Guerra y Paz

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Moeh Atitar de la Fuente

Periodista, fotógrafo y blogger. Más sobre el autor.

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Archive for May, 2013

El vídeo mató a la fotografía

Friday, May 31st, 2013

El Chicago Sun-Times ha despedido a todo su departamento de fotografía. 28 personas que de un día para otro les han dicho que ya no sirven, que ya no valen, que gracias por venir, pero que ya no vuelvan más.

El periódico ha dado esta explicación:

“The Sun-Times business is changing rapidly and our audiences are consistently seeking more video content with their news. We have made great progress in meeting this demand and are focused on bolstering our reporting capabilities with video and other multimedia elements. The Chicago Sun-Times continues to evolve with our digitally savvy customers, and as a result, we have had to restructure the way we manage multimedia, including photography, across the network.”

El axioma es muy sencillo: la fotografía no da dinero fácil y el vídeo sí. Cada vez que nos ponemos a ver un vídeo, le precede un anuncio: caja. Si vemos una fotografía el anuncio no está ‘pegado’: no hay caja. La foto exige un mínimo de calidad, pero en vídeos es más laxa ¿Para qué vamos a pensar en dar algo de calidad si el anuncio, el ingreso, viene antes de la visualización y aquí el público parece que se lo traga todo? Intenten acordarse del último vídeo de calidad que han visto en una web.

Con el objetivo de querer hacer más caja, el Chicago Sun-Times ha hecho lo más coherente: ¿para qué quiero a 28 trabajadores en plantilla si lo que me da dinero me lo hace cualquiera, barato, de cualquier manera y encima tengo un ingreso inmediato?

Los departamentos de fotografía de los periódicos van a sufrir una suerte parecida a la del Chicago Sun Times, salvo aquellos que tengan una buena dirección y buen criterio.  Tener fotógrafos de plantilla supone poder apostar por un tema que las agencias no te brindan y poder hacer enfoques más atrevidos. Los jefes tienen que pensar y dirigir.

Pero también hace falta una plantilla de fotógrafos nada acomodaticia y que sepa que su trabajo hoy más que nunca debe de tener un valor por si mismo y no ser una simple foto bonita que acompaña a un texto. Deberían sacudirse ese complejo de no ser redactores y al tiempo asumir que tienen que hacer cosas de redactores, tan básicas como documentarse en profundidad sobre un tema más allá de las necesidades de un pie de foto.

La calidad tampoco va unida a la relación contractual que mantiene el fotógrafo con una publicación: conozco a fotógrafos de plantilla que son un desastre y fotógrafos freelances que son unos fuera de serie, precisamente porque sus ingresos dependen de la calidad de su trabajo.

El vídeo mata a la foto, pero solo es por la ineptitud de quien hace dejación en la dirección de los departamentos de fotografía y la vida acomodaticia de muchos. Esto está en continuo cambio, pero parece que algunos no se han enterado.

Hijo de puta

Sunday, May 26th, 2013

“Si entre todos no las ayudamos a denunciar, seguirán muriendo. La confianza que tengan con nosotros, en la sociedad, tiene que ser más grande que el miedo que le tienen al hijo puta que las mata”, Gonzalez-Pons dixit; el auditorio aplaudió.

No creo que el señor Gónzález-Pons sea un machista; o que lo sea por esto más que yo, que uso el calificativo ‘hijo de puta’ alguna que otra vez. Pero reconozcamos que es significativo, paradójico, estrafalario, paradigmático o algo por el estilo, que un responsable político arremeta en público y desde un atril contra el machismo, el machismo que mata, que asesina, con uno de los insultos más machista: mentar a la madre con la ofensa. El insulto se lo lleva la mujer, y si acaso el receptor se ofende por no saber quién es el padre. Pero puta la madre, que es la misma que se lleva los moratones. ¿Me explico?

