¿Marcha atrás?
Thursday, August 17th, 2006
Hace menos de una semana, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobaba la resolución 1.701 que preveía el despliegue de 15.000 efectivos del ejército libanés, y otros tantos bajo bandera de la FINUL. El ejército libanés ya ha comenzado a desplegarse.
Sin embargo, en Nueva York, comenzaba a mostrarse las reticencias entorno al despliegue de la fuerza internacional. Si Francia parecía que iba a mandar el contingente más numeroso, las últimas cifras lo reducen a una decena de oficiales y unos 200 efectivos de un cuerpo de ingenieros; eso si, según la ministra de defensa, el mando de la FINUL seguirá hasta febrero en las manos del general Alain Pellegrini.
La preocupación francesa es que el juego diplomático se desplace al campo militar. Francia presiona a Siria para la investigación del asesinato del primer ministro libanés Hariri, al tiempo que presiona a Irán para que permita las inspecciones internacionales de su programa nuclear. El ejecutivo galo no quiere que sus tropas se convierten en objetivo de la milicia Hezbollah, financiada y mantenida por los dos países, como prebenda a estas negociaciones diplomáticas.
España también ha comenzado a mostrarse preocupada por la misión de la ONU. El principal problema es verse en un fuego con la milicia de Hezbollah, o en un fuego cruzado entre Hezbollah e Israel. España quiere garantías de que las partes no van a ser hostiles a la presencia de sus tropas en el Líbano.
Las operaciones de la ONU no han sido precisamente una muestra de eficiencia. Solo hay que recordar la intervención en Somalia (liderada por Estados Unidos) o la inoperancia en las guerras de la antigua Yugoslavia, en la que cascos azules holandeses, de acuerdo con las reglas previas, no hicieron nada para evitar matanzas como la de Srebrenica. Desde el ejército español se busca unas reglas flexibles permitan usar la fuerza en un amplio abanico de situaciones.