Guerra y Paz

autor

Moeh Atitar de la Fuente

Periodista, fotógrafo y blogger. Más sobre el autor.

  • November 2024
    M T W T F S S
     123
    45678910
    11121314151617
    18192021222324
    252627282930  
  • Buscar

  • CATEGORÍAS


  • ARCHIVO





  • ADMINISTRACIÓN

  • Instagram
  • Twitter

Archive for the ‘África’ Categora

El alma del mundo

Thursday, May 9th, 2013

Confieso que pocas exposiciones de fotografía me entusiasman cómo para volver, remirar. Pocas me generan esa envidia sana que te hace declamar para dentro un ‘¡Qué cabrón!’. Esa envidia, ese ‘cabrón’, es el reconocimiento al trabajo fotográfico, que eleva una imagen para abandonar la simple anécdota.

Conocía el trabajo ‘El alma del mundo’ porque conozco a Nuria Tesón, coautora del proyecto junto al fotógrafo Miguel Ángel Sánchez. Los tres hablamos en un encuentro casual en la plaza del 2 de mayo, la víspera de que Tesón y Sánchez cogieran los bártulos hacia El Cairo. Me parecieron valientes y grandes apostadores.

Retrato de Miguel Ángel Sánchez

Mi primer contacto con ‘El alma del mundo’ fue en forma de libro, y me fascinó la coherencia, el manejo preciso de la luz, pero sobre todo la profundidad de cada retrato. No se caía ninguno del proyecto. Para mi el retrato es el género supremo en fotografía y el más complejo. Todas las sensaciones que me trasmitió el libro se multiplicaron en la exposición del Conde Duque, con 70 retratos a gran tamaño y una calidad excelente en la impresión.

Hablé con Miguel Ángel Sánchez un rato durante la inauguración de la muestra. Me explicó su manera de trabajar, cómo montó su estudio, sus referencias pictóricas… pero sobre todo cómo había accedido a cada persona de la cual se sabía gran parte de su biografía. Y eso es lo más complicado: ganarse al retratado para que te deje ir más allá de su foto. Una vez logrado ese objetivo la mayoría de los fotógrafos desaparece de la vida del sujeto atrapado. Miguel y Nuria son de los que luego se interesan por mucho de los fotografiados, porque no solo les interesa esa foto lograda. No me sorprendería nada volver a ver estos mismos retratados pasados unos años en una segunda parte de esta serie.

La exposición ‘El alma del Mundo’ son 70 retratos de egipcios. El proyecto, iniciado en 2009, se topó con la revolución de 2011. El trabajo se podía haber llenado de revolucionarios, de manifestantes, de egipcios ansiosos de libertad, y sobre todo haber acudido al aquí ‘te pillo aquí te mato’ fotográfico (vulgar foto de prensa, dirán algunos, como si eso fuera lo fácil). Sin embargo optaron por incorporar la revolución al proyecto sin desvirtuar ni lo uno ni lo otro. Por eso sobran los pies de foto y ganan los textos de Nuria Tesón, algo para leer con calma, para digerir con cada foto, porque se alejan del dato, porque quizá el alma no entienda de edades y de historias mundanas (vulgar texto de prensa, dirán algunos, como si eso fuera lo fácil). Porque cualquier retratado podría salir de las páginas de Naguib Mahfuz o podrían ser uno de los vecinos del Edificio Yacobian de Alaa Al Aswany.

España trata mal a sus fotógrafos. Es cuanto menos curioso que hayamos tardado tanto en ver esta exposición, que hubiera pasado antes por París, y que un medio como el The New York Times se hubiera fijado en él mucho antes que cualquier otro medio español. Se nos debería de caer la cara de vergüenza que se nos descubra fuera lo que tenemos delante de nuestras narices, pero nos sobra prepotencia y falta de consideración por el trabajo de los demás para que eso no suceda.

La exposición El Alma del Mundo estará en el Conde Duque hasta el próximo 1 de septiembre. 

La muerte en Malí

Wednesday, January 23rd, 2013

Hemos visto la primera imagen de la muerte en Malí:

El soldado francés, cubierto con un pañuelo con forma de calavera. / ISSOUF SANOGO (AFP)

El soldado francés, cubierto con un pañuelo con forma de calavera. / ISSOUF SANOGO (AFP)

La polémica sobre esta foto saltó en origen porque se hizo eco de ella el periódico Metro, y empezó a crecer conforme otros medios se hicieron eco de ella. Tanto que el Ejército francés tuvo que salir al paso, tirarle de las orejas al militar en cuestión y decir que eso de matar con una máscara de la muerte es muy feo.

