Alguien que haya seguido la guerra de Irak no le puede sorprender las revelaciones de los papeles de Wikileaks. No le resta, desde luego, valor. Pero se consta lo que ya se había denunciado y, sobre todo, se le da un halo de oficialidad, al proceder los documentos del Ejército estadounidense: a la superioridad les importaba poco reducir las bajas civiles y atajar las torturas.
Los ejércitos modernos tienen la manía de documentarlo casi todo. Por eso ha quedado blanco sobre negro que las atrocidades cometidas por EE UU, casi siempre enmascaradas como ‘errores’, ‘daños colaterales’, o cómo se miró para otro lado cuando otros torturaban a su favor. Es escalofriante ver como cada uno de esos ‘errores’ quedó minuciosamente documentado e impune. Se da una estimación oficial de víctimas (109.000, de las cuales 66.000 son civiles), que no se aleja demasiado de las cifras dadas por la organización Iraq Body Account (122.000). Se constata que los estadounidenses tenían sospechas, más allá del discurso oficial, sobre la ayuda de Irán a las milicias chíies de su país vecino.Y que la presencia de mercenarios en Irak, ya por si elevada, era mucho mayor de lo que oficialmente ser reconocía hasta ahora.
El exceso se produjo durante la era Bush, desde luego. Pero la administración Obama también tiene su responsabilidad: algunas de las torturas de estos informes se produjeron ya bajo su mandato, y sobre todo es con Obama cuando se produce la cesión de unos 9.000 presos a la policía iraquí, sin ningún control sobre su estado ni trato recibido una vez entregados.
Dos frases que se repiten en los informes dejan patente la impunidad y la permisividad hacia los abusos: “No se requiere investigación posterión” y “ningún soldado estadounidense estuvo implicado en el incidente”. Estos informes, recogen, además, la versión oficial de los errores. En muchos casos las escenas descritas asépticamente en esos informes, pueden haber sido en la realidad mucho más escalofriantes. ¿Quién oficial no va a maquillar un hecho que puede acabar con su carrera? A todos estos hechos documentados por el Ejército de EE UU hay que añadir las violaciones de derechos humanos de las que no mediaron informe alguno.
Wikileaks ha sabido tocar la mejor tecla para difundir su trabajo: acudir a los mejores medios anglosajones (salvo el francés Le Monde) e incluyendo a Aljazeera para compartir los informes y que ellos saquen sus conclusiones.The Guardian marca la diferencia con The War Logs, con hasta un gráfico que documento un día de muerte en Irak. También es muy recomendable el especial de The Bureau of Investigate Journalism.
PS: Un vaticinio: La próxima gran guerra en la que esté implicado EE UU estará militarmente documentada de manera distinta.