Si un informe no te gusta, que no salga a la luz. Si habla de la guerra de Irak, menos todavía. Y si está realizado por el think tank militar más importante de EE UU guardalo bajo siete llevas y arrójalas al mar.
NYT publica hoy que un informe sobre la reconstrucción de Irak encargado por el Ejército estadounidense a la RAND corporation está metido en un cajón sin ver la luz. El informe, del año 2005, no añade nada nuevo: falta de coordinación entre los militares y los diplomáticos – sin que el presidente Bush hiciera nada para remediarlo, tal y cómo sostiene el informe -, falta de directrices políticas en el momento de la planificación de la guerra – se espero a ganar los combates con el Ejército iraquí para luego pensar en qué hacer con el país -, y sobre todo no tener ni idea de cómo mantener seguridad en un país: ” una fuerzas fuertemente mecanizadas o blindadas, [son] apropiadas para llevar a cabo grandes batallas pero no para restablecer el orden civil. Este objetivo podría haberse conseguido de manera idónea por policía militar o, de manera aceptable, por infantería ligera entrenada en combates urbanos.”
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“Hemos llevado a Irak a lo peor de América, nuestros burócratas”. Así de contundente se muestra Manuel Miranda, un miembro del partido republicano que ha estado destinado en la embajada de EE UU en Bagdad. Negligencia, incompetencia, falta de coordinación con el Gobierno iraquí e incluso visos de actividades delictivas entre los miembros del peor destino de la carrera diplomática estadounidsense. El informe completo de diez páginas en PDF .
Posted in Irak | Comments Off on El peor destino para los peores
Un informe anual, que elabora el comité de Defensa de la Cámara de los Comunes , señala que los soldados británicos ya no quieren seguir en el Ejército, y terminan colgando el uniforme después de su compromiso inicial . Lo peor es que el Ejército británico convence cada vez a menos gente para alistarse. Ello se traduce en una cuestión sencilla: el Ejército no da abasto, y opera desde el 2002 por encima de sus posibilidades en cuanto a personal se refiere.
“Nos referimos a que hay signos de que la marcha voluntaria en las fuerzas armadas, en particular en el Ejército de tierra, se ha incrementado y que el personal de la RAF no están renovando su compromiso de permanencia como pasaba en el pasado” asegura el informe. Según The Times, el año pasado, el 4,3% de los oficiales y el 5,8% de otros rangos en el Ejército dejaron el ejército pronto, lo que supone un aumento del 1%.
La escasez de personal afecta a todas las armas y cuerpos del Ejército británico, señala el informe, pero especialmente las referentes al servicio médico.
En cuanto al reclutamiento, el informe destaca que el Ejército fracasa sobre todo en el reclutamiento de las llamadas minorías étnicas – punto que destaca el periódico The Independent – ya que solo ha aumentado en el 5,8% los nuevos soldados procedentes de estas minorías, cuando el objetivo era del 8%.
Y todo ello solo tiene una causa: el Ejército británico va mal porque hay guerra, en Irak y en Afganistán. Los soldados – al ser menos y tener más misiones – tienen poco tiempo para “descansar” de la zona de combate, y, para colmo, no entran reclutas nuevos, con lo cual el problema se agrava.
Paradójico: la guerra le sienta mal al Ejército, a los soldados.
Soldados de los EE UU detuvieron a Rachid Majid Al-Sari, redactor jefe de la revista <i>Al Fatah</i>, sin que se sepa aún ni su paradero ni las acusaciones con él.
Un caso más de detención injustificada, sin exposición de las causas de la detenció. Uno más porque hay que recordar el caso del fotógrafo de AP – y premio Pulitzer – Bilal Hussein, detenido sin cargos desde abril de 2006 y que no fue transferido a la justicia iraquí hast noviembre de 2007. Un juzgado iraquí tendrá que pronunciarse en breve sobre el caso.
“Solo los muertos han visto el fin de la guerra”, reza una frase atribuida a Platón. La guerra no termina en el campo de batalla, y acompaña al combatiente hasta el final de sus días.
