Guerra y Paz

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Moeh Atitar de la Fuente

Periodista, fotógrafo y blogger. Más sobre el autor.

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Archive for the ‘Soldados de fortuna’ Categora

Irak, se van los militares, volverán los mercenarios

Thursday, December 15th, 2011

EE UU se retira hoy de Irak ocho años después sin haber alcanzado una clara victoria. Es posible que hayamos asistido a la última gran invasión por parte de un ejército regular en mucho tiempo.

La guerra de Irak ha dejado patente que la victoria en las guerras es fácil de declarar, pero difícil de demostrar. Es paradójico que 8 años después, Obama, que se opuso a esta guerra, acudiera ayer al mismo argumento que Bush: los iraquíes están ahora mejor que en tiempos del execrable dictador Sadam Hussein. Solo un dato: en el año 2000 la esperanza de vida era de 70,74 años; en 2009, de 68,09, según datos del Banco Mundial. Irak sin Sadam es desde luego un mejor Irak, pero no es una disyuntiva ante los ocho años de invasión.

También Obama le copió a Bush en el discurso de ayer otra laguna: Hizo referencia a los soldados heridos — más de 30.000 — y sobre todo a los cerca de 4.500 muertos que ha dejado esta guerra entre sus filas, y ninguna referencia a los más de 100.000 muertos iraquíes.

La invasión de Irak y posterior ocupación ha sido un buen paradigma de las nuevas guerras (acudir siempre en estos casos al libro de referencia de Herfried Münlker): un ejército regular es incapaz de cubrir todos los frentes de una guerra y acude a la contratación de empresas privadas, para dar abastecimiento a sus tropas y sobre todo hacer funciones de seguridad. El ejemplo más mediatico ha sido Blackwater, pero fueron muchas las protagonistas de esta privatización de la guerra, de este negocio ya intrínseco de los nuevos conflictos, cuya presencia se incrementó aún más bajo la administración del premio Nobel de la Paz Barak Obama.

EE UU retira hoy a sus soldados de Irak, pero en enero siguiente habrá una fuerza similar a una brigada (entre 3.000 y 5.000 efectivos) compuesta por empleados de empresas privadas para proveer de seguridad a todo el cuerpo diplomático estadounidense acreditado en Bagdad.

Los protagonistas, ocho años después, siguen siendo los mismos. Blackwater, tras cambiarse el nombre por Xe Service (todo por el tiroteo de la plaza Nisour) y ahora pasar a llamarse Academi, pretende volver a Irak, para dar entrenamiento a las fuerzas de seguridad iraquí, y quizá de nuevo arrancar algún tipo de contrato de seguridad, pese a que el Gobierno iraquí vetó a todos estos mercenarios de su territorio. Sin las fuerzas de EE UU, veremos cuanto tiempo tarda Irak en echar mano de estas compañías — ¿quizá con empleados iraquíes? — para dar seguridad.

La guerra, nunca ha dejado de ser un gran negocio.

El nuevo negocio de Erik Prince

Sunday, May 15th, 2011

El fundador de Blackwater no descansa. Tras cambiar su compañía de nombre (de Blackwater pasó a llamarse Xe Service) y dejar la dirección de la empresa que consiguió contratos multimillonarios para proveer de seguridad privada a EE UU en Irak y Afganistán con soldados de fortuna, Prince se retiró a Abu Dabi donde iba a escribir sus memorias.

Pero no solo de literatura y recuerdo del pasado vive Prince. Según una investigación del periódico New York Times, Erik Prince ha creado una empresa en los Emiratos Árabes Unidos cuya principal función es crear un compañía militar de elite formada enteramente por soldados extranjeros, en concreto y hasta ahora colombianos, para poder se usados por el país del Golfo, que cuenta con un Ejército reducido y inexperto, amenazado por la fuerza de Irán (de hecho mantienen un litigio sobre unas islas).

Al ser una empresa radicada en los emiratos no estaría violando la ley estadounidense, pero si lo podría estar haciendo al tener a estadounidenses formando a un ejército extranjero sin el debido permiso de Washington.

El presupuesto inicial de la compañía (conocida como R2) ha sido de 20 millones de dólares. Cada soldado cobra unos 150 dólares diarios.