Tenemos metido en el tuétano de nuestro idioma estos dejes machistas. Todos. Allí esta frase que dijo un día Jesús Gil: “No todos los periodistas son unos hijos de puta; no todos”. En Carrusel la meten siempre que pueden y pueden con mucha frecuencia.  Gil siempre le soltaba pullas a periodistas, como aquel día de hace muchísimos años que un periódico metió en primera edición una publicidad pagada por el propio Atlético de Madrid en la que ponía a caldo a varios periodistas, entre ellos a varios directivos de ese mismo diario. Nadie había leído el comunicado en forma de publicidad, pero la sangre, el despido, no llegó al río, porque entonces se despedía poco o nada.

Al mundo del deporte y aledaños le encanta usar siempre que se puede la expresión. Resuena en mi cabeza este vídeo de 40 segundos en el que un grupete de aficionados increpaba Mourinho al salir de la Ciudad Deportiva. Soberbia esa realización de AS para que quede claro el insulto, con repeticiones a cámara lenta, muy lenta, lentísima, para que se desfigure ese ‘hijooo de putaaaa’. Véanlo que no tiene desperdicio.

Llevamos usando este insulto desde lontano. Y no siempre de manera despectiva. El bueno de Sancho lo explicaba:

Y diciendo esto, se la puso en las manos a Sancho, el cual, empinándola, puesta a la boca, estuvo mirando las estrellas un cuarto de hora, y, en acabando de beber, dejó caer la cabeza a un lado, y dando un gran suspiro, dijo:
-¡Oh hi de puta, bellaco, y cómo es católico!
-¿Veis ahí -dijo el del Bosque en oyendo el hi de puta de Sancho- cómo habéis alabado este vino llamándole hi de puta?
-Digo -respondió Sancho- que confieso que conozco que no es deshonra llamar hijo de puta a nadie, cuando cae debajo del entendimiento de alabarle. Pero, dígame, señor, por el siglo de lo que más quiere: ¿este vino es de Ciudad Real?
-¡Bravo mojón! -respondió el del Bosque-. En verdad que no es de otra parte, y que tiene algunos años de ancianidad.

No solo los hispanohablantes los que tiramos de ‘hijo de puta’. “He is may be a son of a bitch, but he’s our son of a bitch”, o algo así como “es posiblemente un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. No se sabe a ciencia cierta quién la soltó por primera vez, pero hay quien señala que fue Franklin D. Roosvelt que la usó para referirse al dictador Anastasio Somoza. Luego se habrá soltado muchas veces porque EE UU no ha parado de tener ‘sus hijos de puta’. Y queda siempre muy fresca en una pieza de análisis sobre el dictador de turno al que se le he ayudado y protegido por la realpolitik.

Seguiremos todos usando a diestra y siniestra la expresión, que en el fondo no significa otra cosa que el insultado no sabe quien es su padre, y ya saben que en esta sociedad de machos lo importante es saber de dónde procede el espermetozoide. Metido lo tenemos hasta en el tuétano.

Al menos yo después de estas reflexiones hago propósito de enmienda para usar el término ‘hijo de puta’ al modo de Sancho, y con el perdón de las putas, que qué culpa tendrán ellas.

Esta es una buena hija de puta. Y este era otro hijo de puta:

Annie Leibovitz, premio Príncipe de Asturias

Thursday, May 23rd, 2013

Una fotógrafa se alza con el premio príncipe de Asturias de la Comunicación y Humanidades. En la terna se la jugaba con la agencia Magnum y la periodista Amanpour. Quizá hayan hecho mucho más por la (buena) comunicación y la humanidad(es) la agencia y la periodista que esta artista, pero los premios jurados son, y así justifican el galardón:

La estadounidense Annie Leibovitz ha sido una de las dinamizadoras del fotoperiodismo mundial y es una de las fotógrafas más respetadas en Europa y América. Tras una etapa como reportera que finalizó en la Guerra del Líbano, ha firmado decenas de portadas de las revistas más prestigiosas y se ha consagrado con instantáneas y retratos que reflejan una época de la política, la literatura, el cine, la música y el deporte a través de sus protagonistas.