El fotógrafo explica en el blog de AFP:

“A helicopter was coming in to land and churning up tremendous dust clouds. Instinctively, all the soldiers grabbed their scarfs to avoid getting a mouthful of sand. It was evening, and rays of sunlight were pushing through the trees and into the dust clouds. It was a lovely light. I spotted this soldier wearing a strange scarf and took the photo. At the time, nothing about the scene seemed especially unusual or shocking. The soldier wasn’t posing and there was nothing staged about the image. He was just standing there, protecting his face from the dust, waiting for the chopper to land. No one tried to stop me shooting the picture.”

A los soldados no les pareció raro que le fotografiara de esta guisa, porque no es nada raro. Aquí, por ejemplo, un soldado iraquí con un pañuelo-calavera muy parecido, además de unos guantes a juego:

Como editor gráfico a mi la imagen no me llamó especialmente la atención. De hecho la incluí para cerrar la fotogalería sobre las imágenes del avance francés, un día antes de esta polémica. Tal vez no me llamó la atención porque desde siempre los soldados y guerreros se disfrazan para, entre otras cosas, atemorizar aún más a quien tienen delante. Eso hacían, por ejemplo, los aztecas, que creyeron que sus ropajes guerreros eran invencibles hasta que aparecieron los conquistadores a lomos de sus caballos y la cosa acabó como acabó. Lo de afeitarse e ir impoluto es un cosa muy moderna.

Es la primera imagen que hace referencia directa a la muerte en Malí. Es una guerra sin cadáveres. Los fotógrafos como Sanogo viajan empotrados con los soldados franceses. Cuando llegan a las poblaciones recuperadas, ya no queda ningún fiambre. Todos son escenas de la población civil recibiendo con alegría (presumimos que nada fingida) a los soldados franceses y hasta ahora los ineptos soldados malienenses, los mismos que no fueron capaces de hacer frente a las milicias islamistas y/o tuareg del norte.

No hay fotos de muertos con los que polemizar. Pero sí montamos una polémica con una máscara, cuando lo preocupante que en esta, como en todas las guerras, la censura gana aupada por la propaganda. No vemos la prueba de los abusos, de la suciedad, de la miseria humana que es una guerra. Vemos una guerra limpia, casi sin destrozos y menos sin muertos con las tripas fuera.

La comunicación por parte del Ejército francés está siendo de manual: paso restringido a la prensa, que solo puede acceder a las zonas de combate una vez ya no lo son. “Es por vuestra seguridad”, les soltarán a los reporteros. Por eso las primeras imágenes de muerte que veamos en Malí, si las llegamos a ver, causarán estupor y nos alejaremos de la trivialidad de ver a un soldados disfrazado como el personaje de un videojuego (aquí te explican cómo hacertela en casa). Tal vez no queremos ver que los referentes heroicos que tienen hoy los soldados vienen precisamente de ese universo en el que la guerra es un juego en bytes.  

PS: Recomiendo la lectura de ‘Las más de la guerra’, post de Hernán Zin:

Presentar a la violencia armada solo como algo noble, quirúrgico, profesional, es un intento de enmascarar la verdad. Y, lo que resulta peor aún, es dar argumentos para que las guerras se perpetúen y multipliquen. Sigan existiendo.

 

 

Apuntes sobre Malí (II)

Monday, January 21st, 2013

La historia y sus referentes. En 1893 Francia acababa militarmente con las estructuras montadas por Oumar Tall, heredadas por su hijo Ahmadou Tall, en parte de lo que hoy conocemos como Malí. Un movimiento hereditario, con la yihad en su discurso, que imponía teocracias con modelos administrativos copiados del imperio otomano. Para unos, líderes contrarios a la colonización; para otros, simples contrabandistas que amenazaban los intereses de Francia. El hijo llegó a pactos con Francia, pero todo concluyó con una intervención militar gala a gran escala. Los habitantes del sur de Malí recibieron con los brazos abiertos al Ejército francés que acabó con el movimiento creado por los Tall. Lo recuerda Peter Chilson en FP.

