Hamas ha ganado las elecciones en Palestina. De nuevo, el escenario se modifica: si hace una semana la hipótesis que los analistas barajaban era una victoria pírica de Al Fatah, hoy, con los resultados oficiales, Hamas alcanza la mayoría absoluta, con 76 de los 132 totales.
La perdida de las elecciones por parte de Al Fatah, se debe al propio desgaste de la organización, con una división generacional entre los que vivían exiliados en Túnez, y los protagonistas de la primera Intifada. Además, el ambiente de inseguridad y de caos era creciente, sumado a unas cuotas de corrupción de las más altas del mundo.
Hamas se ha encargado de contrarrestar todo ese escenario negativo, aportando servicios sociales básicos, aplicando la máxima de pese a tener todos poco, nos tenemos que ayudar. Nos de extrañar, entonces, que en todo este ambiente, haya arrasado en las elecciones. Los análisis han ido enfocados sobre todo al proceso de paz con Israel, olvidando el modelo de sociedad que defiende Hamas. Esta es la voluntad del pueblo palestino, y solo cabe respetar los resultados.
El gobierno de Ahmed Qurei ha dimitido en bloque. Sectores de Fatah han mostrado su rechazo a participar en un gobierno con Hamas. Los militantes de la formación derrotada han reaccionado saliendo a las calles mostrando sus armas. Todo ello se puede deber, simplemente, a que se ha creado una inmensa red de intereses (perdón por eufenismo) entorno a ANP. Quizá ciertos sectores estén interesados en una anarquía total, para volver como salvadores. Esta situación podría derivar en una guerra civil en Palestina que sería, simplemente, un escenario desastroso.
En el plano de las negociaciones entre Israel y el previsible nuevo gobierno palestino, estas pintan difíciles, cuanto no imposibles. Son dos partes que quieren que el otro desaparezca:
Hamas lo tiene en sus estatutos e Israel ha reaccionado con asesinatos extrajudiciales contra los líderes de Hamas. “Israel no va a aceptar ninguna negociación con un gobierno palestino si incluye a una organización armada que quiere su destrucción” ha sido la reacción mediante un comunicado del primer ministro Olmert.
Existe por el mundo una teoría de que dos democracias pueden tener relaciones más pacíficas. En el caso de Oriente Medio no se puede aplicar, ya que la democracia, no solo entendida como acto de votar sino también por el respeto a las normas internacionales y a un mínimo respeto al estado de derecho, brilla por su ausencia.
La UE y EE.UU están a la expectativa. El presidente Bush, se ha expresado de manera rotunda: “I’ve made it very clear that the US does not support political parties that want to destroy our ally Israel”.
Javier Solana ha declarado que “la Unión Europea expresará su punto de vista sobre las perspectivas de la cooperación con el futuro Gobierno palestino a la luz de esa discusión y del desarrollo de los acontecimientos sobre el terreno”.
Parece que todo pasa porque Hamas abandone la lucha armada y reconozca la existencia de Israel, cosa que no parece ser posible, pero también de la voluntad de Israel de cumplir con las resoluciones internacionales, cosa igual de poco probable.
Quizá, como señala Ramoneda en el dietario de hora 25, los radicales en el poder están más legitimados para pedir sacrificios a su pueblo.
PS1:
Leo en Al Jazeera una entrevista a Hosam al-Taweel, candidato cristiano en las listas de Hamas. Me quedo con esta contestación:
¿Qué piensa de los atentados?Francamente, estoy en contra de que se implique a civiles en las dos partes del conflicto.
Pero los israelís también tienen que no implicar a los civiles, que desgraciadamente es lo que hacen cuando sus F-16 bombardean la casa de Shaikh Salah SEADI y matan a 18 civiles, mujeres y niños entre ello. Y a esto lo llaman una operación de seguridad. Pero cuando los Palestinos llevan a cabo una operación donde civiles son heridos o asesinados, lo llaman un acto terrorista. Prefiero que las dos partes dejen al margen a la población civil.