A Leibovitz le podían haber dado el Príncipe de Asturias de las Artes perfectamente (Sebastián Salgado, otro fotógrafo mediático y estrella, se lo llevó en 1998), por la segunda parte de su trayectoria. La fotógrafa cambió de estilo con el nuevo siglo, quizá al abrazar y bien abrazado las posibilidades de la fotografía digital: sus fotos de los últimos 15 años son una feria, un artificio, un cuadro, una ñoñería y todo un arte puesto al servicio del star system Vanity Fair mediante. Es una artista al modo de Rembrandt, con un gran taller detrás con el que trabaja para ella dejar su sello.

 

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Annie Leibovitz, retratada por Marisa Florez.

Fotográficamente – y alejado del arte, porque la fotografía no puede ser arte, pero ese es otro cantar – me interesa la Annie de carrete, de fotografía analógica que se resume en la pura sencillez, donde se la puede calificar de fotoperiodista. Annie arranca su verdadera carrera como fotógrafa en “una pequeña revista publicada en San Francisco”. La fotógrafa era igual de pequeña que esa revista, Rolling Stone. Contando esos inicios es cómo arranca Annie Leibovitz at work, una delicia donde cuenta en primera persona cómo trabaja, y que recomienda a cualquiera que quiera reconciliarse con esta fotógrafa si en algún momento se ha llegado a cabrear con sus fotos. Allí cuenta que sus héroes iniciales fueron Henri Cartier-Bresson, Avedon, Irving Penn y Robert Frank. Y los trazos de Frank más que de los otros se ve en esas imágenes iniciales, para saltar luego a Avedon y Penn en sus retratos. Afortunadamente no hay imitación de Cartier-Bresson, porque toda imitación del francés es pura horterada.

En esos tiempos Annie Leibovitz ya era una gran retratista. De allí surge una de sus primeras fotos icono, elevada a categoria, y que todo el mundo asocia a los protagonistas: John Lennon, desnudo y en posición fetal, abrazando y besando a una erguida Yoko Ono. “Has capturado nuestra relación exactamente”, le respondió Lennon cuando durante la sesión vio una polaroid de prueba. Era el 8 de diciembre de 1980 y Lennon iba a ser asesinado la noche de ese mismo día, sin llegar a ver el verdadero trabajo final de Leibovitz.

 

 

John Lennon y Yoko Ono, retratados el 8 de diciembre de 1980 por A.Leivobitz

John Lennon y Yoko Ono, retratados el 8 de diciembre de 1980 por A.Leivobitz

 

Si algo es Leibovitz es una gran retratista. Y lo era más en sus inicios que su época actual de luces e imágenes superpuestas con ordenador. Sospecho que cuando eres la que más cobras tienes que justificarlo de alguna manera con todo el despliegue que haces. Pocos son los que cobran un pastizal con tan solo tres luces en el set y algún panel.

 

 

Portada de Vanity Fair con Demi Moore embarazada

Portada de Vanity Fair con Demi Moore embarazada.

Y si el retrato es su especialidad, la foto a una Demi Moore embarazada que hizo para Vanity Fair es una de sus imágenes más reconocidas y que más dio que hablar: en 1991 fue un atrevimiento sacar a una desnuda pero tapada Demi embarazada. Sobre esa foto, la propia Leibovitz niega que sea una de sus mejores fotos y escribe en citado libro:

Unos meses después de que la foto de Demi Moore fuera publicada, una exposición de mi trabajo entre 1970 y 1990 fue inaugurada en el International Center Photography de Nueva York. El director del centro, Cornell Capa [hermano de] quería explotar la foto y colgarla en las escaleras. Yo no le iba a dejar. Era una imagen popular, rompedora, pero no pienso que sea una fotografía buena per se. Era una foto de portada de una revista. Si fuera un gran retrato, no estaría cubriéndose los pechos. No estaría necesariamente viendo a la cámara. Hay diferentes criterios para las portadas de revistas. Son simples. Ponerle tipografía no las destruye. A veces no necesitan ni tipografía. Mis mejores fotografías están dentro de la revista.