El consenso político. ¿Qué piensa el expresidente Sarkozy de esta intervención?  Él guarda silencio, pero su portavoz oficioso, Brice Hortefeux, ya ha criticado que Francia haya emprendido esta guerra de manera aislada, sin el suficiente apoyo militar y diplomático de otros países. El partido de Sarkozy, hecho añicos tras su marcha, ha mantenido hasta ahora un apoyo más o menos cerrado a la intervención. Pero Copé, presidente actual del Partido, decía hoy en una entrevista radiofónica:

Quels sont les objectifs? […] Il faut que le président de la République dise à partir de quels critères il considèrera que les objectifs ont été atteints. Est-ce que c’est la lutte contre le terrorisme international? Contre le terrorisme dans cette région? Est-ce permettre la réunification du Mali?

El libro blanco.  Francia trabaja ahora mismo en la elaboración de un ‘Libro blanco’ sobre la Defensa, para marcar sus líneas estratégicas. Estos apuntes deberían de haber estado listos en 2012, pero la llegada de Hollande retrasó la publicación final. Parece que estas líneas maestras apuntaban a una disminución de la fuerzas de infantería, para primar sobre todo la fuerza naval y aérea. Francia, hasta ahora, no pensaba que iba a necesitar fuerzas significativas de tierra para intervenir en un país.  Malí puede cambiar las cosas, para volver a poner en valor las fuerzas terrestres. ¿Saben cuántas referencias hay en el Libro Blanco vigente sobre Malí? Ninguna: solo alusiones muy genéricas a la presencia de Al Qaeda en el Sáhara, pero nada concreto. En cuatro años cambian mucho las cosas.

La guerra ‘étnica e identitaria’. Coinciden casi todos los periódicos franceses en publicar artículos sobre las diferencias entre la población de Malí, con palabras como venganza o revancha. Ya saben: hay que poner paz.

 Este post se irá actualizando con epígrafes a partir de lecturas y artículos sobre la guerra en Malí. Te puede interesar leer el post anterior, Apuntes sobre Mali (I)

Apuntes sobre Mali (I)

Thursday, January 17th, 2013

Una guerra asimétrica. La estrategia y la táctica de los grupos rebeldes de Malí responden a la configuración de una guerra asimétrica: frente a un ejército regular, estos se mueven con la ventaja y la adaptación del terreno. No puede faltar un clásico en gran parte de las guerras africanas: los vehículos pickup donde los rebeldes tienen instaladas armas que pueden trasladar con gran facilidad.

Francia se enfrenta a un enemigo que no entiende de filas ni de ‘teatro de operaciones’. El asalto a una planta de gas en Argelia es la mejor prueba: golpeará donde puede y con la mayor resonancia, no siempre buscando el mayor número de bajas. Es una de las características más claras de un conflicto asimétrico. Frente a este enemigo, la guerra convencional que parece haber iniciado Francia, no sirve de mucho si no hay estrategias de respuesta también asimétricas.

¿Todo es Al Qaeda? Bajo la ‘marca’ Al Qaeda se circunscribe distintos grupos terroristas que responden a una estrategia global muy genérica, que mantienen su propia estrategia particular. En el norte de Malí actúan distintos grupos que comparten una ideología islamista radical; gran parte de estos grupos han contado con el apoyo de Al Qaeda para el Magreb Islámico (AMI), que ha encontrado en el norte del país su mejor refugio. ¿Todos son Al Qaeda? No parece: por ejemplo, el grupo que realizó el ataque y secuestro en una planta de gas en el sur de Argelia se escindió de AMI porque su lider, Mokhtar Bel Mokhtar (alias El Tuerto), prefería actuar por libre y seguir moviéndose con demasiada frecuencia en el mundo del contrabando. El ataque sería un golpe encima de la mesa del resentido exlíder de AMI, pero siempre enmarcado en la causa: una venganza porque Argelia ha permitido el uso de su espacio aéreo a Francia.

Los intereses. No parece que, a priori, esta guerra tenga algún interés económico. Malí es un país pobre, y los datos de comercio entre la excolonia y Francia no parece que sea el factor determinante. Las minas de oro suponen un porcentaje importante para la economía malinense, pero irrisorio para París¿Una guerra sin interés económico alguno? No hay guerra en la historia donde no haya siempre un factor económico: nadie manda ‘a morir y matar a sus hijos’ por nada, ni siquiera por el honor.
Malí es importante para Francia por su localización: es frontera con Níger, donde se extrae más de un tercio de todo el uranio usado en las plantas nucleares galas, que proporcionan más del 75 % de toda la energía del país vecino. Tener un ‘Afganistán africano’, con grupos afines al Al Qaeda, amenaza todos esos recursos fundamentales para la seguridad energética de Francia.

