Historia de una no fotografía: Cuando Marlene Dietrich fulminó a Helmut Newton
Tuesday, February 9th, 2010
A veces, la historia de una fotografía no conseguida, no realizada, tiene también su gracia.
1972. París. Helmut Newton, quizá uno de los mejores fotógrafos de moda de la historia y un constructor nato de fantasías sexuales plasmadas en fotografías, acude a retratar, acompañado del modisto Karl Lagerfeld, a la también alemana e icono del cine, Marlen Dietrich, de 71 años. Lagarfeld cuenta la anécdota en el prólogo a un recopilatorio de sus imágenes, editado en formato de bolsillo (dentro de la colección Photo Poche) por la editorial Lunwerg:
No me cuesta nada imaginar al muchacho que vivía en Berlín en los años treinta. Helmut siempre ha conservado el acento típico de Berlín. Es una de las razones por las que me encantan nuestras conversaciones. Éstas pueden durar horas. Es un narrador maravilloso. En Berlín, de 1936 a 1938, trabajó como <
> de Yva, un célebre fotógrafo de la época cuyos retratos y fotografías de moda solo conocen unos pocos entendidos. Pero, para mí, Helmut es, ante todo, el escolar de El ángel azul de la clase del profesor Unrat (Emil Jannings), que soplaba las plumas de la falda de Lola Lola (Marlene Dietrich) pegadas en una postal. Lástima que fuera tan joven en aquella época, porque le habría apasionado fotografiar a Marlene. Estuvo a punto de hacerlo en 1972. Francine Crescent, la redactora jefe de la revista Vogue en París, me pidió que presentara a la Dietrich a Newton para que pudiera hacerle unas fotos. Esto ocurría poco después de una ligera crisis cardiaca en Nueva York….En el ascensor que nos llevaba al piso de Marlene en la avenida de Montaigne, Helmut estaba tan excitado como un colegial contándome la importancia que ella había tenido en sus fantasía eróticas cuando era joven. Las presentaciones fueron cordiales. Luego hablamos de enfermedades y medicamentos, los dos temas predilectos de Marlene. Éstaba llevaba un jersey muy ajustado y una falda cruzada de cuero. De pronto, para saber cuál era mi opinión como modisto, se desabrochó la falda. Nunca olvidaré la sorpresa de Helmut ante ese inesperado strip-tease. Su reacción espontánea: “¡Todavía tiene unas piernas espléndidas!” se le atravesó a la mujer en la garganta, y no hubo sesión de fotos. Una lástima.