se leen en 2.40, lo que dura un vuelo entre Madrid y Bruselas, sin levantar la vista, porque engancha. Se agradecen los capítulos someros, al grano, muy a su estilo, pero añadiendo sus expresiones y citas de otros, que tanto le gusta colar. Además es elegante, porque en su larga trayectoria no sale mal parado casi nadie, salvo los que salen mal parados por acción propia.

Yo he sido un privilegiado por ver trabajar a Yoldi de cerca en la redacción de ‘El País’. Los lunes no tenía que leer su columna en las hojas del periódico porque siempre tenía el privilegio de leerlas los jueves o los viernes, impresas en un Din-3 y precedido de un “¿a ver qué te parece la columna?”, dejándola sobre mi teclado. Tras su lectura se establecía un diálogo donde yo preguntaba sobre alguna cosa que deslizaba en el texto. “¡Pero por cómo no sabes eso! ¡Qué joven eres!”, me soltaba (y me sigue soltado). También le vi manejar la bomba de relojería que era el ‘Caso Divar’, del que da cuenta en las memorias en su capítulo final. Hoy me tengo que esperar, como todos, a que lo publique en su blog ‘El último recurso.

Txetxo Yoldi, retratado por un servidor.

Txetxo Yoldi, retratado por un servidor.

Por su culpa, además, me compré un Smart. Quería una moto. Le pregunté cual sería la idónea, porque es un motorista de primer nivel. “¿Has llevado alguna vez moto? ¿No? Pues entonces cómprate un Smart”, me soltó. Cuando unos meses más tarde me vio con el casco de la bici me vino a decir que no tenía remedio: “Si te dije que no te compraras una moto no era para que te subieras a una bici, que es muchísimo más peligroso”.

En resumen, compren y lean el libro. Les divertirá y les reconciliará con el oficio de periodista, tanto si son lectores como ejercientes.

No creo en los maestros, pero sí en los ejemplos. Para mí, Txetxo Yoldi es todo un ejemplo.

Queda pendiente que me diga qué moto me tengo comprar.

 

Fotografías para una abdicación

Tuesday, June 3rd, 2014

Un rey suele abdicar una sola vez en su vida. Por eso lo vivido ayer fue un hecho histórico y periodístico sin precedentes. Pero es un hecho controlado, y por tanto podía haber sido algo mejor escenificado, al menos desde el punto de vista fotográfico.

Esta fue la secuencia, en tres fotos, que publicó la Casa Real, a través de su cuenta en Twitter y de su página web:

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El rey Juan Carlos abdica la corona

El rey Juan Carlos abdica la corona

 

El rey Juan Carlos abdica la corona

El rey Juan Carlos abdica la corona

El despacho del rey debe de ser uno de los lugares más difícil para sacar una foto decente, porque está todo cubierto de madera barnizada con un brillo que rebota cualquier luz artificial . El autor de la foto ha optado por tirar con un flash, sin rebotarlo al techo ¿Cómo saberlo? En la segunda foto, sobre la columna, se ve claramente el destello.

Las fotos son técnicamente muy malas. Los gestos, tanto del rey Juan Carlos como del presidente Rajoy, son más que mejorables. Parece que el fotógrafo solo tuvo la opción de captar el momento tal cual sucedió. Y optó por la solución del flash, sin medir la luz y me jugaría 300 maravedis que con la opción automática de TTL. Con ello se garantizó que no se le escapará la instantánea, seguramente tras haber tirado ráfagas y ráfagas.

Hubo un tiempo en el que los monarcas se rodeaban de los mejores artistas. Repasen la lista de pintores de la corte. Hoy la fotografía en la Casa Real es, sencillamente, vapuleada. Ayer era un día histórico, que hubiera requerido imágenes históricas y bien hechas, y no esta improvisación.

Las fotos del discurso siguen esa línea de desastre técnico. La iluminación, realizada para el vídeo, es directamente nefasta, con un viñeteado sobre el monarca que no tiene ningún sentido:

 

Discurso del rey Juan Carlos.