Más detalles del nuevo negocio de Erik Prince en The New York Times

Mann, el mercenario que asesora a su captor

Saturday, October 23rd, 2010

Simon Mann  es el mercenarios soñado por cualquier novelista de la talla de Forshyt. Pero es de carne y hueso. Tras ser sentenciado a perpetuidad por Guinea Ecuatorial y ser perdonado el pasado mes de noviembre, ahora ha pasado a ser asesor de Obiang, su captor, contra el que había urdido una intentona de golpe de estado. Así lo cuenta The Financial Times.

Tras ser liberado, Mann declaró que había pasado un año en Guinéa Ecuatorial, “no cómo prisionero, sino como invitado”. Su mujer Amanda, embarazada en el momento de su detención, describió a Obiang cómo “una persona entrañable”. Mann, que vive actualmente en Londres, estaría asesorando al presidente Obiang; su libertad la habría comprado proporcionando información sobre el golpe de estado; y ahora seguiría su actividad de “asesor”, dentro del terreno donde mejor se mueve.

No tan al margen: Según cuenta Danger Room, la firma heredera de Blackwater ha obtenido un contrato de manos del Departamento de Estado de EE UU por 10.000 millones de dólares. El blog da detalles de cómo el Departamento dirigido por Hillary Clinton ha enmascarado su relación, a través de contratos en los que se implican otras empresas con nombres distintos, aunque detrás está Xe Services, el nombre actual de Blackwater. 

Haiti puede ser un buen negocio

Monday, January 18th, 2010

Detrás de cada catástrofe se moviliza toda la solidaridad, comprensible y necesaria. Aviones con ayuda humanitaria, fletados por Gobiernos, cargamentos de medicina, agua potable, llevados hasta la zona devastada por ONG que han recibido dinero de ciudadanos conmocionados por las horrendas imágenes y relatos que les llega desde los medios de comunicación… El mundo se vuelca estos días con Haiti.

Pero dentro de esta catástrofe, como pasó con el Tsunami de 2004, o el huracán Katrina, siempre hay un buen negocio detrás. Como indica Naoimi Klein en La Doctrina del Shock , la conmoción que genera los desastres naturales o zonas arrasadas por guerras es aprovechada para hacer negocios y/o crear un ambiente propicio para ellos: la sociedad, la opinión pública, está demasiado conmocionada para reaccionar ante una recorte de derechos, ante una invasión por “razones humanitarias” y no protesta al ver cómo sus donativos/impuestos van a manos de contratistas privados que van a trabajar en pro de la reconstrucción.

Jeffrey D. Sachs, director del Instituto de la Tierra en la Universidad de Columbia, estima en un artículo que publica el The Washington Post que Haiti necesitará 14.000 millones de dólares al año para hacer frente a esta catástrofe. Actualmente, Haiti, uno de los países más pobres del planeta, recibe 300 millones de dólares de la comunidad internacional. Da pistas de quien puede acudir a gestionar ese dinero: desde las ONG, pasando por contratistas privados, hasta llegar a empresas chinas (o el mismo Gobierno chino), que se están especializando en construir infraestructuras por los países africanos a un ritmo de vértigo, trayendo hasta los obreros de China. Omite Sachs que esto no lo hacen por amor al arte, sino como tratos comerciales de intercambio de materias primas a cambio de construcción de infraestructuras.

El ambiente es tan propicio para el negocio que existen empresas privadas especializadas en rescates de víctimas en zonas de catástrofe. Así, el equipo va enviado no a rescatar a personas (como los bomberos que envían los estados), sino a rescatar a alguien en concreto. Un ejemplo haitiano: un grupo de estudiantes de la Universidad de Lynn (Florida, EE UU) se encontraban en Haití, participando en un programa de cooperación. Ante la falta de noticias de sus alumnos, el centro educativo ha decidido contratar a una empresa privada ( parece ser que Red24, que ya opera en la zona), especializada en rescates.

