Guerra y Paz

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Moeh Atitar de la Fuente

Periodista, fotógrafo y blogger. Más sobre el autor.

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Bolivia hoy

Moeh Atitar de la Fuente - Saturday 9 de December de 2006

Leo en El País un reportaje sobre la democracia en América Latina, basado en un informe realizado por el Latinobarómetro.

Buena prueba de este relevo de los gobernantes y de la incorporación de nuevos creyentes en la democracia que conlleva, es la elección del indígena Evo Morales a la presidencia de Bolivia en diciembre de 2005, apunta la autora del informe. En un año, entre 2005 y 2006, la proporción de bolivianos que estaba de acuerdo con la definición churchiliana [“la democracia es la peor forma de gobierno, exceptuando todas las otras formas que se han probado”] de la democracia pasó del 63% (el penúltimo lugar en la lista de 18 países) al 76% (el séptimo en la lista). “Morales ha creado bienes políticos más que económicos. Hay toda una parte de la población que se sentía excluida y que ahora se siente ciudadana, que siente que tiene el poder”, opina Lagos.

Marta Lagos es la directora del Latinobarómetro. Pero Churchill también dijo: “La democracia es la necesidad de inclinarse de cuando en cuando ante la opinión de los demás.”
Dos pestañas más allá de mi navegador, tengo abierto éste post de Sebastián Molina: ¿El gobierno vs Santa Cruz?
Después de leer el reportaje y el post, uno reafirma que la democracia no es solo ir a votar para elegir a los representantes de una manera democrática. Antes de eso, hay unas leyes que cumplir, un marco legal: el estado de derecho, y acompañado de una estricta separación de poderes. Sin estado de derecho, la democracia pierde su sentido. Esa es la amenaza del populismo: se cree que la elección legitima cualquier cambio que quiera el gobernante, adaptando su voluntad en pro de los excluidos que el dice representar. Los cambios son legítimos y necesarios dentro de la democracia, pero esta, sin estado de derecho, queda vacía de contenido.
La región de Santa Cruz, Bolivia, ha sido tomada por el gobierno como el enemigo interior; dentro de esa región, hay unos cuantos que llevan haciendo ruido pidiendo la independencia. Sebastián lo expresa así:

Si, que la ministra Muñoz insulta a la región y que también lo hace el presidente a veces. Si, que desde el gobierno ha salido la voz de que Bolivia estaría mejor sin cruceños. Si, que el centralismo es un mal que nos impide desarrollarnos más. Si, que no nos están escuchando y que se están burlando de la palabra dada. Pero todos estos son problemas políticos y declaraciones coyunturales de un gobierno desubicado.

El reaccionar ante esto gritando por “Independencia Ya” o por “Muran los collas” no deja entrever más, que simplemente estabamos esperando un pretexto para gritar este tipo de cosas y, puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que ese no es el sentir de la gran mayoría de bolivianos que hemos nacido en el oriente del país, que amamos nuestra región y que la defenderemos, así como al país, desde la trinchera de las ideas y de las armas que ofrece la democracia.

Los ciudadanos se ven abocados a los extremos de los que insensatos políticos que tiran de cada lado; piden al ciudadano que se moje, que tome partido, y ya están los bandos conformados para el campo de batalla primero en huelgas y confrontaciones callejeras, y luego quien sabe donde parará la cosa.
Por eso el respeto a las leyes que fundamentan una democracia es una garantía para el sistema, pero también para la convivencia.
Para entender parte del problema boliviano, pásense por el Ágora, blog con nombre de lugar donde se empezó a fraguar el menos malo de los sistemas políticos.

Actualización, otros post:
En Bolivia se prende una mecha peligrosa, en Por si las moscas
Una olla a presión, en A desalambrar
Bolivia esparciendo combustible, en Palabras libres
Guàrdia: Què passa a Bolivia? en And now, for something completely different
Bolivia el comienzo del fin, en Deugarte.

Gracias David por los enlaces