Reflexión sobre el World Press Photo 2013
Moeh Atitar de la Fuente - Saturday 16 de February de 2013
Paul Hansen ha ganado el World Press Photo por esta fotografía, seleccionado entre más de 103.481 imágenes realizadas por 5.666 fotógrafos:
La imagen responde al patrón de este tipo de certámenes.Esta elección no ha generado (casi) ninguna controversia. Responde a lo que entendemos por fotoperiodismo. No quiero entrar en un análisis de la imagen, porque esta foto, y es un tópico, habla sobre todo por si sola.
Mi compañera Naiara entrevistó ayer a Hansen, fotógrafo de plantilla del diario sueco DN.SE. Resalto esta contestación:
Trabajar en este periódico, Dagens Nyheter (noticias diarias, en sueco), es un lujo. En Gaza, conmigo, estaban dos redactores y nuestro magnífico traductor, Mohamed Omer. Además, no tenemos que estar enviando constantemente. Podemos trabajar bien las historias y enviarlas cuando las tenemos listas. El contenido es muy importante.
Es muy poco frecuente que un fotógrafo de plantilla de un periódico gane un premio como este. Yo diría que es la excepción. Fijándome por encima en el resto de categorías premiadas en esta edición, casi la totalidad de los premios se los llevan o bien fotógrafos de las grandes agencias o bien fotógrafos freelance que trabajan por su cuenta y riesgo, pero que no dejan tampoco que su olfato se tapone y apuestan por temas más o menos a su ritmo. Luego hay un número reducido de fotógrafos que realizan fotos por encargo de una publicación, entre ellas The New York Times Magazine, National Geographic o TIME, donde los departamentos de fotografía siguen siendo fuertes.
¿Por qué son los fotógrafos de agencias y los freelance los que se llevan la mayoría de los premios? Una primera razón es que las publicaciones, en la crisis económica que están inmersos, prefieren invertir en otras cosas en lugar de mandar a un tipo con un cámara a trabajar sin la presión del tiempo a miles de kilómetros. Prefieren los departamentos de fotografía tener unas excelentes agencias internacionales que cubren el espectro del día a día, con el riesgo de sacrificar la diferencia: todos tienden a dar lo mismo o parecido. El DN.se fue el único que tuvo esa fotografía porque era su fotógrafo el que se plantó en el buen lugar en medio de ese terrible funeral.
Salvaríamos con eso el argumento de que una publicación mandara lejos a un fotoperiodista. Pero soy de los que pienso que las mejores historias por contar están a pocos kilómetros. En España, por ejemplo, por culpa de la maldita crisis, tenemos unas circunstancias que invitan a ser documentadas con todo rigor. No hay en todos los premiados de este año ningún premio que tenga como referente la situación en la que vivimos.
Puede que los trabajos no hayan recibido el don subjetivo del jurado. Incluso podemos decir que no solo de la crisis tiene que vivir el fotoperiodismo español. Allí está el excelente trabajo de Daniel Ochoa de Olza (agencia AP) sobre la vuelta del torero Padilla, solo uno más en la solida trayectoria de este fotógrafo, uno de los mejores de la fotografía española actual.
¿Por qué entonces las publicaciones apenas están presentes en estos tipos de premios? Mi opinión es por la falta de interés en casi todas las redacciones y departamentos de fotografía sobre la Fotografía (con mayúscula). Y no pienso que sea un problema solo español sino que se extiende por la mayoría de las publicaciones en otras latitudes (salvo los grandes en esto, como NYT, TIME, National Geographic, etc).
Para consagrar esa Fotografía hace falta dirección, capacidad de reflexión y sobre todo darle el tiempo justo y necesario a la uva para que se pueda hacer buen vino. Si vamos a toda prisa y prima la resolución del día a día, acabamos haciendo Don Simón. Me temo que la dirección fotográfica ha dado paso a la mera gestión de fotografías uniformes y a que una foto case con un buen titular, y casi nunca al revés.
No quiero dejar de recomendar algunos trabajos, además de los Ochoa de Olza y del propio ganador. Lo mejor es que cada uno disfrute con todos y cada uno de los trabajos, excelentes todos. Pero mi pequeña selección (subjetiva) es esta:
— Mirella, del fotógrafo italiano Fausto Podavini. Estoy impresionado con este trabajo desde que lo conocí gracias a los Sony Awards. Recoge el día a día de una mujer que tiene que cuidar a su marido con demencia senil.
— Este retrato de Ai Weiwei, realizado por S.Chow. Resume y alcanza a describir la imagen de este artista y disidente chino, que incita a golpe de Internet y de móvil.
— Los retratos a estas mujeres iraníes durante una peregrinación realizados por Ebrahim Noroozi son magníficos.
— Suelo huir de la fotografía de animalitos, pero este trabajo del chino Xiaoqun Zheng sobre animales enjaulados es una apuesta excelente y bien ejecutada.
— La cobertura de Bernat Armangue sobre los bombardeos isralíes en Gaza. En una entrevista a EFE, Armangue hace esta reflexión:
“El periodismo de calidad está cada vez más amenazado. Contar historias y contarlas bien requiere tiempo, esfuerzo, apoyo económico, logístico y humano y no siempre se combinan todos los factores. Parece que cada vez menos”