Las armas. La caída de Gadafi supuso que todo el arsenal que le habían proporcionado los países occidentales desde su rehabilitación como país ‘amigo’ y no patrocinador del terrorismo quedaba sin control. Partes de esas armas han pasado a estar en el mercado negro, así como bajo el posible control por parte de grupos afines a los rebeldes malinenses y/o de Al Qaeda. Entre ese armamento podrían estar los misiles antitanque Milan, vendidos por Francia al régimen de Gadafi, y que ahora habrían llegado a los grupos afines a Al Qaeda en Malí, aunque no está claro que sepan usarlos.

El fracaso. Malí ha formado parte de la estrategia que lanzó EE UU después del 11-S. Washington patrocinó y entrenó a las tropas de países africanos como Malí para hacer frente a la presencia cada vez más importante de grupos afines a Al Qaeda. Parte del nacionalismo tuareg (población nómada, distinta a la árabe) ha encontrado apoyo en AMI, que se ha ido desplazando hasta el norte de Malí y del Sahel, ante el empuje de las fuerzas argelinas (no siempre eficiente, como demuestra el asalto perpetrado en Argelia a 2.000 km de la frontera de Malí). La retórica de los distintos grupos rebeldes a Bomako coincide en defender un estado islámico muy parecido al impuesto por los talibanes en Afganistán.

Paralelismo afgano. En un conflicto solemos cometer el error y el acierto de acudir a paralelismo con conflictos parecidos. En este caso, Afganistán ha sonado desde el principio en el imaginario de todos los analistas. Quizá no se  hayan aprendido las lecciones que se deberían haber extraído de Afganistán.

Los rebeldes del norte se adaptan muy bien a un terreno hostil: solo el norte de Malí es 1,5 veces mayor que toda Francia y en desierto. Los expertos militares hablan que cuanto más suba la temperatura en la zona, más difícil, por ejemplo, será usar los helicópteros, arma clave para responder a un enemigo difuso.

Pero también se puede parecer a un Afganistán bien remoto, el de los grupos mujahidines, que actuaba casi cada uno por si cuenta frente al enemigo soviético ¿AMI controla a todos los grupos?¿Responden a todos los grupos a una estrategia más común? Una respuesta que se irá definiendo con el tiempo, porque en la actualidad hay que reconocer que el desconocimiento gana a cualquier certeza.

La salida. Francia sostiene que estará el tiempo necesario y que piensa contar con el apoyo de otros países africanos. No parece que de momento eso se vaya a cumplir en un espacio de tiempo relativamente corto, y el Ejército de Malí no ofrece desde luego las mejores garantías para los intereses de Francia

La semántica. No oirán al gobierno galo hablar de islamistas. Para París son terroristas. La semántica está siendo clave dentro de esta guerra, para atenuar una frente interno: Hollande quiere evitar a todo costa que esta guerra sea vista como una guerra contra el Islam que pueda levantar a la población musulmana francesa.

ISSOUF SANOGO (AFP)

Ciegos.  De cara a la comunicación, París tiene ganado, de momento, todo el espacio informativo: controla la zona de guerra y no hay presencia significativa de periodistas en las zonas de combate. No vamos a ver imágenes desagradables, y  solo podemos ver como esperan los soldados franceses a entrar en combate desde Bamako. Los rebeldes y grupos terroristas implicados solo tienen una estrategia posible: mostrar todo el aspecto descarnado de la intervención así como su propio ensañamiento con el enemigo.