Discurso del rey Juan Carlos.

Y esa improvisación se ve latente en todas las fotos que  hace la propia Casa Real. El día del aniversario de los príncipes de Asturias, la cuenta de la Casa Real en Twitter hacía públicas estas dos fotos:

 

Las fotos hablan por sí solas. Son malas, improvisadas y mal editadas. Da la impresión de que cualquiera, sin el mínimo conocimiento básico de fotografía, haya cogido la cámara y se haya marcado unas fotos. Y no son posados que se hacen ante miles de fotógrafos, sino uno, de la Casa, con lo cual los príncipes de Asturias y las infantas podían haber posado y habérselo tomado con cierta calma. Cuando ves la fotos que se hacen desde la Casa Real te da la impresión de que no les interesa, de que tienen mucha prisa y que todo está improvisado y sin control.

La prensa fue ayer y hoy la primera perjudicada porque el material fotográfico era malísimo. Solo hay que ver las ediciones especiales, con las fotos antes citadas. Pero añadamos que ninguna portada arriesgó, en cuanto a diseño, lo más mínimo. Dentro de 30 años nadie se acordará de estas portadas. Sirva como ejemplo estas dos portadas de hoy, de El País y El Mundo:

El País opta por una foto del día, de Juanjo Martín servida por EFE, y la coloca a cinco columnas. Es una foto bastante mala, con un verde de fondo que la mata y donde el rey Juan Carlos no es que salga muy favorecido. Mientras, El Mundo , opta por la fotografía facilona y obvia, también firmada por Juanjo Martín. El rey se va: lo sacamos tomando la puerta.

[ver nota al final del artículo sobre un párrafo suprimido]

En la edición gráfica, no siempre las fotos del día son las mejores. Por eso fue más acertada la elección de ABC o de La Vanguardia: 

 


La Casa Real es consciente de que se abre un nuevo tiempo de cambio, donde la comunicación va a ser fundamental. La fotografía, la imagen, es un punto clave. Se trata de encontrar el equilibrio entre la naturalidad y la justa exposición de los nuevos monarcas. Y sobre todo tratar la imagen, la fotografía, con profesionalidad e intencionalidad en las fotografías producidas y controladas desde la Casa Real. Y últimamente esto no ha sucedido.

Pero también es fundamental abrir, en este nuevo tiempo, el acceso a los profesionales de la fotografía que trabajan para agencias y periódicos, creando un ambiente propicio para hacer buenas fotografías, sin miedo a que te saquen una mala foto. Porque al final, cuantas más fotos dejes hacer, más probabilidad tienes de proyectarte en los medios. Si optaran por dar solo sus fotos, o las de EFE, desde su cuenta de Twitter o de Flickr (sangrante que aún no tengan uno abierto) o a través de su web, solo perpetuaríamos el mismo error. No solo el medio es el mensaje.

Podrían empezar por pasearse por los archivos de Getty Images, y ver las primeras fotos publicadas del futuro Felipe VI, hechas por fotógrafos profesionales a los que se les daba un mayor acceso que ahora. Salían fotos como esta ¿A qué no está mal?

 

Esperemos que el cambio en La Zarzuela también llegue a su fotografía. Porque su futuro dependerá de la imagen que proyecten.

Fe de errores: en una primera versión de este post sostenía que La Casa Real había optado por dejar entrar en la recepción de la tarde solo a un fotógrafo de EFE. Gracias a un comentario de Antonio Villareal, pude comprobar que realmente no fue así, y esta vez se dejó entrar a más fotógrafos que a los de la agencia EFE. Si que mantengo que es un error apostar por un pool solo de EFE, o de tu propio fotógrafo, porque te juegas la visión de un acto, de una situación, a una sola mirada. Soy poco partidario de los pool, pero cuando son necesarios tienen que ser abiertos a más de un fotógrafo, para garantizarte una variedad interpretativa de lo fotografiado.

