“Bruselas es un exilio dorado para competentes que molestan a incompetentes que no quieren compartir su trozo de poder”. Da igual a quien le escuchara esta afirmación. Si estrujamos bastante el cerebro, es posible que encontremos algo de razón observando a los candidatos de todos los partidos; mañana se vaticina un día de divorcio con el electorado, que va a pasar de estos “competentes” porque directamente han cansado y no han explicado nada de nada.
Una curiosa información en la BBC: dos mujeres son en estas elecciones las que representan los extremos generacionales. La luxemburguesa y octogenaria Astrid Lulling lleva en el Parlamento Europeo desde 1965 (con una pausa de unos años), “cuando discutíamos sobre como ponerse de acuerdo seis estados”. Ha llovido tanto que el buen engendro europeo se ha ampliado hasta 27 países. En el otro extremo se encuentra la sueca Ellen Soderberg. Con 18 años aspira a ser la eurodiputada más jóven. Se estrenará en las urnas en las dos caras de la moneda: como candidata, y como votante. No sé si los suecos refrendarán a la candidata más joven: pertenece al Partido Pirata, una organización que aboga por cambiar el copyright, las patentes y supongo que le parece un disparate los canones digitales que imperen.
Son listos los del Partido Pirata sueco. Han tenido publicidad gratuita con su candidata más joven. Tienen además una línea única de objetivos (ni aborto, ni crisis, ni educación, ni nada de nada) que conseguir. La versión española del Partido Pirata no se presenta a las elecciones, a tenor de la Wikipedia, que ayuda a esto de la elección democrática con la lista de todas las candidaturas que se presenta. En España tenemos un amplio abanico donde elegir: con 35 candidaturas, semos el país con más listas.
Volviendo al tema de la edad, no alcanzo a entender como alguien con 80 años sigue queriendo presentarse a unas elecciones; supongo que no se entiende el caso hasta que uno no está en la propia piel del político que ha probado eso del poder, del servicio público, y ya no puede quitarse. Tampoco entiendo que con 18 añitos uno tenga la cara de presentarse, aunque sea a la lista del Partido Pirata. ¿Qué experiencia le avala a una candidata que ni tan siquiera ha elegido antes a ningún candidato? Pero esto es lo bueno de la democracia. Los mínimos, los máximos y los extremos tolerables comparten la puja por los asientos.
PS: Sigo pensando si ir a votar o no. Si me decido ir a votar, no será a favor de una candidatura, sino en contra de otra. ¿qué triste, no?