El fútbol, hasta en la guerra

Friday, August 26th, 2011

Un rebelde, con la camiseta del Real Madrid; dos combatientes pro Gadafi, con la camiseta del Barça (uno de ellos con el 10 de Messi), son detenidos tras rendirse. Si todo fuera tan sencillo como el fútbol.

fotog

Fotos de FILIPPO MONTEFORTE (AFP) y DANIEL BEREHULAK (GETTY)

Apuntes sobre le bombardeo en Libia

Tuesday, March 22nd, 2011

El eterno dilema Hablábamos hace unos días de la cuestión del intervencionismo. Hay quien quiere recuperar el llamado ‘No a la guerra’ que nació de la guerra de Irak, si bien la situación, el contexto, la justificación y consenso internacional son bien distintos. ‘El no a la guerra’ se entiende, por unos, como un rechazo a cualquier intervencionismo. El argumento más repetido es que por qué no se interviene en otras zonas donde se están atropellando al mismo nivel que en la Libia de Gadafi. Añaden que todo es cuestión de intereses, como si los intereses no tuvieran que contar.

Por partes. En Irak se fabricaron las causas para ir a la guerra (las armas de destrucción masiva); los mismos (o sus hijos) que en el año 91 tuvieron a tiro a Sadam, lo dejaron en el poder, pese a que el sur se levantó contra el dictador y nadie les apoyó; en Libia hay una fuerza desproporcionada de Gadafi contra una milicia popular. ¿Deberíamos de abrir un calendario de intervencionismo contra todo dictador? Antes de eso podíamos exigirle a nuestros gobiernos y representantes políticos que no le bailen el agua a tanto dictador suelto (un ejemplo, la visita de Bono a Guinea Ecuatorial). Si fueran sinceros nos dirían que todo es cuestión de intereses; pero algo que hay que aprender de todas estas revueltas sociales y políticas en el mundo árabe es que la presión a los dictadores debería ser una política de las democracias.

Rebeldes libios llegan del frente de la ciudad de Ajdabiya, al sur de Bengasi, tras una ofensiva fallida./ANJA NIEDRINGHAUS (AP)

Rebeldes libios llegan del frente de la ciudad de Ajdabiya, al sur de Bengasi, tras una ofensiva fallida./ANJA NIEDRINGHAUS (AP)

El fantasma afgano de los años 80 Cuando el enemigo era el comunismo, EE UU no dudó en apoyar a una amalgama de grupúsculos en Afganistán; pero lo hizo sin dar la cara, sin apostar por unos o por otros, situación que fue bien aprovechada por Bin Laden y los talibanes. El fantasma de Al Qaeda ha sido azuzado por Gadafi en todos sus discursos. Como señalábamos hace unas semanas, Bengasi fue el origen de muchos combatientes de Al Qaeda con destino a Irak. Es impensable que ahora se sustraigan de la realidad de su pueblo, de su ciudad, pero presuponer que todos son o pertenecen a Al Qaeda hay un trecho bien largo. Como sucedió en Afganistán, terceros países (Egipto o Arabia Saudi, según diversas informaciones) son los que están armando a esa resistencia popular. Francia y Reino Unido reconocieron a los rebeldes como legítimos interlocutores, quizá precisamente en querer cerrar las puertas a estos últimos.

OTAN. EE UU quiere que la Alianza Atlántica tome el mando; lo haría, como siempre un general estadounidense; solo cambiaría el ropaje, la apariencia de no ser ellos los que deciden; Francia no quiere que la OTAN tome el mando. Dice el Gobierno francés que no son los países árabes no quieren el mando de la Alianza. Es histórica la desavenencia de Francia con la Alianza; París ha querido ser siempre el contrapeso, la vanguardia hacia una política de defensa común europea, cuya principal escoyo es la Alianza, que ya cumple esa función de defensa, con el liderazgo de EE UU. Hasta la llegada de Sarkozy, Francia estaba fuera de la estructura militar de la OTAN, por una disputa que duraba décadas. Turquía y Alemania, por razones bien distintas, tampoco quieren que la Alianza, de la que forman parte, tome el protagonismo de la misión. Mientras Berlín se ha mostrado en contra de la intervención (los negocios imperan en Trípoli), Ankara quiere jugar la baza de intermediario y líder en el mundo musulmán y es un canal directo con el gobierno de Gadafi. A todo este cóctel, le sumamos a la Italia de Berlusconi, que amenaza con retirar sus bases del operativo si no se establece claramente quién manda.

Y dejamos a su suerte a los que pudieron acabar con Gadafi

Monday, March 14th, 2011

El Ejército de Gadafi avanza sin pausa hacia la capital rebelde Bengasi. Ha seguido el guión de la superiodad. Una superioridad aérea, frente a un ejército rebelde que tenía cada vez poco menos de ejército.