A la República se va con chófer

Monday, April 14th, 2014

Fueron muchos los hombres protagonistas de aquellas primeras horas decisivas tras la victoria republicana en las elecciones municipales, el 14 de abril de 1931. Pero quizá fue Miguel Maura, hijo del político conservador y monárquico Antonio Maura, quien más se metió en el papel de protagonista de la Historia. Miguel Maura, tras la dictadura de Primo de Rivera, había comenzado a distanciarse de la Monarquía y girado claramente hacia la República, sin desde luego abandonar su posicionamiento conservador. Formó parte del Gobierno provisional. Y este es su relato de cómo, ‘un señorito chulo’, como le definió Azaña, en un coche con chófer, acompañado de Largo Caballero, hizo los traspasos de poder de la Monarquía a la República por teléfono, en tres horas y “sin incidente alguno” en toda España:

Serían las seis cuando, convencido de la inutilidad de mis esfuerzos para convencer a mis compañeros de la urgencia de tomar el poder por nuestra propia cuenta aquella misma tarde, salí de la biblioteca y, atravesando el vestíbulo, subí los primeros peldaños de la escalera. Desde allí, dirigiéndome al público que llenaba la planta baja, pregunte en medio de un silencio absoluto:

– ¿Estáis dispuestos a venir conmigo a ocupar el Ministerio de la Gobernación?

El griterío fue tal que mis compañeros salieron precipitadamente de la biblioteca y… ya no pudieron volver a ella, arrastrados por la riada humana tras de mí y de los que conmigo salían a la calle, en busca de los coches.

Cogí del brazo a Largo Caballero, que era el único que había asistido a mi propuesta durante la discusión, y subimos a mi coche. Guiaba mi mecánico, Antonio Milla. A su lado se había sentado un ciudadano (para mí entonces) totalmente desconocido (que resultó ser su luego gran amigo Arturo Soria Espinosa ‘El Terremoto’, uno de los líderes estudiantiles de la época de la Dictadura). Detrás íbamos Largo Caballero y yo. No  me ocupé para nada de los que les ocurría a los demás, y como mi coche estaba en el zaguán interior del jardín, cuando salimos a la calle todavía andaban mis compañeros en busca de los vehículos necesarios. Ganamos con eso algo de tiempo, porque el peligro de quedar embotellados, si nos reconocían las muchedumbres que poblaban las calles a esa hora, era serio.

Sin dificultad, y gracias a ese detalle, llegamos cerca de la Cibeles. A partir de allí nos fue forzoso ir muy despacio, porque la calzada estaba repleta de gentes. Pronto nos reconocieron, y entonces empezó nuestro calvario. Tardamos cerca de dos horas en recorrer el trayecto de la calle Alcála que une al Plaza de la Cibeles con la Puerta del Sol, o sea poco más de un kilómetro. El gentío nos abría camino a fuerza de empujones y apreturas, pero a la vez se subían a los estribos y las aletas de mi coche, en forma tal que cerraban materialmente las ventanillas y dentro nos asfixiábamos. Hube de propinar, lamentándolo, sendos puñetazos en los estómagos de los que cubrían las ventanas, para poder respirar.

En la Puerta del Sol, la aglomeración desbordaba ya toda la medida imaginable (ver foto de Alfonso Sánchez). Las farolas, los tranvías, parados en medio de la Plaza, los balcones y los tejados eran ocupados por innumerables racimos humanos. El griterío ensordecía.
Los coches que conducían a mis compañeros tardaron aún en aparecer por la entrada de la Puerta del Sol que da a la calle Alcalá.

Según luego supe, Azaña, que venía con Casares Quiroga en uno de los últimos, iba refunfuñando malhumarado, diciendo que seríamos ametrallados por la Guardia Civil, que aquello era una locura y llamándome ‘señorito chulo‘.
Por fin, llegó mi coche ante la puerta principal del Ministerio. La puerta estaba cerrada.

En el balcón principal, con gran asombro mío, ondeó de pronto la bandera republicana. Eran Rafael Sánchez Guerra y el que iba a ser mi subsecretario Manuel Ossorio Florit, que habían entrado poco antes por una puerta de la calle Pontejos y, al ver que llegábamos, se apresuraron a izar la bandera. Ante la puerta cerrada sólo estábamos Largo Caballero y yo, rodeados, claro es, de una masa vociferante que pedía que abriesen las puertas.