Llegado al estrellato máximo Leibovitz tomó el camino de la sofisticación y de las grandes producciones. Sus sets no le envidian en artilugios a una buena producción cinematográfica. El dinero le ha entrado a raudales, pero ser buenísimo en tu trabajo no supone ser buen gestor. Siendo de las mejores pagadas, con contrato en exclusividad para Vanity Fair y Louis Vouitton tuvo que ceder los derechos de explotación de sus fotos a un fondo de inversión buitre para hacer frente a sus deudas. Deudas que venían de excentricidades cómo mandar a sus asistentes a comprar cuadernos de notas para sus hijos. La tienda estaba en París y sus ayudantes viajaban siempre en primera desde Nueva York.

La Leibovitz actual se resumen en este vídeo de la sesión de fotos con la reina Isabel de Inglaterra. No se escandalicen cuando vena a la reina posando en un croma antes de que su real estampa sea pegada en un paisaje. A ver si ahora la llaman manipuladora de la verdad, que esta si lo es, porque está en otro campo de la creación.

Por último, si se acercan a la obra de Annie Liebovitz no dejen de lado las fotos que hace a su familia, donde se ve a la fotografa relajada, a la fotógrafa intima, que retrata a sus padres, su hermano, sus hijos o a Susan Sontag, la gran teórica de la fotografía, que fue su pareja hasta que se la llevó un cáncer.

PS: Sebatian Salgado y Annie Leibovitz son hasta ahora los únicos fotógrafos que han ganado un Príncipe de Asturias. Creo que no hay fotógrafos más mediáticos. Sospecho que ese criterio tiene mucho que ver a la hora de dar este galardón a un fotógrafo. Y también sospecho que pasarán muchos años hasta que otro fotógrafo sea el tercero. Y serán los fotógrafos de Magnum. Espero. 

World Press Photo o la polémica que no debió de existir

Wednesday, May 15th, 2013

Alimento. Más que de fotografía deberíamos de hablar primero de periodismo. Últimamente, cuando nos juntamos más de dos periodistas, hablamos de lo mal que está la cosa; hace unos años hablábamos del modelo de negocio que teníamos que seguir para evitar llegar a donde hemos llegado, sin ser conscientes de que esas decisiones, en el fondo, no las tomamos nosotros y no tenemos ni idea de negocio. Lo nuestro debería ser contar historias y discutir de cómo las hemos contado. Vayamos a lo segundo.

Ayer nos despertábamos con un post publicado el lunes (tardamos en llegar a él) en el que se aseguraba que la foto ganadora del World Press Photo, Entierro en Gazaera en realidad una composición de varias imágenes, y por lo tanto, una manipulación inaceptable de la realidad. El blogger aseguraba que Hansen no había proporcionado el archivo raw, esencial para hacer un análisis digno de llamarse así. Y sin embargo él mismo, sin archivo raw (el archivo crudo, bruto, de la fotografía), se lanzaba a hacer un análisis forense (la foto está más muerta que nunca, aquí una constatación) para dictaminar que Hansen había manipulado todo y que la foto premiada procedía de haber mezclado varias imágenes. El premio debería de ser retirado y Hansen condenado al ostracismo fotográfico por mentiroso.

Unos días antes el otrora prestigioso Spiegel escribía un artículo diciendo que Hansen no había proporcionado el archivo raw. No había ninguna coletilla de ‘según ha confirmado la propia organización’ y lo daban por sentado. Además añadían:

Pro-Israeli bloggers and journalists, in particular, had accused him of manipulation and embellishment. Other photographers have also been critical of the photo’s selection for the World Press Award. Some fear that the boundaries are becoming blurred between journalistic photography, on the one hand, and artistic and commercial image design, on the other. Industry publications like Freelens Magazin have also voiced criticism of the trend.

Sospecho que si la foto ganadora hubiera retratado una procesión de la Semana Santa Sevillana, esta polémica solo hubiera sido alimentada por los ‘expertos en fotografía’, y no hubiera sido ni de lejos tan amplia. Se reduce, entonces, no solo a la técnica, no solo a la postproducción, sino al tema que se retrata: el dolor palestino no puede ser premiado, no puede ser reconocido. Así que lancemos, con el perdón, más mierda sobre la foto. Porque todos sabemos que los palestinos son unos actores excelentes, que cuando entierran a unos niños porque una bomba israelí lo has asesinado, son lágrimas de photoshop (aviso, es ironía, que últimamente la gente no la capta muy bien).

