Cinco años de la foto de las Azores
Sunday, March 16th, 2008
Aznar ya tenía su foto. Quería meter a España otra vez entre los grandes, en la Historia con mayúscula, y para eso nos metió en una guerra que los iraquíes siguen sufriendo.
Fueron cuatro los que aquel 16 de marzo se reunieron en las Azores. Dos ya no ocupan sus puestos: Aznar le cedió el ‘marrón’ a Rajoy, calculando que un año lo amortiguaba todo; Blair le pasó el ‘marrón’ a Brown, y si quieren ya hacen ustedes el juego de palabras. Uno de ellos sigue en su puesto: Bush, el cabecilla de esta panda de cuatro que llevaron a una guerra de intereses, justificando todo por las inexistentes armas de destrucción masiva que un megalómano dictador como Sadam Hussein soñó tener, ideó tener, pero no tuvo. Bush, ahora, de retirada, sigue elogiando la guerra.
Y nos queda un cuarto de esta comparsa de la guerra, un tal Durao Barroso, que con cara de no haber roto un plato, fue el anfitrión de esta escenificación, que, todo sea dicho de paso, ansiaba el único de los cuatro que lleva bigote. Barroso triunfó, y sin meterse en la guerra pero cediéndoles el lugar – base militar de Lejes, un auténtico portaaviones de EE UU en el Atlántico, que pertenece a Portugal, pero que sin cobrar un duro cede a EE UU – a los otros tres, consiguió luego ser presidente de la Comisión Europea. La vieja Europa antiguerra, con Francia a la cabeza, se olvidaba, poniendo en la balanza de sus intereses, éste papel de anfitrión. Barroso triunfó.
La banda de los cuatro, para celebrar este camino hacia la guerra después de la rueda de prensa desustanciada y esas palabras de Bush – “Es el momento de la verdad“- , se metieron la siguiente cena tempranera: “carne de vaca de Terceira, crema de legumbres, pudin y ensalada de frutas, todo regado con vino Quinta do Carmo. Reserva 2000“. Aún tenían hambre y sed.