Richard Davis, el soldado de 19 años en cuyo asesinato está basada ‘En el Valle de Elah’
A partir de esta historia, Haggis monta una especie de thriller sin mucha chicha, alegato en contra de la guerra y viaje al EE UU profundo, donde no faltan los bares de striptease con tetas al vuelo, las biblias en los cajones, armerías con recortadas en las vitrinas y las cafeterías de carretera, aunque por fin no hay ninguna camarera que se acerque al cliente para ofrecerle, cafetera en mano, un poco mas de agua con aspecto de café.
El director cuenta con tres pedazos de actores que hacen un papel soberbio: Tommy Lee Jones encarna el papel de padre, veterano del ejército – sirvió en la Policía Militar – que recorre varios estados en su pick up para ir a buscar a su hijo, desaparecido; Susan Sarandon interpreta a la madre atormentada que ve como sus hijos, siguiendo los pasos del padre se han alistado a servir en el ejército, y este papel – que la militante antiguerra de Irak borda – ya lo encarnó, si no me falla la memoria, en un corto en el que interpretaba a la madre de un soldados que esperaba noticias de él tras un atentado en la base de EE UU en Arabia Saudí donde estaba destinado; y la gran y bella Charlize Theron que vuelve a su moreno natural y su tez sin maquillaje para encarnar a una policía de la localidad donde está la base.
El viaje que realiza el padre no es solo en búsqueda de su hijo y consiguiente investigación criminal, sin que aparecezcan los chicos del CSI, otro cliché de los últimos tiempos. Es también un viaje a la debilidad del ensimismamiento estadounidense, que nada se cuestiona y todo se lo cree, que para ellos esa guerra solo existe en forma de noticias breves y análisis vistos y oídos a través de una televisión de los años 70, a través de la cual Bush y sus acólitos no paran de decir que lo que quieren es llevar la democracia a Irak y vencer al Mal con mayúsucula . El padre se cree lo que ve en esa televisión de viejos botones, y pasa de las lágrimas de su hijo que le llama desconsolado desde un lejano campamento.
Pero el infierno que vivió el hijo en la guerra queda recogido por los trozos de vídeos y fotografías recuperados de un teléfono “abrasado por el calor iraquí”, y que como en casos reales, se convierten en un transmisor de la realidad que ha visto el soldado, y que el padre ve con horror y arrepentimiento de no haberse dado cuenta antes de que su hijo no iba a ser un héroe y que lo que había vivido lo deshumanizó.
Todo ello concluye en un primer final esperado, con un patriotismo de rebeldía, en forma de bandera invertida, pero patriotismo al fin y al cabo: “esta nación necesita ayuda”. Y es un primer final, porque hay un segundo después de los créditos, que curiosamente es el único momento de alegato serio contra la guerra desde la perspectiva de las víctimas iraquíes, y no del trauma psicológico que viven estos chicos tras volver del infierno, que justifica en parte sus salvajadas por lo dura que es la guerra, las drogas y la tensión acumulada . Tendría el cine estadounidense también que ahondar más en sacudir las conciencias desde ese aspecto: el de las víctimas de esta guerra que han visto su país invadido y destrozado en pro de la democracia, y como se han cometido auténticas salvajadas por parte de la tropa estadounidense . Pero seamos realistas: les importa sus chicos y no a los que han torturado y asesinado. Esos han visto otro final de la guerra, adelantado, y sin posibilidad de narcotizarse y alcoholizarse para olvidar.
Un par de críticas: el guión falla en algunos aspectos, como los interrogatorios en los que el padre está presente. Hay un par de diálogos absurdos- “le dije que no comprara esos calcetines”-. A la película le sobran unos 15 minutos, porque una vez que se resuelve el caso en cinco minutos podía haber montado el show final. Y el título de la película – En el Valle de Elah, donde se enfrentaron David y Goliat -, tendría que haberse traducido como En el valle del Terebinto, para que sonora un poco más.
PS: no os perdáis la crítica de Tormento en Chiquiworld. Me la he leído una vez escrita ésta, para que no “contamine” mis opiniones. Y no puedo estar más de acuerdo.