El negocio en estas situaciones de crisis no es algo casual e improvisado. La International Peace Operations Association (IPOA) engloba a unas 60 compañías privadas especializadas en el negocio de las llamadas operaciones humanitarias. Estas compañías (entre las que llegó a figurar Blackwater) no son ONG sin ánimo de lucro, sino todo lo contrario. La IPOA ofrece en su página web los contactos de las distintas empresas que están listas para actuar en Haiti, desde empresas especializadas en temas de seguridad que venden sus servicios contra los repetidos pillajes (como puede ser Triple Canopy), empresas especializadas en suministros de equipos médicos, o empresas dedicadas a proporcionar transporte aéreo, desde helicópteros a aviones para hacer llegar los suministros. La privatización no solo afecta a las guerras, sino sobre todo a la llamada ayuda humanitaria. La paradoja es que empresas que operan en el sector de la guerra, son las mismas que se ofrecen en el sector de la ayuda.

Tanzania alquila buques de guerra para evitar ataques de piratas en el Índico

Tuesday, January 5th, 2010

La empresa A.P. Moller Maersk (una de las mayores compañías de transporte marítimo del mundo) ha contratado a un buque de guerra de Tanzania para que escolte a sus petroleros por las aguas del Índico, según ha confirmado la empresa al periódico The Copenhagen Post .

Se trata de un paso más en el negocio de la seguridad: ya no es solo un trato entre empresas, sino que es un estado el que alquila sus servicios (un buque de guerra) para dar seguridad a una compañía. Con ello los estados africanos pueden ver un modo de costearse buques de guerra, de por si caros de tener y sobre todo de mantener. Un ejemplo en si puede ser la propia Tanzania, con una marina más que modesta y con escasa capacidad, y con algunos buques que datan algunos de los años 70, según datos de Jane’s.

Francia, en una dimensión menor, ofrece a sus soldados armados a bordo de los atuneros de su bandera, que pagan el coste de mantenerlos a bordo y sus salarios. El Estado francés no saca, aparentemente, beneficio de ello. España optó porque Defensa formara a trabajadores de empresas privadas (muchas de ellas compuestos por ex miembros del Ejército) para que luego estas se llevaran todo el beneficio. Visto así, la solución francesa no es tan descabellada.

Maersk no ha revelado cuanto le costará sufragarse la escolta militar, pero considera “una solución alternativa para una situación crítica”, asegura Steffen Jacobsen, director técnico de Maersk Tankers.

Si las marinas de guerra de países cercanos empiezan a ofrecer su servicios de escolta, es posible que reste parte del negocio a empresas de seguridad privada que han visto un filón en las aguas del Índico. Eso sí, este lujo de la seguridad quedará reservado para las grandes compañías, que transportan cientos de millones de euros en forma de cargamento o de petróleo en sus buques, y que les compensa ahuyentar la amenaza. El resto, más modestos, seguirán llevando a bordo a seguridad privada, o a mercenarios armados que se ofrecen en los puertos de Kenia para el paso de la zona de riesgo.

Queda una duda en el aire: si las marinas en lugar de perseguir per sé (porque se entiende que es su función) se dedican a alquilar sus buques de guerra a buen precio, ¿no le interesará que haya más ataque piratas para garantizarse el negocio de la seguridad?

El negocio, para empresas, mercenarios y ahora los Estados está más que servido.

Carpetazo al tiroteo de Blackwater en Bagdad

Saturday, January 2nd, 2010

El 16 de septiembre los seis chicos de gatillo fácil de Blackwater (hoy renombrada Xe), asesinaron a 17 civiles en una rotonda de Bagdad. Los guardas de seguridad privada, todos ex militares de los EE UU, han asegurado que respondían a una amenaza evidente. El resultado es que los 17 muertos eran civiles desarmados, muchos de ellos niños y mujeres. Un periodista de NYT recuerda hoy como cubrió la noticia.


De izquierda a derecha, los cinco acusados del tiroteo que se declararon inocentes: Dustin Laurent Heard; Paul Slough; Nick Slatten; Donald Ball; y Evan Liberty (NYT)

El juez Ricardo M. Urbina ha dado por cerrado el caso. En 90 páginas viene a justificar que las declaraciones de los cinco trabajadores de Blackwater por parte del Departamento de Justicia de los EE UU fue tomado bajo coacción, consistente en la amenaza de que, si no coperaban, podían perder su trabajo y, sobre todo, bajo la promesa de que ese testimonio nunca iba a ser usado en su contra. El juez Urbina considera que ese inmunidad, ese pacto, fue roto en el momento en que se usaron esos testimonios para fundamentar las pruebas contra ellos. Y por eso, por un defecto en el proceso, por unas garantías judiciales, cierra el caso.