De pronto, se abrieron estas de par en par, y apareció en el zaguán un piquete de la Guardia Civil cerrando el paso. Me cuadré delante de ellos, me descubrí y les dije:

– ¡Señores: Paso al Gobierno de la República! Los soldados, como si lo hubiesen ensayado previamente, abrieron el paso y, en dos filas, una a cada lado, prestaron armas.

Pasamos, saludando Largo Caballero y yo. Al llegar a la escalera principal, subí las escaleras de tres en tres, y fui directamente al despacho del ministro, que conocía bien de antaño. Allí me encontré con Mariano Marfil, amigo de siempre, y, repito, persona más que excelente. No había abandonado su puesto en los tres días transcurridos desde las elecciones, y noche y día había estado al pie del cañón, cumpliendo sus deberes. Me dirigí a él y le dije:

– Amigo Marfil: Aquí está usted de más desde este momento.
Me hago cargo perfectamente de ello y ahora mismo me marcho – y, en efecto, desapareció-.

Hubo de salir por la puerta trasera del edificio, porque las demás estaban abarrotadas de público.

Me arrepentí luego, y me he arrepentido varias veces más tarde, de la descortesía un tanto brutal con que traté en aquella ocasión a quien tanto respeto merecía por su conducta, y a quien tanto estimaba. Meses después, en extensa y cordial conversación con él en mi casa, solicité y obtuve su perdón, y reanudamos nuestra añeja amistad brevemente interrumpida.

Este fue, querido lector, el ceremonial del famoso ‘traspaso de poderes’ que nos habían anunciado los de la acera de enfrente, y que había provocado casi una batallas en el seno nuestro Gobierno Provisional. Diez palabras de cada lado bastaron, y en realidad sobraron, para tomar las riendas de un poder que yacía en el arroyo.

Tomé en el acto el teléfono, y ordené a la central del Ministerio que me fuera dando las provincias según fueran ellas saliendo. Los demás ministros, que iban llegando con infinitos apuros al Ministerio, se reunieron en el despacho del subsecretario.
En el acto empezó a sonar el teléfono. Uno a uno los gobernadores se ponían al aparato y el diálogo se repetía.

– ¿Quién está al aparato? – preguntaba yo imperiosamente-.
– Aquí el gobernador – contestaba una voz más o menos serena, según el grado de información del interfecto -.
– ¿El gobernador de la Monarquía? ¿No es eso?
– ¡Claro que sí! – decían unos, muy seguros de su prepotencia: otros, en cambio, vacilantes y como atontados –
– Aquí el ministro de la Gobernación de la República. Ahora mismo entrega usted el mando al presidente del Comité Republicano, y, en su defecto, al presidente de la Audiencia. Le advierto que le hago responsable personalmente de la menor resistencia y de cualquier demora en cumplir esta orden. ¿Estamos?

A veces, el diálogo seguía con preguntas atolondradas, o con vacilaciones más que explicables en quienes se veían, de pronto, no sólo destituidos, sino entregados inermes a las masas enemiga. Sólo uno, el de Huelva, pareció resistirse. La rociada que recibió de mí, que no fue menguada, bastó para calmarle. El cambio de autoridades de todas las provincias se hizo en menos de tres horas, por teléfono y sin el menor incidente en parte alguna de España. No hubo un solo herido, ni los gobernadores sufrieron el menor vejamen por parte de los republicanos.

