W. Eugene Smith era el terror de los editores: colocaba por encima de todo su trabajo con la cámara y siempre ponía trabas a los textos — muchas veces periodísticamente edulcorados — que acompañaban sus imágenes. Trabajó en LIFE y la Agencia Magnum, lugares que abandonó por discrepancias con sus jefes, lujo que sólo se pueden permitir genios de la talla de W. Eugene Smith.
Soldado en el frente con cantimplora Saipan, Junio 1944
Durante la II Guerra Mundial, Smith trabajó para la revista Flying, y luego de nuevo para LIFE. Mientras estaba en Okinowa realizando el ensayo titulado Un día en la vida de un soldado en la primera línea, el fotógrafo fue herido gravemente por un proyectil cuya metralla le seccionó las mejillas, le partió varios dientes y le dejó herida la lengua. En el hospital, el fotógrafo dijo: “Me olvidé de agacharme, pero saqué una estupenda fotografía de los que sí lo hicieron. Mi política de ponerme de pie cuando los demás están sentados me salió mal”.
W . Eugene Smith retrató como nadie la guerra, el drama obrero en EE UU, las consecuencias de la industrialización y la España lúgubre de principios de los 50 (ver fotogalería). Murió a los 60 años, dicen con tan solo 18 dólares en la cuenta, después de los que algunos llaman un proceso de autodestrucción.
PS: PhotoEspaña2008 reúne una exposición de este genio, considerado uno de los padres del fotoperiodismo actual, en el teatro Fernán Gómez – Centro de Arte, en la Plaza Colón. La anécdota sobre W.Eugene Smith está recogida en Fotoperiodismo, editado por Electa.