De los seis acusados, solo uno, Jeremy P. Ridgeway, se declaró culpable y se esperaba que testificara contra los otros cinco. Puede que allí quede el único resquicio, si es que el Departamento de Justicia es capaz de encontrar una vía para volver a sentar en un banquillo a los tres mercenarios. Mientras, el Gobierno de Irak (donde no se permitió juzgar a los mercenarios porque tenían inmunidad especial aprobada por un decreto del proconsul Bremer en su último día en el cargo) asegura que iniciará (¿ahora?) todas las acciones legales en su territorio para ir contra la compañía de seguridad privada.

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De piratas y mercenarios

Sunday, November 22nd, 2009

Artículo sobre el otro lado del negocio de la piratería: los negociadores, los intermediarios y  los mercenarios.

Dos tipos de contratos con mercenarios. Se están produciendo dos tipos de contratación de un equipo de seguridad dentro de un buque en una zona conflictiva, según el barco lleve pabellón español o de conveniencia (en el caso de algunos atuneros españoles, bajo bandera de las Seychelles). En el primero de los casos, el Gobierno español impone unas condiciones muy restrictivas tanto en lo referente a la cualificación de los agentes como al protocolo para el uso de armas. El mando del buque es del capitán.
Pero en el segundo caso, la casuística cambia. Generalmente, son empresas británicas las que contratan con el armador. Y de los contratos se deduce, según un experto que los ha consultado, “que el mando del barco no corresponde tan claramente al capitán como al jefe de los mercenarios cuando hay una situación de conflicto”.
Además, imponen condiciones a bordo. “No permiten a la tripulación usar sus teléfonos móviles cuando están trabajando. Requisan cámaras fotográficas y de vídeo. No permiten que se les puedan captar imágenes. Encierran a la tripulación en sus camarotes durante la noche o en horas de descanso. No permiten fumar en cubierta por la noche. En ocasiones, deciden si el barco debe faenar. Mandan sobre el capitán”. El equipo a bordo puede costar cerca de 50.000 dólares el mes.

Mann y du Toit, perdonados

Tuesday, November 3rd, 2009

Simon Mann y Nick du Toit y los otros dos mercenarios sudafricanos que habían sido sentenciados a perpetuidad en Guinea Ecuatorial por una intentona golpista contra Obiang, han sido perdonados por Malobo.

Aquí ya contamos como él sostuvo que, entre otros, detrás de la intentona estaba metido el Gobierno de Aznar, el hijo de Tatcher y un empresario libanés afincado en Londres.  También supimos que Du Toit y los cerebros intelectuales del golpe contra la dictadura de Obiang pensaban maquillar el golpe “para parecer un heroico alzamiento local“.

Blackwater hasta en la CIA

Friday, August 21st, 2009

A nadie le tiene que extrañar el grado al que llegó la administración Bush en la privatización de la guerra; parecía que la línea roja, donde no cabía el capital privado, eran los servicios secretos; pero hasta la CIA cayó y contrató a la antes llamada Blackwater (hoy renombrada Xe Service) para el trabajo sucio: ayudar a la toda poderosa CIA a liquidar  a supuestos miembros de Al Qaeda en Irak, Afganistán y Pakistán, según reveló el NYT.

Hoy este capítulo se amplía. El mismo rotativo asegura que parte del trabajo de los mercenarios era mantener y cargar las bombas que luego aviones no tripulados lanzaban contra objetivos en Afganistán y Pakistán, gobierno que ha negado la presencia de cualquier extranjero armado en su país. Los chicos de Blackwater, sin embargo, no apretaban el gatillo. Era siempre desde el cuartel de Langley donde se elegía a los objetivos y se disparaba el gatillo, siempre según NYT. Esta división del  trabajo produjo varios incidentes, al acusar los trabajadores de la CIA a los mercenarios de no armar bien las bombas en varias ocasiones.