Así que con todo esto, un supuesto análisis y la acusación (sin confirmación de la propia organización) de que Hansen no había entregado el raw, los medios se lanzaron a hacerse eco del escándalo, de la mentira y de la manipulación.  Ningún medio citaba a un experto serio en la materia, que hubiera ponderado ese supuesto análisis. Acudieron, como mucho, a fotógrafos o editores que dieron su opinión ‘estética’ sobre la foto. Algunos, osados, daban por verdadero ese análisis. Es difícil que un fotógrafo sepa hacer un análisis sobre la manipulación del raw. Necesita una formación específica, que roza casi con la informática, para poder hacer un análisis conveniente. Y no era el caso. Un experto hubiera dicho que sin raw, no hay análisis y que lo hecho por el blogger era más bien conjeturas sin fundamento.

La fundación World Press Photo quiso zanjar el tema, y emitió a las 14h44 un comunicado sobre el caso diciendo que pese a que  “no tenían dudas sobre las explicaciones” de Hansen, habían decidido, con la cooperación del fotógrafo, someter a la fotografía a otro análisis más detallado realizado por dos expertos. A las 19h33 el dictamen era concluyente: la manipulación no existía.

Y esto solo fue el alimento de muchos medios durante todo el día de ayer. Muchas visitas. Nadie espera. Nadie pondera que detrás de esa acusación no hay sustento alguno, no hay periodismo, no hay fuentes. ¿Llamar a un experto? ¡No! No vaya a ser que nos estropee la polémica y las visitas del día. No hacemos periodismo, porque nuestro alimento, en forma de visitas, es llevar exactamente lo que lleva el otro. Los ingleses lo llaman ‘me too’. Y claro, una vez resuelto que no había polémica, no vamos a desmontar todo el tinglado que llevábamos todo el día montando. Dejemos que la duda fluya.

Estética no es ética. Esta fotografía ha sido objeto de una absurda polémica desde el primer momento. Se le acusaba a Hansen de haber hecho mucho photoshop  y de que esa foto no existía, no tenía validez, porque no era como la había tomado su cámara y que era fruto de la postproducción. Recréense en la palabra: postproducción.

Todo se reduce a que en el mundo de la fotografía actual (y adyacente) convivimos gente que nuestro cuarto oscuro es el photoshop, mientras otros no han salido físicamente del cuarto oscuro, donde siguen intentando descifrar cuál es el fijador y cuál es revelador. No controlan las herramientas actuales, y siguen creyendo que las fotos que se positivaban en el laboratorio son pura verdad. Y no se enteran de que en el laboratorio se hace exactamente lo mismo que en photoshop, con la salvedad de que no hay líquidos de por medio.

La discusión aceptable puede moverse en el campo de la estética. Discutamos si la imagen funciona o no, si está contrastada, si hay demasiado detalle en las sombras…En definitiva, si nos gusta o no. Y quedaría reducido a una discusión muy parecida a si un trabajo tiene más gancho en blanco y negro o en color.

Pero es absurdo decir que esa foto no es verdad. Hablemos mejor de honestidad. El fotógrafo retrata una parte de lo que es testigo, con un aparatito que ya distorsiona por si solo todo eso: desde la lente que utiliza, el ISO al que tira, diafragma, velocidad… Manipula con su cámara lo que tiene delante para tener ese trozo. El resultado es honesto o no si ha querido poner más invención de la necesaria.

Insisten los detractores del ‘retoque’ que esa imagen no debería de procesarse más allá de lo aceptable.  Parecen no entender que la misma cámara tiene distorsiones de color, de luz, etc… Que esas distorsiones tienen que ser corregidas, mejoradas y arregladas, porque la fotografía, al igual que un texto periodístico, es lo más subjetivo que hay. Entendemos la diferencia que hay entre un teletipo y una crónica de autor, pero parece mentira, en la fotografía, no sabemos distinguir nada. Aceptamos que un periodista, jugando a literato, plague su crónica de adjetivos. Pero pobre del fotógrafo que saque detalles de las sombras…

Les dejo, finalmente, con una foto honesta, retocada como le dio la gana al autor, y que ha ganado el World Press Photo 2013:

Gaza burial. World Press Photo of the Year, Spot News, 1st prize singles, Paul Hansen

Gaza burial. World Press Photo of the Year, Spot News, 1st prize singles, Paul Hansen

PS: Recomiendo la lectura de este post: “Cuando la cámara señala los niños muertos, los necios miramos el RAW

PS2: Para que vean que detrás de la imagen no hay actores, aquí un post escrito por Miguel Ángel Medina que visitó a la familia.

