Imaginen una de esas ilustraciones con las que los constructores intentan vender un piso, una segunda residencia o cualquier propiedad inmobiliaria: campos de golf, grandes centros comerciales, avenidas arboladas y un río que nada tiene que envidiar al Sena. Ese tipos de imágenes idílicas son las que ha proporcionado hoy el Pentágono para explicar el proyecto de 5.000 millones de dólares con el que quieren maquillar la Zona Verde, el territorio de máxima seguridad de 11 kilómetros cuadrados controlados por soldados estadounidenses dentro de la capital iraqui.
Reinventando el Tigris
No es el primer gran proyecto de EE UU en esta zona blinda: el pasado mes de junio se filtraron los planos y proyecciones de cómo iba a ser su embajada en la capital iraquí, la más grande — con piscina olímpica incluida — y con más medidas de seguridad que tiene EE UU en el mundo. El precio final de ésta obra puede superar los 650 millones de dólares.
Parece ser que los chicos del Pentágono quieren proporcionar a sus amigos del Departamento de Estado. ”Cuando tienes invertidos 1.000 millones de dólares allí fuera con 1.000 empleados merodeando, tienes que preocuparte por saber quiénes son tus vecinos. Tienes que influir en tu vecindario todo el tiempo”, asegura el capitan Thomas Karnowski, responsable del proyecto.
El futuro Tigris Woods Golf and Country Club
Así, la proyectada renovación contará con campos de golf, centros comerciales, un estadio de fútbol y varios hoteles de lujo. Karnowski asegura que el grupo Mariott hotelero ya ha mostrado su interés sobre el proyecto, aunque ellos no lo confirman.
Los estadounidenses solo han copiado al dictador Sadam Hussein: aprovecharon la zona amurallada reservada anteriormente para los altos cargos fieles al régimen y la llenaron con los altos cargos de Bremer, desde donde proyectaron planes grandilocuentes que fueron quedando en papel mojado. Ahora en los planes urbanísticos también parecen querer seguir los planes megalómanos del dictador.
Un centro comercial dentro del complejo de la Embajada de EE UU en Irak
La Green Zone, Zona Verde, es la burbuja de EE U en la capital de Irak: si fuera reina el caos circulatorio, dentro se respetan a raja tambla las normas de circulación; si fuera hay inseguridad, dentro el Ejército — sobre todo la policía militar — se encarga de mantener la seguridad; si fuera no hay luz, dentro de la Zona Verde generadores dan la electricidad suficiente para alimentar no solo las embajadas de EE UU, Reino Unido o Australia, sino también las más altas instituciones iraquíes, como el Parlamento.
los empleados pueden disfrutar de la comida estadounidense que trae directamente de Qatar la empresa Halliburton, o tomarse unas birras en el Baghdad Country Club, un especie de Café de Rick pero sin Humphrey Bogart, donde se pueden degustar la cocina árabe y europea hecha por un chef procedente de uno de “los restuarantes más selectos de Beirut”, tal y como se promociona en su página web.
De momento esta en el corazón de Bagdad y al borde del Tigris ya ha inspirado a una película thriller – Green Zone. Basada en el libro del periodista Rajiv Chandrasekaran,Vida Imperial en la ciudad esmeralda (publicado en España por RBA), la cinta será interpretada por un Matt Deamon que encarna a un agente de la CIA que busca las Armas de Destrucción Masiva.
Puede que estos proyectos se queden en eso: meros proyectos. Los promotores se olvidaron de pintar en estas promociones algo del paisaje propio de la Zona Verd: la lluvia de morteros lanzados por la insurgencia que cae casi a diario en esta zona. La estampa diaria es esta:
Fotografiada tomada el 28 de abril de 2008, durante un ataque de morteros contra la Zona Verde