Batería antiaérea rebelde, desplegada cerca de una rifinería de Ras Lanuf./ JOHN MOORE (GETTY

Batería antiaérea rebelde, desplegada cerca de una rifinería de Ras Lanuf./ JOHN MOORE (GETTY

Contaban los rebeldes con poca fuerza, con pocas armas. Se había ya encargado Gadafi de quitarle todo el peso militar posible a la zona, empezando por la academia donde el mismo se formó en la ahora casi sitiada Bengasi. Los carros de combate bajo control rebelde, los T-55, son obsoletos y poco tienen que hacer frente a los 2-S21 y menos frente a los modernos T-62 y T-72 que Gadafi bien se guardó de tener bajo control en Tripoli. En los primeros días del alzamiento, Gadafi neutralizó a los cuarteles en Tripoli que podían ponerse de lado de los rebeldes, con un bombardeo atroz sobre las instalaciones militares. La base aérea Gamal Abdul el-Nasser, en el este a 16 km de Tubruk, y bajo control rebelde, tenía aviones o helicópteros operativos cuando llegaron los insurrectos. A los rebeldes alzados solo les quedaba además de los viejos tanques, arsenales con armas ligeras (Ak-47), RPG, alguna batería de Katiusha, los misiles antiaéreos SA-7 Grail de la clase “dispara y olvida” así como antiaéreas ZSU 23mm. Los rebeldes han intentado seguir la táctica de la Guerra de los Toyota, desarrollada por Chad en 1986 contra la propia Libia, usando las pickup Toyota  para trasladar a la tropa o para montar en ellas armas pesadas y armas antieaéreas, manejadas no por duchos y formados soldados, que poco tenían que hacer frente a los cazas MIG-23 y los helicópteros MI-24. Los rebeldes solo han conseguido en estos días de guerra derribar a un único aparato.

Batería de Katiusha rebelde en las cercanías de Ras Lanuf./ GORAN TOMASEVIC (REUTERS)

Batería de Katiusha rebelde en las cercanías de Ras Lanuf./ GORAN TOMASEVIC (REUTERS)

Con esta aplastante superioridad, Gadafi ha rehusado cualquier batalla cara a cara, ordenando un inteligente repliegue de sus tropas leales en los primeros días de avance de los rebeldes, y usando simplemente la fuerza aérea. De allí que desde el primer momento se pidiera una zona de exclusión aérea (que implica bombardear a la fuerza aérea de Gadafi así como sus defensas antiaéreas) que la comunidad internacional se ha visto incapaz de llegar a un consenso para lograrla. Puede que, a las puertas de Bengasi, ya sea demasiado tarde.

Batería antiaérea montada en un pickup desplegada en las afueras de Brega./ Nasser Nasser (AFP)

Los rebeldes no han contado con ningún apoyo significativo del exterior. Puede que el fantasma de Al Qaeda azuzado por Gadafi en sus delirantes discursos haya surtido algún tipo de efecto, sobre todo cuando EE UU veía con recelo al este, al ser una suerte de cantera para combatientes de Bin  Laden mandados a Irak. Sobre el terreno, cierto es, que no se ha significado de momento ningún movimiento de radicalidad. Ahora bien, el abandono a su suerte, sin ningún tipo de apoyo por parte de la UE o de EE UU, y a la espera de una resolución del Consejo de Seguridad más que tardía, puede hacer que estos grupos ganen más protagonismo, en una guerra de escaramuzas y más irregular y asimétrica todavía de la que estamos viendo estos días.

Puede que esta haya sido la lectura que haya hecho Sarkozy y con la que ha convencido a Gordon. De momento el eje París Londres — ¡junto a la Liga Árabe!, sorpresas te da la vida — son los únicos que han abogado abiertamente por una acción militar encaminada hacia la zona de exclusión aérea. Con Gadafi a las puertas de Bengasi — la prueba es que la mayoría de la prensa extranjera se ha replegado, como no podía ser de otra manera, a Tubruk — esta medida puede que llegue demasiado tarde. En un tiempo, la UE y EE UU, se tirarán de los pelos por no haber hecho algo antes, como podían haber hecho con Sadam en 1991. Dejaron a un dictador en su sitio, cuando tenían la posibilidad de ser vistos como libertadores; en la siguiente, puede que sean vistos, de nuevo, como invasores.