El alma del mundo

Thursday, May 9th, 2013

Confieso que pocas exposiciones de fotografía me entusiasman cómo para volver, remirar. Pocas me generan esa envidia sana que te hace declamar para dentro un ‘¡Qué cabrón!’. Esa envidia, ese ‘cabrón’, es el reconocimiento al trabajo fotográfico, que eleva una imagen para abandonar la simple anécdota.

Conocía el trabajo ‘El alma del mundo’ porque conozco a Nuria Tesón, coautora del proyecto junto al fotógrafo Miguel Ángel Sánchez. Los tres hablamos en un encuentro casual en la plaza del 2 de mayo, la víspera de que Tesón y Sánchez cogieran los bártulos hacia El Cairo. Me parecieron valientes y grandes apostadores.

Retrato de Miguel Ángel Sánchez

Mi primer contacto con ‘El alma del mundo’ fue en forma de libro, y me fascinó la coherencia, el manejo preciso de la luz, pero sobre todo la profundidad de cada retrato. No se caía ninguno del proyecto. Para mi el retrato es el género supremo en fotografía y el más complejo. Todas las sensaciones que me trasmitió el libro se multiplicaron en la exposición del Conde Duque, con 70 retratos a gran tamaño y una calidad excelente en la impresión.

Hablé con Miguel Ángel Sánchez un rato durante la inauguración de la muestra. Me explicó su manera de trabajar, cómo montó su estudio, sus referencias pictóricas… pero sobre todo cómo había accedido a cada persona de la cual se sabía gran parte de su biografía. Y eso es lo más complicado: ganarse al retratado para que te deje ir más allá de su foto. Una vez logrado ese objetivo la mayoría de los fotógrafos desaparece de la vida del sujeto atrapado. Miguel y Nuria son de los que luego se interesan por mucho de los fotografiados, porque no solo les interesa esa foto lograda. No me sorprendería nada volver a ver estos mismos retratados pasados unos años en una segunda parte de esta serie.

La exposición ‘El alma del Mundo’ son 70 retratos de egipcios. El proyecto, iniciado en 2009, se topó con la revolución de 2011. El trabajo se podía haber llenado de revolucionarios, de manifestantes, de egipcios ansiosos de libertad, y sobre todo haber acudido al aquí ‘te pillo aquí te mato’ fotográfico (vulgar foto de prensa, dirán algunos, como si eso fuera lo fácil). Sin embargo optaron por incorporar la revolución al proyecto sin desvirtuar ni lo uno ni lo otro. Por eso sobran los pies de foto y ganan los textos de Nuria Tesón, algo para leer con calma, para digerir con cada foto, porque se alejan del dato, porque quizá el alma no entienda de edades y de historias mundanas (vulgar texto de prensa, dirán algunos, como si eso fuera lo fácil). Porque cualquier retratado podría salir de las páginas de Naguib Mahfuz o podrían ser uno de los vecinos del Edificio Yacobian de Alaa Al Aswany.

España trata mal a sus fotógrafos. Es cuanto menos curioso que hayamos tardado tanto en ver esta exposición, que hubiera pasado antes por París, y que un medio como el The New York Times se hubiera fijado en él mucho antes que cualquier otro medio español. Se nos debería de caer la cara de vergüenza que se nos descubra fuera lo que tenemos delante de nuestras narices, pero nos sobra prepotencia y falta de consideración por el trabajo de los demás para que eso no suceda.

La exposición El Alma del Mundo estará en el Conde Duque hasta el próximo 1 de septiembre.