El nuevo director nombrado por Obama nada más aterrizar en la Casa Blanca, Leo E. Panetta, canceló el programa.

Blackwater (Xe Services, ahora) vuelve a saltar a los periódicos. No pasa tanto con otras compañías de seguridad que se lucran aún más con contratos con distintos gobiernos. La discreción no ha sido el fuerte de esta compañía de seguridad privada, dispuesta a casi todo. El penúltimo capítulo fue la declaración que hicieron dos ex empleados ante una corte federal. Acusaban a Prince, el jefe de este ejército privado, de tener una visión más cercana a la de un cruzado en busca de venganza contra el mundo musulmán. Le ayudaba en este propósito muchos de sus desequilibrados empleados, que según estos testimonios, eran enviados a Irak y Afganistán aún a sabiendas de su desequilibrio.

Xe Services no es el único rebautismo que ha recibido Blackwater.  En Irak sigue operando bajo el nombre US Training Center, que se encarga de dar la protección a empleados y diplomáticos bajo una contrata del Departamento de Estado, pese a que el Gobierno iraquí (no tan soberano como parece) prohibió que esta compañía siguiera operando en su territorio tras la matanza de 17 civiles en Bagdad. La administración Obama no ha cancelado este contrato de protección. Preguntado en rueda de prensa por los contratos que mantienen con las herederas de Blackwater, Gibbs, portavoz de la Casa Blanca, eludió responder a la pregunta por falta de información precisa.

Hace unos días, en un acto público, una de las principales asesoras de Obama, Valerie Jackette, pedía paciencia y confianza en el presidente Obama ante la contratación de empresas de seguridad privada por parte de su administración. Aseguraba que había que evaluar la seguridad nacional, y acudía al argumento del mal necesario:” No olvidéis que hay hombres y mujeres que están en riesgo fuera del país todos los días haciendo lo mejor que puede para defender nuestro país y el presidente tiene que valorar si ponerlos en más riesgos teniendo la transparencia y la claridad y la disponibilidad de información que desperádamente demandáis”.

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Acusaciones contra los jerifaltes de Blackwater

Wednesday, August 5th, 2009

Un ex empleado de la firma de seguridad privada Blackwater y un ex marine que trabajó en operativos de seguridad para la compañía, han hecho unas explosivas acusaciones contra su antiguo jefe, el multimillonario Eric Prince.

La acusación más seria, que recoge Jeremy Scahill en The Nation, es que Prince “mató o ayudó a matar a individuos que estaban cooperando con las autoridades federales en la investigación de la compañía. El ex empleado afirma que Prince se ve a si mismo como un cruzado cristiano con la tarea de eliminar musulmanes y la fé islámica del globo”.

Los dos testificantes ante la corte federal de Virginia implican a la firma Blackwater en el tráfico de armas en Irak, ya que empleados introducían armas en el país en bolsas de comidas para perros (algo que ya se estaba investigando). Además Prince y otros jerifaltes destruyeron o mandaron destruir videos, emails y otros documentos incrimintarios.

Los ex empleados narran en sus declaraciones como empleados de Blackwater aseguraban querer ir a Irak para matar, y que la compañía no hacía nada pese a conocer sus intenciones y tener informes que señalaban su dudosa salud mental. Narran un caso en el que, tras matar a un iraquí que iba en su vehículo, no dieron cuenta ni a las autoridades iraquíes, ni al Departamento de Estado, pero tampoco tomaron medidas contra los empleados implicados en el uso de una fuerza innecesaria.

En una de las declaraciones, el ex empleado acusa a Prince de contrar, sabiéndolo, a ex combatientes en Kosovo que habían estado implicados en redes de prostitución.

Las dos declaraciones, que The Nation recoge en PDF ( 1 y 2) , están jalonadas de acusaciones de este tipo, y vienen a reafirmar otras acusaciones contra la empresa ya conocidas, como el uso de municiones y armas prohibidas por el propio Departamento de Estado.

Esta por ver a dónde llegan estas acusaciones, y sobre todo si es posible probarlas. Quizá la mayor imprudencia que cometieron Prince y compañía fue hacer o dejar hacer todas estas cosas a los ojos de muchos. Se veían imprescindibles, se creían intocables.