La desmemoria del trabajo esclavo

Friday, January 24th, 2014

Brunete, 1939. Acabada la Guerra Civil, la dictadura franquista crea un sistema de redención de penas para presos políticos. El sistema es muy sencillo: mano de obra esclava a cambio de redimir las penas. Esa mano de obra será usada para reconstruir ciudades, pueblos, carreteras, ferrocarriles… Todos los datos que siguen los extraigo del ‘Víctimas de la Guerra Civil‘, coordinado por Santos Juliá. La idea se le ocurre al jesuita Pérez del Pulgar. No es baladí que la Iglesia se ponga al servicio del régimen en esto: había que redimir también la ideología de los presos, “la extirpación de las ideas marxistas en favor de las ideas católicas”. Se constituye así en octubre de 1938 El Patronato Central de Redención de Penas. En 1939; 12.781 presos fueron usados como mano de obra esclava; en 1943 ascendía a 44.925. A estos hay que sumar los llamados Batallones Disciplinario de Trabajadores, que ya usaron durante la fase final de la Guerra Civil a presos, y cuya cifra se sitúa en 87.589 trabajadores en 1938, sumar también los Trabajos en Regiones Devastadas (4.075 presos en todo el territorio nacional en 1943, y que no se disolvió hasta 1957) o las Colonias Penitenciarias Militarizadas.

Brunete fue en el verano de 1937 escenario de una de las batallas más cruentas de la Guerra Civil. Se calcula que más de 30.000 soldados de los dos bando perdieron la vida.  Acabada la Guerra Civil, fue reconstruido por el Servicio Nacional de Regiones Devastadas y Reparaciones. 367 presos fueron usados en esas obras, según datos del Ministerio de Justicia citados en este trabajo.

Brunete 2014. El alcalde de Brunete quiere que ese conjunto reconstruido en parte gracias a mano de obra esclava sea hoy declarado por la Comunidad de Madrid Bien de Interés Cultural. En la plaza, varias placas colocadas durante el franquismo recuerdan que fue el escenario de una gran victoria militar. No parece que se quiera recordar y reconocer el trabajo de presos esclavizados. Desconozco si hay en algún rincón de esa localidad algún reconocimiento a ellos. Los hay en pocas ciudades y localidades reconstruidas con sangre y sudor de estos hombres que fueron simplemente esclavizados.

Una mierda en el metro

Wednesday, September 18th, 2013

Podría ser solo una anécdota. Me topé con la mierda antes de verla: la olí. Un tremendo pestazo llegaba por el pasillo, y se hacía mayor conforme me iba acercando a la defecación humana. Estaba al borde de la escalera, justo en un recoveco, en una esquina, de tal manera que lo más fácil era pisarla. Pero allí estaba, intacta y desafiante.

Subí hasta el vestíbulo del metro de Ruben Darío, salida Serrano / Castellana. No había nadie: de un tiempo a esta parte los recortes han hecho que sea hasta difícil encontrarse con un trabajador del metro en las taquillas. Irá a peor: ayer los sindicatos (defensores del empleo) llegaron a un acuerdo con la empresa para que se vayan a su casa 673 personas, eso si de manera voluntaria, que para echarles a la fuerza siempre hay tiempo. Así que usé el interfono amarillo, que hace unos años era solo para emergencias, y ahora sirve hasta para ‘explicaciones’. Apreté y salió la voz de una mujer de la caverna para avisarme, retumbando en todo el vestíbulo, que no me oía. No funciona y nadie lo arregla.

Pensé en largarme y no avisar. Me vino a la cabeza una pobre señora, anciana, con bastón, que pisaba sobre la plasta y resbalaba. O en ese niño con zapatos nuevos, recién estrenados para el inicio de curso, llegando a casa con ellos hechos mierda. O en esos tacones de aquella pija con la que me había cruzado esta mañana y que iba a toda prisa porque llegaba tarde. Me imaginé el disgusto al ver su Manolos de palo teniendo por fin algo humanamente original. Pero subí, salí a la superficie, dejé que el sol me cegara, y me dirigí al otro vestíbulo, este en la glorieta de Ruben Darío, donde suele estar el trabajador de la estación que aún no han recortado. Le indicó el problema y la localización. “¿Otra vez? Nos pasa mucho. Es que los indigentes que viven debajo del puente [de Castellana] entran a hacer sus cosas aquí. Pero ahora mismo avisamos”.

