Hay momentos en el que los españolitos estamos más pendientes de las portadas de los periódicos. Algunos, entre los que me incluyo, esperamos el momento en el que el director de turno (si no el espabilado redactor que se adelanta a su jefe) twittea la portada. Corremos todos a sorprendernos, llevarnos la mano en la cabeza e indignarnos porque el periodismo se prostituye a unos precios muy baratos. Se paga por el servicio, y el servicio debe de ser nefasto, porque no es un sector precisamente boyante.
Es verano. En verano tenemos pocas noticias, pocas fotos. Todo recae. El mundo periodístico parece que se desacelera, aunque este año la primavera se ha prologado un poco más gracias a las declaraciones de Bárcenas, ante el juez y antes ante Pedro J. Ramirez.
En medio de la que está cayendo, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se reunió con empresarios de alto copete. Llama la atención de que la media de edad de la merienda ronda los 60 años, siendo el más joven el propio Rajoy.
La ecuación es simple: los empresarios arropan a Rajoy, metido en unas acusaciones de corrupción sin parangón en la historia. Y los asesores de Rajoy han pensado que hay que controlar todo, incluidas las fotografías del evento sexuagenario. Así que las puertas de Moncloa quedaron cerradas para la prensa, y solo Diego Crespo, fotógrafo de La Moncloa, pudo fotografiar a estos señores encorbatados y para los que la jubilación es una quimera.
Lo normal es que los jefes de fotografía de los principales diarios se echaran las manos a la cabeza y dijeran que no tragaban, que por allí no pasaban, y que preferían dar una foto de unos guiris en la playa, algún manifestante egipcio exaltado o incluso una original foto de Obama, que es un recurso socorrido y que siempre queda guapo en portada.
Quiero pensar – llamadme ingenuo – que esos jefes fueron a las reuniones de primera con atrevidas propuestas y que los directores, que saben muchísimo de fotografía, les dieron argumentos solventes para dar la foto propagandística de La Moncloa. Pero luego pienso que no debió de ser así, y que para los jefes de fotografía lo más cómodo era presentar esas fotos de los sexuagenarios.
Portadas del 17 de julio con fotografías proporcionadas por La Moncloa (Click para agrandar, pero tampoco os perdéis gran cosa gráficamente hablando)
Llama la atención que Abc y La Razón no adviertan que esa foto la ha transmitido La Moncloa. ¿Se imaginan titulares dictados por La Moncloa, sin entrecomillado? Bueno, tampoco hay que imaginar mucho.
Con todo esto pierde el lector, esa persona que tiene que hacer el esfuerzo de llegar hasta uno de los pocos kioskos que quedan abiertos en su ciudad para comprar un periódico y se encuentra con estas portadas monótonas y nada periodísticas. No será la intención de muchos de los profesionales que trabajan en esos periódicos, pero les ha quedado unas portadas muy propagandísticas. Hoy de postre, champán en La Moncloa. Invita el gabinete de prensa.
PS: Luego está la imaginación desbocada: La Gaceta: