Cuando una ‘gran’ historia se basa en un único testimonio (anónimo)
Wednesday, October 2nd, 2013
‘Jihad sexual’ fue el gancho para que muchos reporteros escribieran sobre el supuesto viaje de “miles” de mujeres (así cifraba una fuente en uno de los reportajes) a Siria para servir de meretrices a los combatientes más radicales. Para que la relaciones sexuales tuvieran un marco legal, se forjaba un matrimonio exprés y ancha es Siria.
Toda la historia se basaba en el testimonio de una joven tunecina a una televisión del país (o eso es lo que nos contaron). En realidad no era la joven la que contaba la historia, sino el padre, que aseguraba que su hija se quedó embarazada en un viaje a Siria, y explicaba todo el proceso. El ministro del Interior de Túnez se lanzó a hacer declaraciones, y los periodistas acudieron a expertos, muchos de ellos expertos en exagerar temas relacionados con el mundo árabe y barbudo. La bola, basada en un solo testimonio, crecía y crecía. Un solo testimonio. ¿Dónde quedaba el mínimo de tres fuentes distintas? El fenómeno era plausible, pero no había certezas.
Ayer reapareció Leila, la chica cuyo padre denunciaba que su hija se había ido a Siria convertida en una suerte de prostituta. Había algo de verdad: la joven se había ido a Siria, pero como enfermera, según cuenta Sheera Frenkel, y se había casado con un rebelde, algo que los padres no aceptaban:
Leila, who asked that her real name and details of her identity remain private, says that the entire story is a lie. The only part that is true is that two years ago she left her small village in Tunisia to volunteer as a nurse among the Syrian rebels fighting against Syrian President Bashar al-Assad.
It was there that she met her husband.
“We met and we got married – in an Islamic wedding recognized by the court – and we made a home together,” said Leila. “My family in Tunisia did not accept this, and this is very hard. But they know I am a married woman and not some prostitute on a sex jihad!”
Her husband is currently in Syria fighting among the rebels in Homs. Leila shares a small apartment in the northern Jordanian city of Ramthe with three other Syrian families.
“It was a scandal and some people maybe they believed these lies. But most people knew these were disgusting things said by the regime to try and make our fighters, our husbands, look dirty,” said Leila. “We do not know of any sex jihad here and we have not seen it. It is something invented in the mind of perverted people.”
El reportaje de Frenkel desmonta otros reportajes sobre la ‘Jihad Sexual’, cuyo origen procede del régimen sirio. En el se recoge también el testimonio de Lauren Wolfe, directora de la ONG Woman Under Siege Project:
“We are spending all this time looking at something that has zero evidence behind it. And in the meantime we are ignoring actual rapes that are actually happening,” said Wolfe. “There is something really upsetting to me about this particular story. It’s sensationalizing, almost fetishizing the rape that is happening in Syria, instead of looking at real, prosecutable cases that we know about.”
Con historias sensacionalistas como estas se tapan casos reales de violaciones a mujeres que están sucediendo en Siria, dando incluso la apariencia de un ejército sexual, de voluntarias al fin y al cabo, cuando en realidad suceden simple y llanamente violaciones en los bandos implicados.
Esta historia se lleva desmontando varias veces en distintos reportajes, como este de FP, o este otro de PolicyMic. El de hoy desmonta, además, el único testimonio que soportaba toda esta ‘gran’ historia.