“Los médicos y las enfermeras han emigrado en masa, agravando la ya existente escasez de personal (…) El sistema sanitario es en un caos por la falta de un marco institucional, una electricidad intermitente, agua no potable y una frecuente violación de la neutralidad médica. El ministerio de salud y las autoridades locales están incapacitados para enfrentar estos grandes desafíos, mientras las actividades de las agencias de ONU y las organizaciones están severamente limitadas.”
NYT publica hoy la primera parte de War Torn, “una serie de artículos y multimedia sobre los veteranos de las guerras de Irak y Afganistán que han asesinado, o han sido acusados de ellos, después de volver a casa”.
Un párrafo es ya por si solo esclarecedor: “NYT ha encontrado 121 casos en los que los veteranos de Irak y Afganistán cometieron asesinatos en su país, o fueron acusados de ello, después de volver de la guerra. En muchos de estos casos, el trauma del combate y el estrés del despliegue – junto al abuso del alcohol, la discordia familiar y otros problemas – aparecen en el escenario de la tragedia que tiene una parte de destrucción, y una parte de autodestrucción.”
Si el mundo votara en las elecciones estadounidenses – caucus incluídos – John Edwards arrasaría. Pero la suerte de quien encabezara el imperio la deciden los ciudadanos estadounidenses.
John Edwards ya se había mostrado meridíanamente claro ante la retirada de tropas de EE UU en Irak: si gana las elecciones presidenciales, las retirará. En la víspera del caucus de Iowa, ha ido más allá, asegurando que también retirará a los efectivos estadounidenses que entrenan a la policía y ejército iraquí: “Para mi, es una continuación de la ocupación iraquí”.
Parece que Edwards, sabedor que no está entre los dos favoritos, quiere tirar del voto antiguerra, y su objetivo es salir del caucus de Iowa colocado
en segunda posición: A un día del caucus de Iowa – las primeras primarias entre los demócratas – Barak Obama lidera los sondeos con el 32%, seguido de Hillary Clinton con el 26% y Edwards con el 25%. La clave, según el Washington Post, la tiene los votantes inscritos como demócratas, pero que se consideran independientes (el 40% de los inscritos). En Iowa, 600.000 estadounidenses están inscritos como demócratas. En años anteriores, unos 125.000 participaron en el proceso de primarias. Quien se descalabre en esta primera cita es muy probable que ya no se vuelva a reponer.
The Center For Public Integrity ha publicado un informe titulado Baghdad Bonanza donde recoge las 100 empresas privadas (conocidas como contratistas) que más han ganado gracias a contratos derivados de las guerras de Irak y Afganistán entre 2004 y 2006.
En el número 1 de este ranking figura la empresa KBR, seguida de Dyncorp. Blackwater, conocida últimamente por el tiroteo injustificado en Bagdad, en el que sus empleados mataron a 17 civiles en Irak, se sitúa en el puesto número 12.
KBR – subsidiaria de Halliburton – también ocupa el primer puesto en cuanto a la cuantía por un único contrato millonario, con más de 15.000 millones de dólares. KBR no es ni mucho menos nueva en los negocios derivados de la guerra, ya que la empresa originaria tuvo contratos durante la II Guerra Mundial y la guerra del Vietnam. Es una compañía dedicada al sector de la construcción y las obras públicas, entre ellas el petróleo. La mayoría de los contratos firmados con el departamento de Defensa o de Estado bajo conceptos de “logística y apoyo”, “asistencia téncica”, etc.
Como vemos, no todas estas empresas se dedican actividades relacionadas con la seguridad, como es el caso de Blackwaters. Con el término de contratista se engloba a toda empresa que tiene contratos con la administración estadounidense, que puede ir desde actividades relacionadas con la seguridad, pasando por el abastecimiento de alimentos o el transporte. En definitiva, todo lo relacionado con el negocio de la guerra.
Por ello no es inverosímil considerar que el coste de la guerra en Irak supone unos 700 millones de dólares al día. La guerra tiene cada día presenta cifras más desorbitadas.