Sería una sola anécdota si uno no se hubiera fijado en que en Madrid hay basuras por todos lados. Vivo en esta ciudad desde hace 13 años, y visitándolo con frecuencia desde que no tengo memoria. En esencia esta ciudad hay mucho guarro: gente que mea sin rubor en una esquina, que tira un papelito al suelo, que pega con un periódico a su perro en el hocico si se le escapa una gotita de pepí en casa, pero que no recoge la mierda en la calle, que deja una litrona apoyada sobre una papelera o que hace mudanza y deja toda la porquería que no quiere en un contenedor reservado para cartón y vidrio. No creo que el número de puercos haya aumentado en esencia: pienso que su rastro es más visible.

Los recortes de este Ayuntamiento en recogida de basuras y mantenimiento de la ciudad la hace más sucia cada día. Lo normal era antes encontrarse a barrenderos, camiones cisterna, que limpiaban con bastante regularidad las calles. Aún así tenías que sufrir la horda de meadores y vomitadores en las calles del centro, especialmente los fines de semana. Queda patente que gastamos mucho menos que antes echando un vistazo a los contenedores de cartón, llenos a rebosar, porque se retiran poco. Sucede lo mismo con las papeleras. De las mierdas, en todas las formas y procedencias, ya hemos hablado suficiente.

Es muy sencillo: más recortes, menos dinero, menos limpieza, más mierda. Ríanse porque desde hace un par de años los vecinos de la villa con casa en propiedad pagan un nuevo impuesto de basuras (Tasa por prestación del servicio de gestión de Residuos Urbanos, para ser precisos) creado por Gallardón.

Pero no todo queda reducido a la calle. Veo esta noticia en La Sexta: ambulatorios llenos de basura por la nueva adjudicación del servicio de limpieza. ¡Ratas en un centro médico!

Así que Madrid empieza a apestar. A todos los niveles.

Nefastas portadas

Wednesday, July 17th, 2013

Hay momentos en el que los españolitos estamos más pendientes de las portadas de los periódicos. Algunos, entre los que me incluyo, esperamos el momento en el que el director de turno (si no el espabilado redactor que se adelanta a su jefe) twittea la portada. Corremos todos a sorprendernos, llevarnos la mano en la cabeza e indignarnos porque el periodismo se prostituye a unos precios muy baratos. Se paga por el servicio, y el servicio debe de ser nefasto, porque no es un sector precisamente boyante.

Es verano. En verano tenemos pocas noticias, pocas fotos. Todo recae. El mundo periodístico parece que se desacelera, aunque este año la primavera se ha prologado un poco más gracias a las declaraciones de Bárcenas, ante el juez y antes ante Pedro J. Ramirez.

 

En medio de la que está cayendo, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se reunió con empresarios de alto copete. Llama la atención de que la media de edad de la merienda ronda los 60 años, siendo el más joven el propio Rajoy.

La ecuación es simple: los empresarios arropan a Rajoy, metido en unas acusaciones de corrupción sin parangón en la historia. Y los asesores de Rajoy han pensado que hay que controlar todo, incluidas las fotografías del evento sexuagenario. Así que las puertas de Moncloa quedaron cerradas para la prensa, y solo Diego Crespo, fotógrafo de La Moncloa, pudo fotografiar a estos señores encorbatados y para los que la jubilación es una quimera.

Lo normal es que los jefes de fotografía de los principales diarios se echaran las manos a la cabeza y dijeran que no tragaban, que por allí no pasaban, y que preferían dar una foto de unos guiris en la playa, algún manifestante egipcio exaltado o incluso una original foto de Obama, que es un recurso socorrido y que siempre queda guapo en portada.

Quiero pensar – llamadme ingenuo – que esos jefes fueron a las reuniones de primera con atrevidas propuestas y que los directores, que saben muchísimo de fotografía, les dieron argumentos solventes para dar la foto propagandística de La Moncloa. Pero luego pienso que no debió de ser así, y que para los jefes de fotografía lo más cómodo era presentar esas fotos de los sexuagenarios.

