Engañar y de dejarse engañar
Moeh Atitar de la Fuente - Thursday 5 de March de 2015
Los World Press Photo ha decidido retirarle el premio al fotógrafo italiano Giovanni Troilo. Y lo hacen tan solo dos días después de haberle ratificado el premio tras la denuncia de falsedad presentada por el alcalde de Charleroi.
¿Qué ha cambiado en unas horas? Que el Jurado ha podido confirmar que una de las fotos no fue hecha en Charleroi, sino en Molenbeek, otro municipio belga. El propio Troilo, según WPP, les ha confirmado que mintió en el pie de foto, y el jurado ha decidido, finalmente, retirarle el premio.
Las dudas eran tan serias y las declaraciones del propio fotógrafo, situándose más en la estela del artista metido a documentalista que recrea, invitaban a pensar a una descalificación. Los WPP se empeñaron en mantener el premio, pese a las serias dudas y prácticas de este reportaje, como colocar a un primo y a su novia en un coche para obtener una fotografía mientras mantenían relaciones sexuales, con un flash remoto para inmortalizar la escena, algo que viola las bases de concurso.
“Los fotoperiodistas que quieren representar no llaman a sus primos para fornicar en un coche”, resumía Jean François Leroy, el cabeza del reputado festival Visa Pour L’Images en su página de Facebook. Y añadía el bombazo: “Después de unos días reflexión, hemos tomado la decisión de no exponer los WPP este año en Perpiñán. Es una decisión dura. Pero los valores que defendemos no son negociables”.
En el comunicado de descalificación de los WPP se puede leer:
“Based on the mixture of reactions we’ve received over the past week, it is clear to me that the debate taking place about the definitions of press photography, photojournalism and documentary photography is necessary, and it will have implications for the professional ethics of practitioners. We find ourselves right in the middle of this debate, and we aim to use this as a learning experience, to give focus to the discussion and bring it to the next level. In order to do this, we are organizing a discussion about image integrity that will take place during the Awards Days in Amsterdam and we also plan to hold a debate about ethics in the profession during the same event at the end of April.”
Las negritas son mías. No hay un problema en cuanto a definición de fotoperiodismo ni la ética que lo debe sustentar. El problema está en que se da pábulo a la recreación y a la fantasía de los fotógrafos para recrear una realidad. El aplauso de los falsos documentales y documentalistas (propio de fotoartistas) ha contaminado al fotoperiodismo. Todo vale, todo se confunde, cuando lo que está claro es lo que es periodismo y lo que es fantasía (o al menos huele a ello).
Siempre me llamó la atención cómo la ambición por un premio puede, si no arruinar, dejar en entredicho la carrera de un fotógrafo. Nunca lo he llegado a entender. Él se dice hoy apenado.
Los WPP siempre acarrean este tipo de polémicas. Tal vez les vendría bien un poco más de sosiego y no tener tanta prisa y tanto secretismo en el proceso.¿Por qué no aumentar las exigencias del concurso y que no ‘cualquiera’ con ‘cualquier cosa’ se pueda presentar? ¿Por qué no publicar una lista de 10 trabajos finalistas por categoría para someterlo no a una votación pública sino a un escrutinio generalizado? Hoy en día el escrutinio del público ayuda mucho más que un puñado de expertos.
Seguirá habiendo mentirosos y tramposos, pero al menos se lo pondrían un poco más difícil. De eso se trata. Nada más.