…To the shores of Tripoli

Wednesday, March 2nd, 2011

From the Halls of Montezuma,To the shores of Tripoli (desde los Salones de Montezuma, a las costas de Tripoli): Así arranca el himno de Marines de EE UU, haciendo referencia a las dos primeras misiones en las que se vio implicado este cuerpo de infantería de los EE UU.

La de Tripoli fue la historia de un fracaso. El siglo XVIII acababa, con una nueva nación emancipada de su colonia. EE UU emergía recomponiéndose de su propia guerra de la Independencia. No tenía ni siquiera una Armada capaz de garantizar la seguridad de sus buques comerciales. Fue primero Francia la que le brindó el apoyo naval, defendiendo a los mercantes estadounidenses y de paso meterle el dedo en el ojo a Inglaterra. Los piratas surcaban casi sin problemas el lado sur del Mediterráneo. Tenían como refugio los actuales Marruecos, Argelia, Libia y Túnez. Con Marruecos la cosa se solucionó con un tratado y algunas monedas. Los otros países siguieron siendo bases para ataques a piratas. Todo se solucionaba con dinero, pero al contrario que ahora en Somalia, los secuestros duraban años, a veces décadas, y los capturados pasaban a ser directa y llanamente esclavos.

Corría el año 1801 cuando el Gadafi de turno, Yusuf Karamanli, a la sazón pachá de Tripoli, decidió pedir 250.000 dólares para dejar de atacar a los buques con la bandera estadounidense, cuando el presupuesto de todo EE UU ascendía a unos míseros 22 millones (eran pobres, pero pujantes). EE UU no cedió, y Thomas Jefferson, tercer presidente de la nueva nación, decidió enviar dos fragatas con infantes de marinas (marines), un cuerpo de proyección nacido de un cuerpo creado en la guerra de la Independencia, y cuya misión era proteger buques y realizar desembarcos.

La guerra duró poco más de cuatro años. EE UU no cesó de mandar buques de guerra. Era un empeño personal de Jefferson hacer notar que no era fácil atacar a un buque estadounidense. La nueva nación no podía tolerar que se le amenazara el comercio internacional, ya desde entonces su gran baza. EE UU llegó a desembarcar en tierras libias, y tomó el control de la localidad de Derna. Fue la primera vez en la que la bandera de EE UU hondeó tras una victoria militar fuera de su territorio. Acosado por el avance hacia Tripoli, el pachá firmó un tratado de paz en el que se ponía fin al chantaje de los secuestros.

Más de dos siglos después, otro USS Entreprise, esta vez un portaviones, se ha dirigido a las mismas aguas; también ha enviado al buque anfibio USS Kearsarge; de nuevo, a bordo unos 2.000 marines.  EE UU ha decido subir un escalón más la presión contra el régimen dictatorial de Gadafi, tomando la delantera en el patio trasero de la Unión Europea, esa suerte de unión comercial, monetaria y poquito más cuya capacidad diplomática es nula (la responsable es la siempre inútil Baronesa Lady Ashton) y de poder militar ni hablemos. La UE ha salido en espantada en un país donde tenía presencia comercial y donde no había disimulado lo más mínimo en hacer negocios con el que ahora llaman dictador. EE UU gana el terreno a la UE. Los europeos somos tan lúcidos que hemos convocado una “reunión de urgencia” para tratar el tema para el ¡11 de marzo!

La duda es la de siempre: ¿está justificada la intervención militar por la injerencia humanitaria? EE UU no tiene una buena experiencia que digamos en la zona (el desastre de Somalia) y su imagen de invasor sigue pesando en el mundo árabe tras la guerra de Irak. Pero si no hace nada, unos le señalarán por haberse quedado parado; si hace algo, el resto le recordará su imagen de invasor.

Viendo a los nuevos reclutas del ejército de los insurrectos a Gadafi la injerencia estaría más que justificada:

Reclutas del nuevo Ejército. Fotos de: Kevin Frayer (AP) y las otros dos de Marco Longari (AFP)

¿Va a poder este ejército, con un armamento anticuado, imponerse a las fuerzas fieles a Gadafi? Hoy, el Ejército leal al dictador ha recuperado el control de varios enclaves en el este, después de varios días de ineficiencia en la ofensiva, lo que algunos nos ha hecho dudar de las fuerzas reales con las que cuenta el dictador. Los rebeldes saben bien que sin la ayuda exterior resistir será cuestión de mucha voluntad. Se enfrentan a un ejército bien armado, que concentra fuerzas acorazadas y de elite, muy fieles al dictador. Por eso estudian ya pedir directamente a la ONU que ordene bombardeo sobre la fuerzas leales a Gadafi.

