World Press Photo 2009
Moeh Atitar de la Fuente - Friday 12 de February de 2010
Hace ya casi tres años, el presidente del jurado de los World Press Photo 2007, Gary Knight, decía que era “muy decepcionante que la mayoría del material enviado [al concurso] fuera tan familiar”. Señalaba Knight, no sin falta de razón, que “algunos reporteros gráficos dedican tanto tiempo y esfuerzo a mostrarnos algo que que ya conocemos y en un estilo que han emulado otro fotógrafo”.
Hoy he tenido la misma sensación al ver la mayoría de las fotografías que han ganado en alguna categoría o han quedado finalistas. La fotografía ganadora, de Pietro Masturzo, personalmente, no me parece la mejor, y me convence, por ejemplo, cualquiera de las fotografías de Olivier Laban-Mattei, realizadas también en las protestas post-electorales de Irán (o cualquier otra de cualquiera de las categorías) . La fotografías de Masturzo tiene mérito en cuanto el enfoque — se va a fotografiar una terraza — pero la técnica fotográfica no me convence, más allá del photoshop usado, con el que tampoco debemos rasgarnos las vestiduras.
En un análisis en EL PAÍS, el fotógrafo José Manuel Navia, escribe:
Imagino que esta imagen levantará ampollas entre el ejército de fotógrafos que, taxidermistas del dolor, entienden que el camino para mostrar el sufrimiento humano es la “dramatización” de la propia imagen, cargándola de unas formas aparentemente atrevidas y de un contenido lo suficientemente obvio como para mover el sentimentalismo más simple del espectador (aquí preferiría decir del lector de la imagen). Pero otros creemos que hay más caminos, y que tal vez hace falta menos denuncia y más reflexión; en definitiva: más verdadera fotografía y menos propaganda.
Y es allí donde está el mérito, en el otro camino, pero no en la ejecución.
En el resto de categorías, los retratos deD. Rouvr, el reportaje de Eugene Richards, o el de David Chancellor, en el que se recoge como unas personas se comen un elefante muerto en Zimbabue. También ha tenido su reconocimiento la fotografía del soldado que disparaba en calzoncillos rosas contra los talibanes.
Enlaces relacionados en guerraypaz.com:
– Orginalidad en la fotografía informativa
– World Press Photo 2008, cuando la crisis ganó a la guerra
– World Press Photo 2007
– Premios Pulitzer 2009
– Pulitzer 2008
– Los premios Pulitzer 2007
Quizá sea ésa la clave que inclina la balanza en favor de la fotografía ganadora y que diferencia al World Press Photo de cualquier otro premio de fotografía: el carácter periodístico. El fotoperiodismo, entendido como periodismo a través de la fotografía, no consiste en mostrar una imagen o captar un momento, como podría considerarse que es la esencia de la fotografía per se. Ese componente periodístico convierte esa imagen, ese momento, en una historia. Por tanto, a mi entender, el valor de una fotografía premiada, más que de la calidad técnica (que debe tenerla, por supuesto), debe provenir de la capacidad que tiene para narrar un acontecimiento o contar una historia.
(Conste que no hablo por la foto premiada ni por cualquier otra, puesto que, además, no he visto las finalistas del certamen; esta disertación es referida al fotoperiodismo en general)
El fotoperiodismo ha sido, en muchos momentos, reducido al instante, al impacto de una fotografía en un momento preciso. Sigue siendo así en muchas ocasiones. Fíjate en cualquier fotografía realizada en Haití, o en cualquiera de los llamados fotones: reducen la historia al instante. Afortunádamente se han abierto otras vías, la de contar la historia por otros caminos, otros enfoques. Y hay guiños al mundo del arte, al mundo del cine, a la originalidad, que habría que ver lo efectista que son y cuánto se alejan del referente(desde la técnica al enfoque), porque ese el punto de partida del periodismo. En el abanico de premiados este año (y los anteriores), podemos ver esa evolución. Es posible, al margen de la dudosa postproducción digital (que no tiene porque ser mala), que la fotografía ganadora no habría sido tomada como tal hace un decenio.