El Ejército de Gadafi
Moeh Atitar de la Fuente - Thursday 24 de February de 2011
Gadafi pierde terreno. La bandera tricolo (roja, negra y verde) sustituye el trapo verde que impuso Gadafi tras el golpe de Estado de 1965. Al Jazeera emite ya imágenes en directo (con nefasta calidad, pero en directo) desde Libia en las que se puede seguir la comparecencia del ministro de Justicia dimisionado a un grupo de líderes tribales. “Pido a la comunidad internacional que defienda al pueblo libio”, dice el primer cargo importante en abandonar las filas de Gadafi. “Los habitantes de Tripoli tienen que dar el golpe final”, insiste. La batalla por Tripoli se presenta terrible.
Mientras, los Gadafi siguen el guión de todo dictador tambaleante: negar la realidad. “La vida sigue con toda normalidad (…) Desafío a todo el mundo a que me enseñen dónde están todos los muertos que dicen (…) mañana todos los periodistas del mundo podrán ver la realidad, viajar a donde quieran, en avión, por carretera y que juzguen con sus ojos”, ha dicho Saif El Islam. Las palabras las podía haber firmado perfectamente un Al Saaf, aquel portavoz de Sadam que negaba que los tanques estuvieran en Bagdad el mismo día en el que el Ejército de EE UU controlaba todas las entradas.
En declaraciones Al Jazeera en directo, el Ministro de Justicia ha asegurado que Tripoli se encuentra actualmente cerrada por carretera. Todo parece señalar que los Gadafi han concentrado su poder militar en la capital, compuesto sobre todo por mercenarios de otros países y brigadas que responden directamente a los Gadafi (especialmente la guardia presidencial). La estructura más sólida del Ejército libio son las unidades mecanizadas (carros de combate).
Y esas unidades, no responden necesariamente a la rapidez que se requiere para aplastar un levantamiento popular. Demostró su ineficiencia en la guerra del Chad — conocida también por la guerra de los Toyota — en la que los movimientos rápidos de chadianos no podían ser respondido por las unidades mecanizadas. Esa guerra le enseñó mucho a Gadafi, y por eso, desde entonces y no ya ahora, ha reforzado su Ejército con mercenarios (algunos de ellos precisamente del Chad), que no dejan de ser un arma de doble filo: pueden actuar sin ningún problema contra la población civil (no hay confraternización posible), pero solo actúan hasta que fluya el dinero y si las cosas se ponen realmente muy feas allí se quedarán solo Gadafi.
La clave está ahora en Tripoli, y cuanto durará el escudo sólido del que presume Gadafi y el nivel de desafección que vaya dejando atrás. Sus intenciones son resistir hasta el último momento. Es la única salida que el mismo se ha puesto.
Estoy siguiendo la parte “militar” de las revueltas y todo lo que he visto es material abandonado o capturado por los “rebeldes” en el este del país. Parece que Gaddafi no se fiaba mucho de los habitantes de la zona porque todo lo que había allí parece viejo, oxidado y cochambroso (T-62, T-55, BMP-1, SA-2, G.222). Lo mejor de sus unidades mecanizadas (T-72) deben estar en la capital. Allí, en un entorno semiurbano, sí marcan la diferencia, en especial si te enfrentas a civiles pobremente armados.
Por cierto, la historia de las Toyota Wars me parecen apacionantes.
Sigo tu blog desde hace mucho, pero creo que es la primera vez que comento.
Creo que Lobo tiene bastante razón en eso, Los T72 pueden controlar bastante bien una zona urbana, y sobre todo son invulnerables a los ataques que la insurgencia pueda mandarles. Si los mercenarios se mantienen en su sitio, si no ya por lealtad a quien les paga, al menos por salvar el pellejo, porque el pelotón de fusilamiento es lo único que le espera a los que sobrevivan, puede ser un sitio bastante duro.
Eso sí, si se les corta el suministro desde fuera, es sólo cuestión de tiempo. El 10% de un país no puede contener al 90% restante. Lo que parece claro es que el sátrapa Gadafi venderá cara su piel, y morirá matando.