Elecciones USA: NYT se moja
Friday, October 24th, 2008
La tradición periodística en EE UU es otra. Allí los medios definen, editorial mediante, “su voto” para un candidato. El sábado pasada, Obama se llevo unos cuantos al bote. Hoy, como no podía ser de otra manera, recibe el apoyo de NYT: Obama for president. El periódico insignia, no está mal recordar, apoyó con otra editorial, a Hillary Clinton en las primarias.
Punto por punto, Obama es mejor que McCain, un candidato que se ha decantado “por una campaña fea”. La victoria planea sobre la candidatura demócrata: el último sondeo de NYT/CBS da el 51% para Obama y el 38% a McCain. Lo curioso es que la tendencia de Obama es hacia abajo, y la de McCain hacia arriba. Como dice el NYT, algunos piensan que la victoria es una opción para McCain. Una hipótesis: en los sondeos, más allá del factor racial, puede estar operando el factor “yo no voto tonto, yo no voto al perdedor”. Y la etiqueta de tonto y perdedor la lleva McCain.
Editorial de 1860 en el que NYT apoyaba a Abraham Lincoln
Volviendo al editorial del NYT, el periódico vuelve a acertar hasta en las fórmulas para vender su propia trayectoria: en éste gráfico se puede ver “el voto” del periódico desde 1860, cuando se mojó por Abraham Lincoln. El gráfico va acompañado con el PDF de cada uno de esos editoriales. Datos curiosos: el último republicano al que apoyó NYT fue Eisenhower, en 1956; y en las dos últimas elecciones ha apostado por caballos perdedores.
NYT aparte — cuyo apoyo es obvio en estas elecciones — Obama conquista a otro supuesto republicano: Scott McClellan fue aquel secretario de prensa de George W. Bush que andaba como un robot, y que estuvo en el puesto desde julio de 2003 hasta abril del 2006, es decir cuando las Armas de Destrucción Masiva no se encontraban en ningún lado. En 2008 escribió un libro despotricando con la administración Bush y diciendo que había gente que se pasaba el día preparando una estrategia de mentira. La Casa Blanca respondió con un “este no es el Scott que conocíamos”. Un apoyo de un republicano arrepentido — ¿quizá es rencor? — de ser el vocero de Bush en tiempos de mentiras.