Mal explicada, tomada tarde, con torpeza y siguiendo el mando sobre todo de Alemania, donde una canciller Merkel ha retrasado cualquier decisión por electoralismo y de paso para despertar cierto sentimiento nacionalista, porque es dificil explicarle al ciudadano del frío Berlín que el dinero de sus impuestos tiene que ir a parar a un soleado país mediterráneo.
En cualquier análisis realizado estos días leemos que el siguiente en la lista es Portugal y después le tocaría a España. The Guardian lo ilustra con un efecto dominó, en el que sitúan después a Irlanda, Italia y finalmente el Reino Unido. The Economist es menos gráfico y repite lo que se oye en Bruselas: “La UE no podría ayudar a España”, una economía demasiado grande como para soltar más pasta. La revista tira de recurso fácil (pero efectivo) para ilustrar en portada su análisis:
España prestará a Grecia este año 3.600 millones de euros. Es lo que ha dejado de ingresar la economía española por la caída del sector turístico. Y es más de lo que se destinó al presupuesto de Educación para el corriente año (3.200 millones de euros). Para estar presidiendo la UE nos ha faltado una buena dosis de protagonismo y didáctica. Las explicaciones del Gobierno llegan tarde (hubiera bastado decir un: “hoy por ti, y mañana por mi” o un “cuando veas las barbas de tu vecino mojar…”) . Salgado explica en RNE que España necesita la estabilidad económica en la Eurozona, porque así podrá acceder a créditos con intereses más bajos (más deuda). Está por ver si ese es el efecto logrado. Para calmar a los prestamistas (en última instancia cada uno de los ciudadanos que paga sus impuestos) Salgado ha insistido en que Grecia devolverá la pasta con un 5% de intereses en tres años, “o con más intereses” si lo hace en más tiempo.
Más allá de todos los aspectos económicos, la Unión Europea sale tocada. No hay fuerza política detrás, y sí todos los intereses de cada uno de los estados integrantes. Tampoco hay ninguna consecuencia de la quiebra de una de las economías integrantes de la UE, que ha dejado hacer, no ha controlado, ella que tiene tanta fama de ser el “regulador europeo”.