Jarhead como excusa
Moeh Atitar de la Fuente - Tuesday 24 de January de 2006
– Señor, me perdí camino de la universidad, señor.
Hace una semana fui a ver esta película. Empieza con un claro guiño a la obra maestra de Kubrick, La chaqueta metálica. También aparece de forma explicita otra de las grandes del género: Apocalipsis Now.
A través de un soldado nos muestra la vida diaria de una división que es enviada a Arabia Saudi en la operación Escudo del desierto (luego convertida en tormenta del desierto). Alli se tienen que enfrentar a la dureza del desierto, y muestra como va creciendo entre la tropa el ansia de entrar en guerra.
El sargento ordena a su tropa a jugar un partido de Futbol americano con los trajes de protección NBQ, mientras son filmados por el equipo de reporteros.
En la película se muestra como los soldados estadounidenses recibieron en muchas ocasiones mascaras de protección defectuosas. La adaptación a la vida del desierto se torna difícil con una temperatura que puede sobrepasar los 50ºC, y los protagonistas tienen que soportar mediante una continua hidratación.
Antes de entrar en la zona de combate, las tropas tiene que tomar unas píldoras previo firma de un formulario en el que se exonera de responsabilidad al ejército de cualquier perjuicio. Hay muchas denuncias que relacionan esta medicación preventiva con el síndrome de la guerra del golfo. Los síntomas son: náuseas, cansancio, pérdida de peso, depresión, agresividad, pesadillas, perdidas de memoria y casos de leucemia. Como señalaba Rosa Townsend en una reportaje publicado el 5 de julio de 1999 en El País, “109.000 hombres y mujeres, de los 697.000 que fueron destacados al escenario de guerra, han acudido a los hospitales del Ejército en busca de tratamiento porque padecen uno o más síntomas del síndrome del Golfo, al que eufemísticamente se refieren las autoridades sanitarias como “enfermedades no diagnosticadas”.”
Precisamente, el pasado 18 de diciembre, Le Monde publicaba un reportaje titulado “Les cobayes de la guerre du Golfe”, en el que se cuenta el uso del modafinil, una molécula con la que se pueden fabricar fármacos que permiten a una persona permanecer unos 70 horas despierto, sin sentir fatiga alguna. Dichos fármacos fueron usados sin la autorización ni los controles necesarios, ya que, como se cuenta en el reportaje de Le Monde, era el jefe de la unidad quien suministraba las dosis, con otros fármacos que los cuadros no sabía su origen. En 1992 el fármaco recibía las autorizaciones para su comercialización. Se sospecha que las tropas francesas fueran usadas como cobayas. Toda esta investigación en tierras galas, se circunscribe en un sumario judicial llevado a cabo por la jueza la juez Marie-Odile Bertella.
La molécula fue comprada en 2001 por el laboratorio estadounidense Céphalon. El Departamento de Defensa, según informa EL PAIS el 20 de diciembre de 2005 en un artículo titulado “el síndrome del Golfo francés”, estudia sustituir las anfetaminas que lleva usando desde la II Guerra Mundial por éste fármaco.
No se sabe que causó el síndrome del Golfo; las autoridades militares de los países involucrados han negado su existencia, entre ellos España.
Volviendo a la película, durante el avance de las tropas iraquíes, se bombardeo intensamente columnas de vehículos no militares que los soldados iraquíes estaban usando para huir; cuando cae la noche, los pozos ardiendo iluminan el desierto y riegan la arena de lluvia de petróleo. Dichos bombardeos cesaron (después de garantizarse la destrucción del que se decía uno de los ejércitos más poderosos del Mundo), porque mostraban al ejército estadounidense como un abusón que va “a la caza de un pavo” en palabras del General Collin Powel, entonces jefe del Estado Mayor Conjunto. Y eso que en la película no muestran el bombardeo al que fue sometida la Guardia Republicana en su retirada de Kuwait, con los cañones de los carros de combate apuntando a la espalda, señal clara de retirada y de acuerdo con lo que se había pactado. Había que garantizar que Sadam no fuera una amenaza real.
Las tropas avanzan por el desierto, mientras llueve petroleo de los pozos que el ejéricito iraquí quemó en su retirada. Foto real extraida de photojournalism.
[…] El pasado lunes, el Comité consultivo de investigación sobre enfermedades de ex combatientes de la Guerra del Golfo del Congreso de los EE UU dictaminó que el llamado sindrome de la guerra del Golfo existe. En la guerra del Golfo participaron unos 700.000 soldados del lado de la coalición, incluídos soldados españoles. Un 25% sufre este sindrome: dolores de cabeza, perdida de memoria, malestar general, problemas respiratorios, digestivos, pesadillas, ciertos ataque psicóticos… y así una larga colección de síntomas distintos. Para llegar a esta conclusión, el Departamento de Defensa y Departamento de Asuntos veteranos ha gastado más de 400 millones de dólares. Señalan a varios culpables: pesticidas, el bromuro de piridostigmina (proporcionado a la tropa para evitar el gas nervioso), y “otros tóxicos”, incluyendo los que emanaron del petróleo quemado por los iraquíes, que de algo tenían que ser culpables. En definitiva, una colección de fuego amigo. En Gran Bretaña, el síndrome está ya reconocido, y en Francia tienen su propia versión, por una droga que se le daba a los soldados para permanecer hasta 70 horas despierto. […]