Está por ver si finalmente EE UU interviene y, a remolque, los países europeos decidan, tras cincuenta reuniones, que cada país haga lo que quiera a modo individual. Aunque hoy parece remoto ver a marines desembarcar de nuevo en tierras libias, yo no le recomendaría a nadie apostar su fortuna en contra.”Primero luchamos por lo justo y la libertad”, dice otra de las estrofas del himno de Marines de EE UU.

PS: La viñeta de El Roto de hoy:

El fusil alemán de Saif Islam el Gadafi

Monday, February 28th, 2011

Vídeo de Saif Islam El Gadafi arengando a sus partidarios y blandiendo un arma:

El arma es un Heckler & Koch G36, de fabricación alemana. La industria armamentística alemana vendió en 2009 equipamiento militar a Libia por valor de 50 millones de euros, si bien a saber de dónde ha sacado el fusil. España vendió en 2010 equipamiento militar a Libia por valor de 7,8 millones de euros (más otra partida de cerca de 7 millones, 3,5 para visión nocturna y otros 3 de piezas de aviones).

Lo bueno de vender armas a los dictadores es que, más o menos, sabemos el mínimo arsenal con el que cuenta.

Por cierto, este mismo arma forma parte del arsenal robado en una base militar de Badajoz, algo más que preocupante.

El Ejército de Gadafi

Thursday, February 24th, 2011

Gadafi pierde terreno. La bandera tricolo (roja, negra y verde) sustituye el trapo verde que impuso Gadafi tras el golpe de Estado de 1965. Al Jazeera emite ya imágenes en directo (con nefasta calidad, pero en directo) desde Libia en las que se puede seguir la comparecencia del ministro de Justicia dimisionado a un grupo de líderes tribales. “Pido a la comunidad internacional que defienda al pueblo libio”, dice el primer cargo importante en abandonar las filas de Gadafi. “Los habitantes de Tripoli tienen que dar el golpe final”, insiste. La batalla por Tripoli se presenta terrible.

Saif Al Islam: "Todo está tranquilo"

Saif Al Islam: "Todo está tranquilo"

Mientras, los Gadafi siguen el guión de todo dictador tambaleante: negar la realidad. “La vida sigue con toda normalidad (…) Desafío a todo el mundo a que me enseñen dónde están todos los muertos que dicen (…) mañana todos los periodistas del mundo podrán ver la realidad, viajar a donde quieran, en avión, por carretera y que juzguen con sus ojos”, ha dicho Saif El Islam. Las palabras las podía haber firmado perfectamente un Al Saaf, aquel portavoz de Sadam que negaba que los tanques estuvieran en Bagdad el mismo día en el que el Ejército de EE UU controlaba todas las entradas.

En declaraciones Al Jazeera en directo, el Ministro de Justicia ha asegurado que Tripoli se encuentra actualmente cerrada por carretera. Todo parece señalar que los Gadafi han concentrado su poder militar en la capital, compuesto sobre todo por mercenarios de otros países y brigadas que responden directamente a los Gadafi (especialmente la guardia presidencial). La estructura más sólida del Ejército libio son las unidades mecanizadas (carros de combate).

Y esas unidades, no responden necesariamente a la rapidez que se requiere para aplastar un levantamiento popular. Demostró su ineficiencia en la guerra del Chad — conocida también por la guerra de los Toyota — en la que los movimientos rápidos de chadianos no podían ser respondido por las unidades mecanizadas. Esa guerra le enseñó mucho a Gadafi, y por eso, desde entonces y no ya ahora, ha reforzado su Ejército con mercenarios (algunos de ellos precisamente del Chad), que no dejan de ser un arma de doble filo: pueden actuar sin ningún problema contra la población civil (no hay confraternización posible), pero solo actúan hasta que fluya el dinero y si las cosas se ponen realmente muy feas allí se quedarán solo Gadafi.

La clave está ahora en Tripoli, y cuanto durará el escudo sólido del que presume Gadafi y el nivel de desafección que vaya dejando atrás. Sus intenciones son resistir hasta el último momento. Es la única salida que el mismo se ha puesto.