El parte de Afganistán (I)
Moeh Atitar de la Fuente - Tuesday 23 de December de 2008
La llegada de Obama a la Casa Blanca, y el ascenso del hombre de Irak, David Petraeus al US Central Command, encargado por tanto también de la situación en Afganistán, va a suponer un cambio en la estrategia. Hasta ahora esa estrategia estaba basada en no ganar la guerra, pero tampoco en perderla. El giro — alentado por el aumento de la insurgencia — en los próximos meses supone apostar por intentar ganarla, pero también se exponen sobre todo a la derrota.
— Más tropas: el pasado sábado, el almirante Michael Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército estadounidense, se descolgaba con el anuncio del envío de 30.000 soldados estadounidenses. EE UU doblaría el actual número de efectivos desplegados en el país.
— Más tropas de élite: Hasta ahora el acento de las acciones ofensivas de la OTAN eran dos: por un lado los bombardeos aéreos, con notables fracasos y el cinismo consiguiente de las “víctimas colaterales”, que alimentaba el rechazo a la presencia de tropas extranjeras en el país; y por otro lado acciones de equipos de las fuerzas especiales. Ambas, para triunfar, necesitan una gran cantidad de inteligencia sobre el terreno. El aumento de las tropas, no obstante, no va a hacer disminuir el número de unidades especiales: el pentágono va a enviar a Afganistan a unos 2.800 boinas verdes según The Christian Monitor, lo que supone un sustancial aumento de los efectivos de élite en Afganistán. El periódico estadounidense recoge varias críticas de oficiales de las fuerzas especiales, que aseguran que no se están usando los efectivos como es debido, y con una crítica a un hecho inverosimil: en ocasiones sus misiones responden a los designios de comandantes de otros países que participan en la ISAF.
— Siguiendo el guión iraquí: la estrategia en Irak no solo iba acompañada de un aumento de las tropas sobre el terreno. También ha tenido que ver en “el éxito” la milicia suní que ha montado EE UU, bajo el nombre de los hijos de Irak. Esa milicia está basada en el precio de la voluntad: dinero para que uno no sea enemigo. En Afganistán quieren hacer algo parecido, y la OTAN ha empezado a buscar el apoyo tribal… Un poco tarde, después de siete años en el país…
— Preocupados por el abastecimiento: El Pentágono está alarmado, preocupado, por los ataques que está sufriendo las unidades de abastecimiento. Rusia ya dio su visto bueno para que pasaran por su territorio abastencimiento, nunca fuezas letales, por su territorio, Uzbekistán, tampoco tiene problemas, siempre y cuando mejoren las relaciones entre EE UU y el dictador al mando. Y la mayoría del combustible ya llega tanto de Uzbekistán como de Turkmenitán.
— Críticas desde la ONU: “Los niños son el sector más vulnerable de la sociedad. Por eso, no sorprende que en un país sumido en el caos, como Afganistán, sean las víctimas más indefensas. Lo que resulta inquietante es que sus derechos no sólo los vulneren los talibanes y otros grupos insurgentes, sino también el Gobierno de Kabul y el Nuevo Ejército Afgano, cuya formación corre a cargo de instructores occidentales. E incluso, en algunos casos, las propias tropas de EE UU y la OTAN” (seguir leyendo en EL PAÍS).
— Chacón y Moratinos en Afganistán: De EL PAÍS:
“La situación de Afganistán se ha deteriorado. Es necesaria la reorientación de la estrategia de España y de los aliados”, ha dicho la responsable de Defensa, que ha considerado necesaria una “afganización” solicitando “una mayor exigencia a las autoridades afganas para que hagan ellas también su trabajo”.
Chacón confía en la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca para reconducir la estrategia de las tropas internacionales en el país centroasiático. “La nueva presidencia norteamericana tiene ese cambio de prioridades porque se va a concentrar el esfuerzo militar donde está la verdadera amenaza y eso es un motivo de esperanza”, ha asegurado ante los soldados españoles
¿Para cuándo va a anunciar el Gobierno el envío de más efectivos a Afganistán? De momento lo único que ha hecho Chacón es decir en el Congreso que el límite de las tropas españolas en misiones en el extranjero ha quedado obsoleto y que tiene que pasar de los 3.ooo autorizados actualmente hasta los 7.700 (más del doble), una música con la que ya entró en su departamento.