Guerra y Paz

Google Earth se ha convertido en una herramienta indispensable para localizar sitios, usado como una especie de callejero a lo grande (herramienta más desarrollada en EE.UU). También sirve para matar el tiempo en las tardes aburridas en el trabajo.
Rosa (es toda una agencia de noticias de la Red) me ha pasado un enlace sobre el uso de esta herramienta. Al parecer, hay expertos en seguridad que dicen que los terroristas pueden usar Google Earth para averiguar las coordenadas exactas de un estadio de fútbol, y luego lanzar un misil ¡Scud! nada más y nada menos. Schneier, al respecto, puntualiza:
“Anyone can attend a football game with a GPS receiver in his pocket and get the coordinates down to one meter. Or buy a map. Google Earth is not the problem; the problem is the availability of short- range missiles on the black market.” (cita recogida en Microsiervos).
Resumiendo: que si un terrorista puede comprar un misil, introducirlo en territorio germano, ¿no se puede comprar un GPS para tener las coordenadas exactas?
Todo esto me ha hecho pensar acerca del uso de esta herramienta, y más en concreto del uso de los satélites. Se teme que estas herramientas puedan desvelar la localización y la composición de lugares de alta seguridad, que pudieran ser objetivos del enemigo (todo el mundo se acuerda de las centrales nucleares, que están, en teoría, muy protegidas). Yo estoy tranquilo: en primer lugar, como señalan la propia empresa, las fotografías no son actuales, por lo que la navegación dista bastante de la realidad. Así, nos podríamos preguntar si lo que vemos es realmente lo que es. Nadie nos garantiza la fiabilidad de que esa imagen se parezca a la real, puesto quien controlan los satélites son los que les interesa seguir manteniendo la seguridad. Pero da igual, aunque fuera real, y Google Eartg supusiera tal problema de seguridad, y tras prohibirlo y erradicarlo, ¿no se podría localizar lugares sensibles? Ante esta pregunta, Rosa me recordaba a los cazadores de vuelos, personas que se ponen en las proximidades de los aeropuertos para copiar los números de identificación de los aviones para seguirles el vuelo; una vez copiada la identificación de los que aterrizan o despegan, los cuelgan en un foro de Internet. Así queda trazado el vuelo. De esta manera fue como se hicieron públicos los vuelos secretos (e ilegales porque incumplían el tratado bilateral entre España y los EE.UU) de la CIA con presos destinados a Guantánamo. Y es el que mundo con Internet ha roto barreras. Por lo menos ahora lo podemos ver a vista de pájaro.

También hay que reconocer que hay mucho fricki suelto que se cree un huevo. No es peyorativo: un huevo, en el argot de inteligencia, es la persona que piensa. Es el James Bond sin vida social, sin mujeres y sin martini con vodka mezclado pero no agitado.