Portadas del 17 de julio

Portadas del 17 de julio con fotografías proporcionadas por La Moncloa (Click para agrandar, pero tampoco os perdéis gran cosa gráficamente hablando)

Llama la atención que Abc y La Razón no adviertan que esa foto la ha transmitido La Moncloa. ¿Se imaginan titulares dictados por La Moncloa, sin entrecomillado? Bueno, tampoco hay que imaginar mucho.

Con todo esto pierde el lector, esa persona que tiene que hacer el esfuerzo de llegar hasta uno de los pocos kioskos que quedan abiertos en su ciudad para comprar un periódico y se encuentra con estas portadas monótonas y nada periodísticas. No será la intención de muchos de los profesionales que trabajan en esos periódicos, pero les ha quedado unas portadas muy propagandísticas. Hoy de postre, champán en La Moncloa. Invita el gabinete de prensa.

PS: Luego está la imaginación desbocada: La Gaceta:

la_gaceta.750

Harry, el capitán matatalibanes

Tuesday, January 22nd, 2013

He matado en Afganistán, pero papá quería que actuara cómo un príncipe (…)He tomado una vida para salvar otra vida.  Si hay gente que trata de hacer cosas malas a nuestros chicos, entonces los ponemos fuera de juega (…); “nuestro trabajo aquí es asegurarnos que los chicos en tierra está seguros, y si eso significa que hay que disparar a alguien que les dispara, pues lo haremos (…)

Estas palabras han sido pronunciadas por el capitán Wales, de 28 años. No sería noticia si no fuera el tercero en la línea de sucesión a la corona del Reino Unido.  Harry ha terminado su despliegue en Afganistán con estas declaraciones a la prensa, mantenidas en secreto hasta que ha estado fuera de Afganistán para no poner en peligro su seguridad.

 

Harry, a la carrera en Afganistán

Harry es un auténtico descelebrado: recuerden sus disfraces de nazi, su coqueteo con la droga o su juerga en Las Vagas… cosas de poca importancia (y de mal gusto) si no fuera quien es. Ahora reconoce sin despeinarse que ha matado desde los mandos un helicóptero Apache. Ni siquiera existe un atisbo de lamento, de conciencia. Lo que más perturba es esa naturalidad con la que reconoce que ha matado.  Un porte de chulo matón, de superhéreo, un Tom Cruise en Top Gun y encima con sangre azul.

Lo extraño no es que este niño de papá — acuérdense del cabreo que se pilló cuando no le dejaron ir a la guerra en Irak, y luego como se le fabricó en secreto una tour para que el niño fuera a la guerra de Afganistán — lo diga, lo piense y lo asimile. Lo extraño es que nadie le haya frenado, que ningún asesor le haya aconsejado que eso niño no se dice, que mejor cuenta cualquier milonga o frase tópica sobre la guerra, diciendo que si, pero sobre todo diciendo que no, y todo lo contrario. Una respuesta acorde con los asesores:  una cínica. Así no le damos munición propagandística tan buena al enemigo taliban.

Así que todo ese aparataje mediático que rodea a una institución tan propagandística como es la monarquía ha querido que nos enteráramos todos que su príncipito cumple con su deber, que es un buen soldadito, y que subido a su Apache (eso si, no a cara de perro) mata a nuestros malos. No es nuevo: su tío Andrew combatió en La guerra de Las Malvinas, también a bordo de un helicóptero (la infantería no es cosa de príncipes)  y por empecinamiento de la propia reina que se negó en redondo a que su hijo permaneciera en la retaguardia. Son save the Queen. 

No sé que pensaría Lady Diana: ella lanzándose a desminar el mundo y su vástago matando hombres.

Por cierto, no me resisto a copiar el arranque de este análisis de H.Freeman en The Guardian:

Is it a bird? Is it a plane? Probably a Chinook? Yes! It’s the return of Captain Wales! That superhero who flies into Britain’s life sporadically, straight out of the ebony shadows of an agreed media omerta and into the carefully controlled lights of a single media interview, replete with photos that can’t help but look like an especially sloaney university’s production of Top Gun (it’s the sunglasses).